Internet de las Cosas, big data, inteligencia artificial, robótica, impresión 3D… Estas son algunas palabrejas que han invadido el día a día para describir cómo las fábricas de toda la vida se están transformando y cambiando su manera de producir. Lo están haciendo a base de introducir mucha tecnología que les está permitiendo digitalizar procesos como el diseño, la producción y la distribución, con el objetivo de conocer qué pasa en cada momento en las cadenas de montaje y tomar mejores decisiones.
Cuesta entender muchas veces qué hay detrás de todos esos términos, la mayoría de veces pronunciados en inglés, pero Ramon Pastor, vicepresidente y director general mundial del negocio de impresión 3D de HP, los traduce con facilidad. “La cuarta revolución o industria 4.0 consiste en regresar a la figura del artesano a quien se le pedía que hiciera una cuchara de madera en el mundo preindustrial, es decir, fabricar localmente, bajo demanda y personalizando el producto, pero haciéndolo de manera escalable y sostenible”, ha expuesto Pastor en una nueva sesión del ciclo The New Barcelona – Moments Estel·lars, organizado por The New Barcelona Post con la colaboración de CASA SEAT, Must Media Group y Barcelona Global. El alto directivo de HP ha estado acompañado por Pere Navarro, delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona (CZFB), gran promotor i divulgador de la Indústria 4.0.
Para ello, ha continuado Pastor, la introducción de nuevas tecnologías juega un papel indispensable. Entre otras cosas porque permite mejorar la producción en cadena que llegó a principios del siglo XX y acabó provocando la deslocalización de las fábricas a países donde salía más barato, sin olvidar la contaminación que se generaba luego con el transporte hasta llegar al cliente y la sobreproducción que se generalizó para adaptarse a un mercado insaciable. “Para Catalunya, que es un país de pymes, la cuarta revolución industrial es muy importante porque, por primera vez, las economías de escala no existen. Una fábrica pequeña tendrá, más o menos, los mismos costes que una grande porque los costes fijos bajarán radicalmente, esto es una oportunidad brutal para las pymes”, ha remarcado el también director general del campus de la multinacional en Sant Cugat del Vallès.
Ahí es donde también entra el CZFB como entidad pública que dedica los recursos que gana alquilando los terrenos industriales que tiene en la Zona Franca a fomentar nuevos modelos de negocio. “Hablamos de promoción económica pero también de la nueva industria. Antes las revoluciones industriales venían cada 100 años, ahora estamos en una revolución permanente. Se está produciendo una avalancha de tecnología en muy poco tiempo. Nosotros, desde el sector público, intentamos poner las máximas facilidades para que todo esto emerja y crear oportunidades. Lo que nos interesa es que las empresas tiren adelante”, ha expuesto el delegado del CZFB.
Un ejemplo de cómo hacer de palanca para la industria es la incubadora de impresión 3D que creó el consorcio en 2019. Desde entonces, ha servido para hacer viables y acelerar los planes de más de 100 empresas. Y se ha fabricado de todo: desde prótesis a vehículos y motos, incluso instrumentos musicales. Ese es el caso de Odisei Music, una startup barcelonesa que quiso encontrar la forma de fabricar saxofones para facilitar su transporte cuando se viaja. “El límite es la imaginación”, ha advertido Navarro.
“La impresión 3D traslada los bits a átomos, es decir, el mundo virtual al mundo físico. Y todo esto sin intermediarios”, ha concretado Pastor. De hecho, HP no está muy lejos de la incubadora del CZFB, siendo una de las empresas que aporta equipos. Además, la multinacional también está presente en el DFactory Barcelona, un complejo impulsado por el consorcio que está dedicado a la industria 4.0. La empresa con sede en Palo Alto (California) es una de las que más metros cuadrados ocupa, con la instalación de una fábrica de impresión 3D, unidad de negocio cuya sede de desarrollo mundial se encuentra en Sant Cugat.
“Barcelona tiene muchos elementos para ser un actor clave de esta transformación”, ha remarcado Pastor. En primer lugar, están universidades como la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), generadoras de un talento local bien preparado y que resulta más asequible si se compara con los ingenieros de Alemania o Estados Unidos. “Somos muy competitivos”, ha remarcado el directivo, a lo que se suma que la ciudad es capaz de atraer perfiles de otros países. Luego está el tejido industrial catalán, protagonizado por unas pymes que ahora se pueden beneficiar de la nueva industria, pero acompañado también por sedes centrales y hubs de referencia de multinacionales como HP y ABB. “Se nos ve como un territorio que está tomando la iniciativa y que puede ser líder”, ha valorado en una sesión moderada por el periodista y profesor de la UPF-BSM Toni Aira.
“Pensar en grande”
“Nos lo tenemos que creer más”, ha defendido Navarro. “Barcelona y Catalunya tienen todos los ingredientes para ser excelentes, lo que nos frena a veces es que no nos lo creemos suficiente”, ha agregado. También es importante, ha subrayado, no perder el tren y sumarse a la ola de cambio rápidamente: “O nos adaptamos o desapareceremos”.
En ese sentido, Pastor ha hecho un llamamiento a las administraciones a tener claro en qué hay que invertir en la industria para no perder el liderazgo incipiente. “Hemos tenido y tenemos una política industrial errática. No sabemos apostar por ciertos vectores y se pone dinero en todo. Cuando no escoges, eres normal en todo pero no eres excelente en nada. Es un tema de actitud. Nos lo tenemos que creer y pensar en grande: desde aquí podemos liderar”, ha avisado. “Debemos tener claro que ahora tenemos una ventana de oportunidad para ser líderes. Debemos actuar ahora, antes de que estas nuevas tecnologías sean mainstream“, ha resaltado, tras reiterar la necesidad de “poner el foco y apostar por la innovación industrial”.
Ambos también han puesto sobre la mesa la necesidad de alinear mucho mejor los ciclos de formación a las necesidades reales de las empresas. “No existe ningún ciclo de formación para operadores de máquinas 3D”, ha ejemplificado Pastor, que sí se ha felicitado por la reciente puesta en marcha de un master en la UPC de ingeniería para fabricación aditiva.