Jon García ha sabido unir su amor por la pastelería con una buena utilización de Instagram y el auge de las entregas a domicilio para crearse todo un nombre en el emergente mundo de las tartas de queso. Aprovechó el exceso de tiempo que le brindó el confinamiento para perfeccionar la receta del pastel de queso de estilo vasco, una de sus grandes pasiones. Analizó cómo se elaboraban algunos de los mejores cheescakes nacionales, como el de La Viña o del restaurante Estimar, para crear una acertada receta propia que le ha llevado al éxito.
García, que había trabajado en la sección de pastelería de restaurantes como El Celler de Can Roca, empezó esta aventura durante la pandemia en su casa y pronto sus amigos, fans de las tartas que les mandaba para que validaran su receta, se ocuparon de propagar lo delicioso que era su pastel de queso. En pocas semanas, y gracias a la cuenta abierta en Instagram con la marca Jon Cake, empezaron a llover los pedidos, con 60 tartas enviadas cada semana a domicilio solo en dos meses.
Ahora, Jon Cake ya ha alcanzado un volumen semanal de 450 tartas, que elabora en un obrador ubicado en la calle Assaonadors, en el barrio del Born, donde acaba de habilitarse también una tienda que se convertirá en un lugar habitual de peregrinaje para los amantes del cheescake.
Aunque la venta online es la que ha permitido volar a Jon Cake, hay motivos para acercarse a su tienda, como poder hacerse con uno de los pasteles de queso de edición muy limitada, ya que de algunas variedades de queso —como el cheddar ahumado, Camembert, cabrales o savarin trufado— sólo elabora diez unidades. Además, Jon García ofrecerá también en su tienda del Born próximamente otro hit, en este caso de la pastelería americana, el brownie, con el que ya está investigando.
En el establecimiento, abierto hace muy pocos días, también pueden comprarse los tres clásicos cheesecakes que García ha popularizado en las redes sociales a lo largo de este último año pandémico: la tarta Jon Cake, la de queso de cabra y la de chocolate. La fórmula que ideó García permite que los pasteles viajen muy bien a casa de los clientes; una vez ahí pueden dejarse atemperar durante unas horas antes de su consumo o acelerar la característica untuosidad del interior con unos segundos de calor en el microondas.
Las tartas de Jon Cake pueden adquirirse en tres formatos que cuestan 12 euros (para dos o tres comensales), 20 euros (para cuatro o seis) o 30 euros (entre 8 y 10 personas). La tienda abre de martes a domingo.
