El emblemático establecimiento se encuentra en la calle del Bisbe, frente al Palau de la Generalitat.
El emblemático establecimiento se encuentra en la calle del Bisbe, frente al Palau de la Generalitat.

La histórica Cereria Lluís Codina da paso a una tienda de turrones Virginias

Hace tres años, una tienda de alpargatas sustituyó a la Antiga Cereria Lluís Codina, que había bajado la persiana tras casi 200 años de historia. Desde este mes, el local inicia una nueva etapa de la mano del fabricante de turrones Virginias.

No todo son cierres en la Barcelona pandémica. En vísperas de la Navidad, Virginias acaba de abrir en el corazón del barrio Gòtico su primera tienda en la capital catalana y lo ha hecho en un local emblemático que goza del máximo nivel de protección por parte del Ayuntamiento, ya que está considerado como establecimiento de gran interés para la ciudad. Se trata de local del número 2 de la calle del Bisbe, que hasta 2016 acogía la Antiga Cereria Lluís Codina, un negocio que se había dedicado a la venta de velas desde el año 1825.

La histórica cerería, al lado de la Casa dels Canonges y junto al Palau de la Generalitat y la Plaça Sant Jaume, cerró después de una década de decadencia acelerada por la crisis del momento y por la prohibición de encender cirios en el interior de la cercana Catedral. Un año después de bajar la persiana, en el local se instaló la alpargatería Dos Espadrilles, conservando toda la decoración original interior y exterior y también el mobiliario.

La tienda de Virginias ha conservado el mobiliario y la decoración interior y exterior.

Ahora, el propietario de la alpargatería, que tiene otra tienda en la misma calle, ha optado por reorientar la actividad del establecimiento como consecuencia de la ausencia de turistas. En lugar de cerrar, se mantiene como inquilino pero venderá turrones en lugar de alpargatas al haberse asociado con Ángel Jubete, el propietario de otra marca emblemática catalana, Virginias.

“Soy un enamorado de la Cereria Lluís Codina; era cliente de la tienda cuando vendía velas y se da la circunstancia de que conocía a los dueños de la alpargatería y hemos llegado a un acuerdo para dar continuidad al local”, explica Jubete al The New Barcelona Post.

Nueva vida de la marca tras suspender pagos

Este empresario, muy conocido en Lleida, rescató a través de la empresa Acrimont Foods la marca Virginias en 2019 después de que suspendiera pagos a finales de 2017. Tiene en marcha un plan de crecimiento que pasa por alcanzar una facturación de 20 millones de euros en un plazo de diez años y que marca como prioridad la creación de una red de tiendas propias de venta de turrones. Ya posee dos establecimientos ubicados en Reus —donde nació Virginias— y en Agramunt —la capital catalana del turrón— y ahora acaba de abrir de forma simultánea dos tiendas más en Barcelona y en Madrid.

Àngel Jubete, propietario y director general de Acrimont Foods, la empresa dueña de la marca Virginias.

Según Jubete, el local del Gòtico no será el único de Virginias en la capital catalana, donde prevé abrir, como mínimo, dos tiendas más. Ya tiene localizadas ubicaciones en el entorno de Las Ramblas y de la Sagrada Familia. “Busco comercios emblemáticos, locales con historia en los que vender un producto que también tiene mucha historia; haremos de Barcelona uno de los estandartes de la marca”, afirma Jubete, que es también dueño de la empresa de productos de jardinería Flower, con sede en Tàrrega.

La tienda en  la antigua cerería se inauguró el 30 de octubre y en ella pueden encontrarse unas 60 variedades de turrón, fundamentalmente de la gama de turrón artesanal, que se comercializa con la marca El Taller de Virginias. Se trata de barras de elaboración artesanal procedentes del obrador de Agramunt y que tienen un precio de venta al público de entre 7 y 10 euros.

Por prudencia, con este panorama, lo lógico sería no abrir, pero queremos ver qué pasa; la gente ha reaccionado muy bien, estamos muy contentos de como han ido las ventas estas primeras semanas

“No hemos tocado nada, el local se mantiene intacto”, enfatiza el dueño de Virginias, que se muestra encantado por contribuir a preservar el comercio tradicional y de proximidad. “Por prudencia, con este panorama, lo lógico sería no abrir, pero queremos ver qué pasa; la gente ha reaccionado muy bien, estamos muy contentos de como han ido las ventas estas primeras semanas”, asegura. Según Jubete, “la calle del Bisbe es muy transitada, y no solo por turistas, sino también por los barceloneses”. “Si la gente va al Gótico, seguro que pasa por delante de la tienda”, considera.

Para su ubicación en Madrid, Virginias ha elegido también el centro histórico, un local en la calle de la Sal, en los bajos de un edificio centenario declarado de interés cultural en la denominada Esquina de los Austrias, junto a la Plaza Mayor.

El empresario leridano busca nuevos locales en Barcelona.

Acrimont Foods, la empresa que compró la marca Virginias y parte de sus activos productivos, ha logrado facturar tres millones de euros el primer año de funcionamiento. “Partíamos de cero; la marca Virginias llegó a desaparecer del mercado, en la Navidad de 2018 no estaba en los supermercados”, recuerda el empresario. Tras un esfuerzo titánico por recuperar la enseña, renovar toda la línea de productos y rediseñar todos los envases, Virginias volvió a entrar en los hogares la pasada Navidad, por lo que ahora afronta la segunda campaña de la nueva era.

Confiado en la campaña de Navidad

La línea más comercial de la marca, con fábrica en Reus, está presente en prácticamente todas las cadenas de supermercados, como Caprabo, El Corte Inglés, Alcampo, Condis y Bonpreu. En paralelo, con el reto de incrementar el valor añadido de este producto y desestacionalizar la producción, Jubete lanzó la línea premium, el Taller de Virginias, con planta en Agramunt, y en colaboración con el Culinary Institute of Barcelona (CIB). En total, la empresa emplea a unas sesenta personas.

¿Y qué ocurrirá esta Navidad? Àngel Jubete se muestra optimista. Cree que las restricciones de estos días son un esfuerzo extra para que las celebraciones navideñas puedan ser lo más normales posibles. “Creo que podremos pasar la Navidad en familia; la gente no dejará de comer turrón, ya sea del básico o del más innovador”, concluye esperanzado.