Barcelona aún no ha tocado techo en restaurantes japoneses: siguen y siguen abriendo, aún cuando algunos creen que se ha alcanzado la saturación o la capacidad de aportar novedades. Pero entre los más sibaritas y los más batalleros, el catálogo nipón sigue sumando puntos gracias a propuestas ricas, bien perpetradas, divertidas y que incitan a la gula y a repetir incursión. Sucede en el caso de la familia Monster Sushi, que en otoño estrenó su última incorporación, en pleno Eixample barcelonés, en Aribau, 3.
El espacio de Monster Sushi ya es de por sí un reclamo, con altísimos techos y diversas áreas que se alinean y complementan, entre la escenografía tipo izakaya, o de moderno restaurante de sushi que bien podría encajarse en Tokio o Nueva York. Ladrillo vivo, piedra, o paredes intencionadamente desconchadas que podrían dar carácter a una galería de arte pero que aquí son el marco perfecto para darse un festín de sushi o de platos calientes. Siempre con punto algo gamberro que sorprende y encandila tanto al público más joven como al que tiene más rodaje japo y carece de prejuicios.
Desde su primera apertura en Gala Placídia, en 2010, la pareja de venezolanos integrada por Fabiola Lairet y Ricardo Figuera supieron propulsar un producto de calidad con una solvente técnica japonesa, que la chef había adquirido en la cuna del sushi y en EEUU, y una envoltura con chispa.
Está muy bueno
Sus rolls están decididamente buenos, se percibe la frescura de cada ingrediente, el arroz suele estar impecable y, más allá de algunas combinaciones comunes a muchos restaurantes (aquí bien ejecutadas), aparecen toques rompedores o algún elemento aparentemente chocante que añade punch.
Los puristas del sushi podrían ver herejías donde otros encuentran fronteras abiertas y estímulos para que el paladar no se aburra y el comensal salga con ganas de volver. Porque su repertorio de top rolls más explosivos incluye atómicas tentaciones como el Anticuchero (Langostino en tempura, aguacate y queso crema, cubierto de pez mantequilla y salsa anticucho, que le aporta un guiño peruano). O travesuras como el Bad Boy (solomillo de buey salteado, setas shiitake, aguacate, cebollitas caramelizadas).
Las opciones de rolls son algo más convencionales, con el salmón como ingrediente estrella en muchos de ellos, pero bien elaborados, presentados y explicados por un personal atento que conoce bien cada una de las fórmulas magistrales. Hay combos idóneos para compartir, hay sashimi notable, hay pecaminosos bocados como el nigiri de atún y foie caramelizado…
En caliente también
Pero acaso uno de los elementos más destacables de la casa es que más allá de hacer justicia a su nombre, su cocina caliente también obtiene buena nota, con platos de traca como su Crispy Duck. Se sirve en platillo largo como si se tratase de un tataki, pero lo que en realidad se despliega es un crujientísimo pato al estilo Pekin para comer con palillos. Compite con un Tataki de atún que se funde en la boca y la alegra con su “aderezo especial”. Esta parte top de la carta incorpora también el Monster Steak para los más carnívoros: “lo mejor del buey al punto que desees”, fileteado y con su salsa secreta.
Grupo y marca en expansión
El nuevo local forma parte de la expansión que lleva a cabo The Umai Group, creado en 2020 con la incorporación de nuevo capital inversor. Fueron desplegando el Monster Sushi de Girona, 68, así como su otra marca Robata, en Enric Granados, y reforzando el Delivery que ya se había iniciado en 2018 con el Monster Sushi Delivery de Muntaner. En paralelo el sello ha desembarcado en Madrid y prepara otros lanzamientos en diversas ciudades.