Detectar de manera precoz, fácil y accesible el Alzheimer a través de una analítica de sangre puede permitir probar nuevos fármacos y mejorar los tratamientos centrados en frenar esta enfermedad, que aún hoy en día se diagnostica tarde, cuando ya hay síntomas evidentes y después de pruebas invasivas y caras. Desde la capital catalana, el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, quiere hacer avanzar esta investigación con la puesta en marcha de un laboratorio puntero en toda España que se dedique a encontrar biomarcadores en sangre que faciliten el diagnóstico de esta enfermedad neurodegenerativa. Como biomarcador se entiende toda aquella sustancia que da información sobre una enfermedad, como pueden ser las que contienen un análisis de sangre o una muestra de orina.
El nuevo laboratorio estará ubicado en la primera planta del edificio que acoge la fundación y el BBRC, en el campus de la Ciutadella de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), con una superficie total de 4.500 metros cuadrados. Esta sede, inaugurada en 2016, es donde se realizan la mayoría de pruebas del Estudio Alfa, la principal investigación que ha llevado a cabo el centro de la Fundación Pasqual Maragall, formada por una muestra de más de 2.700 personas sanas, la mayoría hijas de enfermos de Alzheimer. A partir de los datos extraídos en este estudio, que se inició en 2013, los investigadores del BBRC han encontrado biomarcadores que están relacionados con la fase preclínica de la enfermedad, que puede iniciarse hasta 20 años antes de la llegada de los síntomas clínicos.
Precisamente, un estudio reciente del BBRC, liderado por el doctor Marc Suárez-Calvet, ha permitido descubrir que una proteína cerebral, la ácida fibrilar glial (GFAP por las siglas en inglés), es un biomarcador preciso para diagnosticar el Alzheimer en fases iniciales. Esta proteína se encuentra en niveles más elevados en personas con Alzheimer y llega en pequeñas cantidades a la sangre. Con los aparatos que habrá en el nuevo laboratorio de la fundación, se podrá detectar su presencia en una muestra extraída a partir de un análisis de sangre, aunque tenga una concentración muy baja.
Un estudio reciente del BBRC, liderado por el doctor Marc Suárez-Calvet, ha permitido descubrir que una proteína cerebral, la GFAP, es un biomarcador preciso para diagnosticar el Alzheimer en fases iniciales
La obtención de esta muestra a partir de un análisis de sangre será un mecanismo más fácil y accesible que la prueba de referencia actual para detectar el Alzheimer, la punción lumbar, que requiere una intervención quirúrgica, no la toleran todos los pacientes y no se puede repetir con frecuencia. En este sentido, Suárez-Calvet, remarca que, si se consiguen generalizar las analíticas de sangre como mecanismo para diagnosticarlo, se podrá hacer más investigación, generando más posibilidades de encontrar nuevos fármacos y tratamientos que, como mínimo, permitan modificar el avance de la enfermedad.
Además, la tecnología que estará disponible en el laboratorio permitirá automatizar procesos, obteniendo de este modo unos resultados más robustos y precisos. Para poder adquirir esta maquinaria ultrasensible, la Fundación Pasqual Maragall lanzó una campaña para recaudar 150.000 euros a mediados de septiembre. Pocos días antes de acabar el plazo, se ha conseguido captar más de 145.000 euros.
“Nos habíamos vuelto escépticos en poder diagnosticar el Alzheimer con un análisis de sangre, pero se ha producido un cambio en los últimos años”, expone Suárez-Calvet. Hace un año, el mismo equipo que lidera este investigador identificó otro biomarcador que lo permite hacer, la proteína tau, que se encuentra en las fases iniciales de la enfermedad. “La investigación en el campo de los biomarcadores del Alzheimer en la sangre está avanzando a tal ritmo que estamos convencidos de que en un futuro próximo podremos detectar los cambios silenciosos que se producen en el cerebro con un simple análisis de sangre solicitada por el médico de cabecera. Esto nos permitirá probar tratamientos antes de que el daño neuronal sea irreversible”, añade. A la espera de esta gran transformación en la aproximación del Alzheimer, el nuevo espacio de investigación del BBRC, que ocupará unos 150 metros cuadrados, prevé contar con una plantilla de unas diez personas de aquí a un par de años que contribuirá a hacerlo posible.