Un mes y medio antes del primer confinamiento, en la primera semana de febrero de 2020, nació la Barcelona Wine Week (BWW), una feria heredera del antiguo Salón Intervin, que se celebraba dentro de Alimentaria y había ido perdiendo peso en los últimos años. Con gran unanimidad, el sector del vino y Fira de Barcelona decidieron reinventar la feria y el nuevo formato se reveló como muy exitoso y adaptado a los nuevos tiempos.
De carácter anual y con la vocación de ocupar el primer puesto en el calendario internacional de eventos vitivinícolas, la pandemia impidió organizar la segunda edición de la BWW en 2021 y este año la virulencia de la variante Òmnicrom obligó a posponer la feria dos meses, trasladándose el evento a los próximos días 4, 5 y 6 de abril. Conversamos con el presidente del salón, Javier Pagés, sobre las expectativas que tiene con esta segunda edición.
— ¿Cuál es el objetivo de la Barcelona Wine Week?
— Queremos ser la feria de referencia del sector del vino en España. El evento que realmente aglutine a todo el sector español del vino de calidad y que lo represente en toda su diversidad geográfica y varietal. Es una feria con una clara vocación internacional que busca generar negocio para las bodegas y fortalecer la imagen del sector mostrando sus novedades, su dinamismo y cómo va mejorando año tras año. Tenemos mucha ilusión depositada en esta feria porque es muy buena para el sector. Todos debemos apoyarla, será muy positiva para el vino español.
— ¿Tienen buenas expectativas para esta segunda edición?
— Sí, será una edición muy buena; tendremos plena ocupación, con la participación de más de 600 bodegas. Será la segunda edición de un modelo de feria que se vertebra por denominaciones de origen y que, por su diseño, respira vino por todos lados, con un fuerte protagonismo de las catas y con un enfoque 100% profesional. Esta feria está pensada para hacer negocio y prioriza la eficiencia, es decir, que haya un buen retorno para todas las bodegas participantes. Apostamos por la sencillez, la sostenibilidad y por el bajo coste de los stands, que, además, tienen un metraje limitado; no queremos que la BWW se convierta en una carrera para ver quién tiene el mayor stand.
— ¿La participación de empresas será superior a la de la primera edición?
—Sí, sí, las 600 bodegas que ya tenemos confirmadas son más de las que vinieron en 2020, pero mantenemos el mismo espacio expositivo en el recinto de Montjuïc de Fira de Barcelona. En esta edición vendrán grandes marcas que no estuvieron presentes en la primera, como por ejemplo, Protos, Marqués del Atrio, Perelada o el grupo Freixenet.
— Pero todavía hay ausencias, ¿verdad?
— Es cierto que todavía no hemos logrado del todo nuestro gran objetivo: que la Barcelona Wine Week sea verdaderamente la feria del sector del vino español y que no falte nadie que realmente tenga algo que decir o forme parte indiscutiblemente de la imagen del vino español.
— ¿Qué le falta a la BWW para conseguir realmente erigirse en el gran salón del vino español? ¿Hay quien puede pensar que es una feria más centrada en Catalunya por el hecho de celebrarse en Barcelona?
— Esta es una feria totalmente centrada en el vino español, es nuestra especialidad, nuestra diferenciación en el mercado internacional de las ferias de vino. Queremos enforcarnos en el vino que producen todas las denominaciones de origen de España, no sólo las de Catalunya. El hecho de que se haga en Barcelona es porque es una ciudad de ferias, muy atractiva a nivel internacional y también porque es un sitio que está rodeado de importantes zonas vitivinícolas, pero la vocación de la feria es 100% de vino de España y por eso deben estar presentes todas las denominaciones de origen y todas las grandes y pequeñas bodegas para poder dar una imagen completa de la diversidad del vino español al comprador que viene de fuera.
— ¿Todas las denominaciones de origen (DO) españolas participan en la feria?
— No todas, pero prácticamente la totalidad, más de 60 denominaciones de origen, casi el 90% del total.
— Rioja, no está.
— La DO Rioja está representada en la feria a través de muchas de las bodegas participantes, pero es cierto que el Consejo Regulador directamente no tiene un stand. Por filosofía, la DO Rioja no participa nunca en ferias, sólo hace una excepción con la alemana Prowine. Sin embargo, espero poder convencerles en el futuro de que estén.
