Emoción. Ojos llorosos. Abrazos. Aplausos. Satisfacción. Orgullo por todo lo conseguido y esperanza en un futuro que auguran aún mejor. Las distintas generaciones de la familia Puig se han sumergido este viernes en un tsunami emocional durante el acto simbólico de toque de campana, celebrado en la Bolsa de Barcelona. Para una compañía familiar con 110 años de historia, el salto al parqué supone un auténtico hito y abre una nueva etapa que, en palabras de su presidente, Marc Puig, se presenta “prometedora”.
Con esta histórica operación, la familia ha puesto precio a su negocio —Puig se ha valorado en Bolsa en 13.900 millones de euros—, ha estructurado el proceso de sucesión y relevo generacional, y ha obtenido nuevos recursos para financiar su ambicioso plan de crecimiento, que aspira a consolidar el grupo entre las principales empresas mundiales del sector de la belleza, cosmética y moda, codeándose con grandes firmas internacionales como L’Oréal, LVMH, Estée Lauder o Kering. Todo ello sin perder ni renunciar al control de la compañía, todo lo contrario: los Puig han salido a Bolsa mediante una sofisticada operación financiera que les permite mantener el 71,7% del accionariado y el 92,5% de los derechos políticos o de voto.
El debut de Puig en los mercados es también muy importante para Barcelona, ya que supone terminar con la larga sequía de operaciones que ha vivido el emblemático edificio de la Bolsa en el Paseo de Gràcia. De hecho, para encontrar una operación similar de salto al mercado continuo, aunque de un volumen muy inferior, hay que remontarse hasta 2007, cuando debutó Fluidra. Todo indica que no habrá que esperar otra vez tantos años para volver a ver un toque de campana en la plaza barcelonesa, ya que Europastry, el grupo de panadería y masas congeladas de la familia Gallés, ya calienta motores para salir a Bolsa en los próximos meses.
La excepcionalidad del acontecimiento vivido este viernes en Barcelona, acreditado por la numerosa prensa que ha asistido, no es para menos: la salida a Bolsa de Puig es la más importante del mundo en lo que va de año y la más relevante del mercado español desde 2015, cuando debutó Aena. Varios centenares de personas han acompañado a Marc Puig en la cuenta atrás y en el simbólico toque de campana que ha marcado el inicio de la cotización de las acciones del grupo de perfumería a las doce del mediodía. Este público estaba integrado, fundamentalmente, por los miembros de la familia y por el equipo directivo de la compañía, junto con representantes del consejo de administración —como Jordi Constans— y otros invitados como banqueros, asesores e inversores. Ni rastro de políticos.
Aunque el aforo era limitado, se ha echado de menos, sin embargo, una mayor presencia de la clase empresarial barcelonesa. Solo han acudido los presidentes de tres de las principales organizaciones empresariales de la ciudad: Josep Sánchez Llibre (Foment del Treball), Jaume Guardiola (Cercle d’Economia) y Maite Barrera (Barcelona Global). También estaba Antoni Esteve, representante de la familia Esteve, con quien los Puig comparten la propiedad de Isdin. Entre los banqueros que han asistido al debut bursátil destaca Jaume Massana, director de negocio y responsable de toda la red de CaixaBank. También hay que tener en cuenta dos grandes ausencias: no se ha visto al presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu, que es consejero de Puig y que ultima una respuesta al interés de BBVA por adquirir la entidad que lidera; y tampoco a Ángel Simón, consejero delegado de CriteriaCaixa, que ha invertido 425 millones de euros para comprar el 3,05% de las acciones de Puig.
Antes del toque de campana, Marc Puig, ha rendido durante su discurso un sentido homenaje a sus antecesores y ha agradecido la labor de los más de 11.000 empleados del grupo. “Ha habido curvas y altibajos en el camino. Hemos sido capaces de superar todas las dificultades y es un orgullo ver hasta dónde hemos llegado. Hemos alcanzado metas que ni nosotros mismos nos hubiéramos podido imaginar”, ha destacado, tras expresar su satisfacción por el alto interés y apetito que los inversores han demostrado por invertir en la compañía. Las acciones de Puig se han estrenado en Bolsa a un precio de 24,50 euros, en la franja más alta de la horquilla de valoración que se había estimado: más de 13.900 millones, lo que la convierte en la empresa número 15 del ránking de compañías españolas por capitalización, situándose justo después de Repsol. Se espera que entre a formar parte del Ibex 35 a finales de año. Al empezarse a negociar libremente en Bolsa a partir de las doce del mediodía, las acciones han llegado a revalorizarse hasta un 8%, al subir hasta 26,50 euros, aunque a lo largo de la jornada el valor ha vuelto al punto inicial de 24,50 euros, de forma que este primer día de cotización se ha cerrado plano.
“Si hemos volado tan alto es porque nos hemos apoyado sobre los hombros de unos gigantes”, ha dicho el presidente de Puig en referencia a su abuelo, fundador del grupo, y a los cuatro hermanos —entre ellos su padre— que catapultaron la empresa hacia el éxito, internacionalizándola y diversificándola. “Nuestros padres apostaron por el diseño, el buen gusto y la modernidad; y nuestra generación ha sabido recoger el testigo”, ha expresado. “Mi abuelo nos dijo: feu pinya, que junts sereu més forts. Hemos sabido hacerlo. Estoy convencido de que nuestros predecesores hoy se sentirían muy orgullosos”, ha subrayado Puig, en un acto que también ha servido para presentar la nueva identidad visual y el nuevo logotipo de la compañía.
El presidente ha destacado que la familia “hasta ahora ha gestionado una empresa privada como si fuera cotizada y que, a partir de ahora, gestionaremos una empresa cotizada como si fuera privada”, en referencia a que seguirán guiándose por los valores familiares, que exigen tener puestas siempre “las luces largas” y el pensar en la siguiente generación. “Seguiremos aplicando el Puig way: creo que tenemos un futuro prometedor por delante”, ha concluido el empresario, que ha recibido un largo aplauso por parte del auditorio.
Dueña de marcas como Paco Rabanne, Charlotte Tilbury, Carolina Herrera, Nina Ricci o Jean Paul Gaultier, Puig registró en 2023 una cifra récord de ventas netas de 4.304 millones de euros, lo que representa un incremento del 19% respecto a 2022. El beneficio neto se elevó hasta los 465 millones de euros (+16%). La empresa controla 17 marcas y opera en 32 países.