Es muy importante fijarnos en los negocios de los demás para poder mejorar el nuestro. Estos últimos meses he viajado a algunas ciudades europeas, a título personal o por trabajo, algo que me ha ayudado a ver con otra perspectiva ciertos puntos que deberíamos tener en cuenta los retailers o cambiar. De esta forma, podrían inspirarnos para adaptarlos y hacer más atractiva, gastronómicamente hablando, Barcelona.
Viajar es siempre una buena forma para descubrir y fijarnos en otros aspectos que habitualmente no dedicamos mucho tiempo porque en el día a día vamos con prisas. Es por eso que, cuando viajo, no puedo dejar de fijarme en el sector retail. De esta forma puedo observar, aprender y coger inspiración para poder implementarla y compartirla en mis proyectos. Como retailer, investigar qué se está haciendo y qué se cuece en otros lugares, me ha ayudado a encontrar nuevas oportunidades que podemos aprovechar aquí.
Por ejemplo, hace unas semanas, cuando estaba en Milán, tenía mucho interés por conocer un establecimiento muy conocido que aparece en muchas redes divulgando mundialmente la focaccia. Mis expectativas eran muy altas, todo hay que decirlo, pero al conocerlo, toda la ilusión que tenía se vino abajo. Si en los vídeos que había visto grabados aquí se respiraban sonrisas, vitalidad, energía y ganas de servir, yo me encontré con todo lo contrario: un equipo más bien enrabiado, con poca energía. En la puerta había un cartel de “se busca personal” diseñado con poca gracia.
Es posible que fuera un mal día para el equipo, pero en el retail, hay que cuidar los pequeños detalles siempre, porque de ello dependerá que el cliente regrese, más aún, si se quieren crear sucursales. Lo cierto es que me fui sin probar bocado. Me había quedado con ganas de probar una focaccia y me llamó la atención en el camino una charcutería impecable, Macelleria Faravelli, que me sorprendió especialmente por la distribución de sus productos.
Al entrar a la tienda, la reacción del equipo fue un saludo enérgico: Buon Giorno! Les pregunté si podían rellenarme una focaccia con mortadela de trufa, y me dijeron que sí, que por supuesto. El resultado fue que conocí un lugar con una materia prima espectacular, un producto sensacional y un servicio de alfombra roja. La posibilidad de crear oportunidades es continuo. La charcutería, sin saberlo, tiene la oportunidad de crear un nuevo servicio de rellenar focaccias y así abrir una nueva línea de negocio.
Desde el primer momento el trato fue impecable. Energía, ilusión y simpatía. Estos conceptos, que definen el ambiente del lugar, son los que debemos tener en cuenta en nuestros negocios de retail para que la experiencia del cliente sea inolvidable. Desde ese momento, siempre recordaré esta charcutería de Milán.
Otro de los establecimientos que consiguen este efecto wow, aunque en otro sentido, es el supermercado Whole Foods Market. Está especializado en productos naturales y orgánicos, promoviendo la producción sostenible. Me encanta pasar a visitarlo cuando estoy en Londres, para ver cuál es su nueva selección de producto. Es posiblemente uno de los supermercados de alimentación más impactantes, donde podemos coger muchas ideas para Barcelona, y no solo en alimentación, ya que el aprendizaje, con respecto al márketing, sirve para otros sectores de retail.
Roma es otra de las ciudades donde podemos pasearnos y aprender mucho sobre los negocios. Durante mi último viaje, conocí la charcutería gourmet, Angelo Feroci, donde me quedé maravillado por su producto de alta calidad y la altura de su mostrador, con unas imponentes estructuras de mármol. Después de cinco minutos observando la espectacular exposición de producto, no pude resistir la tentación de comprar.
En Barcelona varios negocios trabajan muy bien el retail, como es el caso de Jon Cake. El chef pastelero abrió a principios de año su segunda tienda en la ciudad, en la calle Gelabert de Barcelona, entre el Eixample y Les Corts. Un punto de venta con obrador y espacio para degustar sus productos, donde más allá de sus famosas tartas de queso, encontramos, como maridaje perfecto, una carta de vinos para completar la experiencia, por eso se llama Jon Cake & Wines.
En Francesc Macià, luce Camarasa, una tienda gourmet que ofrece una experiencia muy singular en la esquina más codiciada de la plaza, junto a la Avenida Diagonal, donde antes se encontraba la emblemática zapatería Padeví.
Camarasa es un local que te invita a comer con los ojos y tiene un espacio bien cuidado y diferencial. La familia propietaria hizo reconstruir la fachada y el diseño, combinando un color beige claro, en sintonía con el resto del edificio, con puertas negras y dos imponentes columnas de estilo dórico que presiden la entrada.
El interior del establecimiento está hecho a medida y en el mismo se puede encontrar prácticamente de todo: hay tienda de productos gourmet, frutería, charcutería y cava de quesos. También comida para llevar y restaurante. Pocos conceptos se han quedado al margen en Camarasa, cuidando los básicos del retail, como debe ser, demostrando que Barcelona también se mueve.