— Es importante, entonces, que esta segunda edición sea un éxito para asegurar su consolidación en el futuro.
— Lo será. Esta feria quiere aglutinar a todo el sector y crea un espacio de negocio brutal en muy poco tiempo. Cada vez veremos a más empresas que no se podrán permitir no participar en la Barcelona Wine Week. Creo que todos deberíamos tener un mayor sentido de sector, porque el sector del vino es más fuerte, se fortalece, cuando todos apostamos por iniciativas como ésta que crean imagen y potencian al vino español. Pido a las bodegas, especialmente a las grandes, responsabilidad y liderazgo de sector y que sean ellas mismas las que provoquen el gran éxito de esta feria, ya que con su participación la Barcelona Wine Week todavía se agranda más.
— A medida que se logren los objetivos, tendrá que crecer mucho la feia en metraje, ¿no?
— Seguramente sí, pero no es la prioridad. La idea de la BWW no es crecer en metros por crecer, el objetivo es la calidad y conseguir una buena representación de todo el sector. No queremos ir a volumen, sino a valor, y ser un evento premium.
— ¿Cuántos visitantes prevén?
— Esperamos a más de 20.000 profesionales.
— ¿Están pensando en abrir la feria al gran público?
— No, esta es una feria profesional. Un evento que quiere representar todo lo que se cuece en el mundo del vino, hablar de sus retos y preocupaciones y que está muy enfocada a negocio y a crear imagen. Una feria abierta al consumidor final debería tener otro planteamiento.
“Cada vez veremos a más empresas que no se podrán permitirán no participar en la BWW. Creo que todos deberíamos tener un mayor sentido de sector, porque el sector del vino es más fuerte, se fortalece, cuando todos apostamos por iniciativas como esta que crean imagen y potencian al vino español”
— ¿Cómo aseguran el carácter de evento internacional?
— Desde la organización de la BWW nos ocupamos de asegurar la presencia de grandes compradores internacionales y tenemos ya más de 350 confirmados procedentes de más de 40 países; pero vendrán muchos más, éstos son sólo los que traemos nosotros.
— ¿Cómo les puede afectar la guerra de Ucrania?
— Por ahora no esperamos una influencia directa del conflicto bélico en la BWW, sin embargo es evidente que la guerra afecta a las exportaciones de las bodegas españolas hacia el mercado ucraniano, ruso y bielorruso. Pero esto es independiente de la feria. En cualquier caso, Ucrania supone un mercado muy pequeño para el vino español. Rusia sí que es un mercado mayor, pero no tanto como para poner en peligro a una bodega.
— ¿Y los compradores rusos que estaba previsto que vinieran?
— Los compradores rusos no vendrán a la BWW. Se ha cancelado la participación de los doce compradores de ese país que estaban invitados por el programa Hosted buyers; no pueden asistir por las sanciones económicas que la UE ha impuesto a Rusia.
— La última edición de Intervin se celebró en 2018. Visto en perspectiva, ¿cómo valora la decisión de poner fin a ese salón dentro de Alimentaria y crear la BWW?
—La primera edición recibió un feedback, una opinión general muy favorable; el cambio fue muy bien recibido. Las bodegas nos comunicaron que habían podido hacer negocio y muchos contactos y que le daban un altísimo valor al nuevo formato. Los expositores quedaron muy contentos y en esta segunda edición volveremos a demostrarlo. Al inicio nos planteamos si hacer la BWW cada dos años, pero a raíz de ese buen resultado, apostamos por organizarla anualmente, ya que el sector del vino es muy dinámico y creemos que esto debe ocurrir cada año.
— La decisión de dejar Alimentaria, entonces fue acertada.
— Sí, fue acertada, totalmente. El mundo del vino es particular dentro del mundo de la alimentación y tiene suficiente tamaño y vida propia como para tener su propia feria. Creo que fue muy acertado.
— Pero este año, al posponerse la edición de febrero a abril, la feria coincidirá de nuevo en fechas con Alimentaria. ¿Qué efecto puede tener para la BWW?
