El corazón del barcelonés barrio del Poble–sec esconde un pequeño restaurante por el que merece mucho la pena dejarse caer de vez en cuando. Ubicado en la calle França Xica, Casa Xica abrió sus puertas hace ya diez años y se ha consolidado como uno de los contados referentes gastronómicos de esta parte de la ciudad gracias a una propuesta disruptiva que fusiona la cocina asiática con la catalana. Sus platos no dejan indiferentes, más bien sorprenden, solo hay que comprobarlo eligiendo de la carta una curiosísima tortilla mar y montaña elaborada al estilo Okonomiyaki.
Detrás de esta original y a la vez atrevida cocina de mestizaje se encuentra el matrimonio formado por Raquel Blasco y Marc Santamaria. Ambos son chefs y durante una larga etapa de su vida residieron en Shanghái, donde dirigieron tres restaurantes de cocina española. Previamente, habían trabajado también en Londres. Hace doce años regresaron a Barcelona con ganas de abrir su propio restaurante y fue entonces cuando idearon esta fórmula de cocina catalanoasiática que combina ingredientes mediterráneos —solo emplean aceite de oliva— con las técnicas y métodos de elaboración que aprendieron en China. El resultado es una cocina marcada por la mezcla y muy disfrutona, ya que son platos cargados de sabor y contrastes que convierten la velada en una experiencia diferente a la vez que íntima, ya que se trata de un local ideal para ir con pareja, con sólo ocho mesas y un servicio de sala excelente.
“Somos rigurosos con la técnica, pero nos gusta desmelenarnos con los ingredientes y las mezclas”, explica Raquel Blasco. Según la chef, muchos comensales llegan al local después de asistir, por ejemplo, a una función del cercano Teatre Lliure y, cuando ven la carta, admite que se asustan. “Siempre les digo que si no les gusta, no les voy a cobrar”, asegura, tras añadir, obviamente, que todo el mundo paga y sale contento por haber disfrutado de una experiencia gastronómica diferente. Muchos de estos clientes escépticos han acabado por convertirse en clientes habituales, por lo que se recomienda reservar siempre mesa con antelación, especialmente los viernes y sábados.
En diez años, Blasco y Santamaria han ideado hasta 550 platos, con continuos cambios de carta, pero hay algunas propuestas que son un must de la casa y que no han podido erradicar de la carta, como sus icónicos fideos de soja verde, gamba roja y tobiko, y su increíble bao casero relleno de rabo de buey. No es un bao cualquiera, es supremo, por lo que guardan en secreto la receta, que admiten que se aleja del estilo asiático, al someterse a un proceso de doble fermentación y elaborarse con aceite de oliva en lugar de manteca de cerdo.
Para celebrar este décimo aniversario, los propietarios de Casa Xica han autoeditado un libro para compartir con sus amigos y clientes las diez recetas que más les identifican. No ha sido nada sencillo escoger entre las más de 500 creaciones que han salido de sus fogones, pero, evidentemente, en el libro, de 80 páginas, aparecen en una posición privilegiada los fideos de soja verde y el bao de rabo de buey. Prologado por Albert Raurich —chef del restaurante Dos Palillos—, el libro detalla las recetas de cada plato y se acompaña de abundantes fotos tanto de los ingredientes como de los platos acabados, todo ello aliñado con unos textos de la periodista Núria Bigas donde se desgranan también anécdotas que contribuyen a definir el peculiar estilo que caracteriza a Blasco y Santamaria.
La cabeza de rape al pil-pil con pasta de arroz o el tartar de calamar con ajoblanco de coco y lima son otras de las recetas incluidas en el libro, que no se olvida de otros platos emblemáticos como el cochinillo crujiente estilo Hong Kong, las supersabrosas gyozas de hígado de bacalao con gamba y espinacas, o la desconcertante tortilla Okonomiyaki de panceta y gamba. Todas estas creaciones pueden ya disfrutarse de nuevo en Casa Xica, que acaba de estrenar la carta de conmemoración del décimo aniversario (10 años, recap), integrada por catorce platos —a un precio que oscila entre los 8 y los 20 euros— y que incluye también la posibilidad de disfrutar de un menú de degustación por 60 euros. El carpaccio de pies de cerdo con salsa de yema de huevo o el curry Penang de foie y setas son otras de las propuestas de Casa Xica, sin olvidar el Buta kimchi de pluma ibérica o las berenjenas chinas ahumadas con miso caramelizado y frutos secos a la cantonesa.
Dice Raurich en el prólogo que la cocina de “Rak y Marc” es “un reflejo de cómo son ellos. Una cocina divertida, fresca, desenfadada, sabrosa, llena de matices y texturas, mezcla de calle asiática, playa de Blanes y de suburbio neoyorquino y sin ninguna pretensión más que querer agradar y hacer feliz a la gente”. “Buena gente, auténtica, que tiene claros sus principios y filosofía de vida. No hay Coca-Cola porque no creen en ella, no hay vino comercial, porque no les interesa”, apunta el reconocido chef de Dos Palillos, que es vecino del restaurante.
El libro conmemorativo con las recetas más icónicas de Casa Xica está a la venta por 15 euros desde esta semana en el propio restaurante, con la posibilidad de combinarlo con una edición especial del vino de la casa, por 30 euros. Se trata de un vino natural de color rojizo elaborado por Ignasi Seguí —de Vinyes Singulars— con un coupage de las variedades Xarel·lo, Sumoll, Parellada y Macabeu. A finales de año, para cerrar el aniversario, Casa Xica organizará también cenas a cuatro manos, es decir, con la participación de otros chefs y restaurantes amigos.
El local, ubicado en França Xica con la calle Concordia, abre todas las noches de martes a sábado y, de jueves a sábado, sirve también comidas a mediodía. Los domingos y lunes está cerrado. El tique medio ronda los 45 euros. Desde hace dos años, en verano, coincidiendo con el Festival Grec, los dueños de Casa Xica gestionan Farm to Table, el restaurante efímero que se instala en los jardines del Teatre Grec y que cuenta con una de las mejores terrazas de la ciudad para disfrutar de una cena con puesta de sol.