— Nosotros estaremos en Montjuïc, en un recinto ferial distinto, pero es cierto que podemos ganar visitantes, ya que algunos profesionales que visiten Alimentaria también nos pueden visitar a nosotros; sin embargo creo la coincidencia de fechas será bastante neutral. Nos hubiera gustado poderlo celebrar a principios de febrero, para no coincidir con otras ferias y para ser los primeros en el calendario anual, aunque finalmente Prowine ha pospuesto también sus fechas y nosotros seguimos por delante.
— ¿Cuál es el reto del vino español en el competitivo mercado internacional?
— Todavía queda por hacer un trabajo gigante. El vino español por calidad y diversidad debería ocupar una posición de número uno, o estar con los números uno del sector. En parte, ya ocupamos esta posición, porque somos el país con más viñedo y que vende más vino en volumen, pero todavía no ocupamos el lugar que nos corresponde en cuanto a imagen y percepción por parte de los consumidores a la hora de consumir vinos de mayor valor. El gran trabajo que tenemos por delante es el de ir levantando la imagen y el valor del vino español en la mente del consumidor y de todos los mercados; todavía estamos lejos, pero existe una curva anual ascendente de mejora. Es un trabajo constante que debemos hacer y que requiere tiempo.
“El vino español todavía no ocupa el lugar que le corresponde en cuanto a imagen y percepción por parte de los consumidores internacionales a la hora de consumir vinos de mayor valor”
— Pero los expertos catadores y los gurús del sector del vino sí que tienen ya a nuestros vinos como referentes, ¿no?
— Claramente, cuando se catan nuestros vinos todo el mundo se da cuenta de la calidad que tienen y por eso tenemos la base para poder dar este paso hacia el valor. No es un tema de calidad de producto, la oferta la tenemos, es un tema de construir imagen y canales de comercialización. Nos queda mucho trabajo. Y, por eso, una feria como la BWW ayuda muchísimo a conseguir este reto porque con un par de días puedes ver y probar y hacerte una idea muy clara de lo que es el vino español. El punto fuerte de esta feria es la especialización que tenemos para entender y tener acceso a toda la realidad del vino español, a diferencia de otros salones como Prowine, donde debes competir y compartir el tiempo de los compradores con el resto de países.
— ¿La emergencia climática cuestiona el futuro del vino español?
— Yo creo que no, el sector del vino se adapta al cambio climático de forma muy diversa en el ámbito agrícola, de variedades y de elaboración. Vamos claramente hacia una agricultura y una elaboración mucho más respetuosa y sostenible; la emergencia climática es un tema que preocupa al sector. Por eso se pone cada vez más énfasis en potenciar las variedades autóctonas, las más conocidas, así como variedades autóctonas nuevas emergentes que nos permiten diferenciarnos y dan personalidad propia a nuestro vino. Son variedades que por sí mismas ya están adaptadas a nuestro clima y pueden responder mejor al cambio climático. En la BWW habrá un wine bar precisamente para dar a conocer estas nuevas variedades, las hidden grapes.
“Vamos claramente hacia una agricultura y elaboración mucho más respetuosa y sostenible, la emergencia climática es un tema que preocupa al sector”
— ¿Qué otros retos tiene hoy el sector del vino?
— Se afronta como reto continuo la profesionalización de toda la cadena, desde el viñedo al márketing. La digitalización es un tema muy importante para el mundo del vino, así como el enoturismo, porque las bodegas ven en este ámbito el camino perfecto para dar a conocer sus vinos y crear una experiencia única vinculada a sus bodegas. Desde el punto de vista territorial también es crucial. El enoturismo es una fuente de riqueza para todos.
—El mercado del vino ha evolucionado de forma muy positiva este 2021.
— España ha vivido unos crecimientos muy relevantes a nivel internacional porque la pandemia dejó sin proveer a los mercados y este año se suma el incremento del consumo con la necesidad de volver a llenar los canales. Las ventas crecen a doble dígito por ese motivo, pero es cierto que el consumo de vino está funcionando muy bien. Más del 60% de nuestras exportaciones se concentran en Europa y ganan cada vez más protagonismo Estados Unidos, Canadá, México, el conjunto de Latinoamérica, Japón y China, que es un gran mercado de futuro.