Feminismo en directo

Ésta es la sensación que tengo desde hace un mes. Ya no hace falta explicar qué es el feminismo, el feminismo está en la calle. Todas y todos lo muestran y demuestran de una forma u otra en lo que hacen, dicen y, sobre todo, en lo que no hacen y callan. La bomba que hizo explotar esto, fue el beso no consentido el pasado 20 de agosto, del expresidente de la Real Federación Española de Futbol a una jugadora de la selección española y ganadora del Mundial de futbol de 2023. Este gesto público, publicado y en directo, destapó mil besos no consentidos. Destapó mucha agresión y machismo enquistado y normalizado en el deporte y en tantos otros sectores y entornos profesionales.

El vivirlo en directo, hizo que todas, al unísono y sin estrategia ni plan previo, saliéramos a la calle de las redes sociales y de nuestras anónimas vidas a explicar, opinar, criticar y denunciar situaciones personales que todas, he dicho todas, en menor o mayor escala hemos experimentado y sufrido. Este “directo” del beso y sus consecuencias  se ha convertido en una evolución orgánica del movimiento #metoo que empezó en 2017 y que denunciaba los abusos en la industria cinematográfica y ayudó a visibilizar todas las agresiones escondidas y tapadas en el mundo del cine, sobre todo.  Muchas actrices hablaron en redes de sus agresiones y experiencias que les marcaron y acompañaron en silencio en sus carreras. El #metoo fue el hilo conductor de cada denuncia. Hoy, 6 años después y con muchas mujeres abanderando este movimiento, el mensaje es más contundente, #seacabo. 

Se acabó de normalizar, callar, permitir, aceptar, tragar, esconder. Se acabó de tener miedo y de perpetuar comportamientos agresivos, irrespetuosos y algunos incluso violentos. SE ACABÓ. 

Mirándolo con cierta perspectiva, es muy gráfico analizar la evolución del #metoo al #seacabo, este último no deja opción a aceptar un caso más de violencia ni de agresión. Es ahí donde veo un feminismo en directo, porque todos y todas tenemos opinión, y la hemos manifestado. Cientos de mujeres han compartido su relato propio de #seacabo. 

Hombres y mujeres se han posicionado hablando del beso forzado, de que la cantante española Amaral enseñara su torso en un concierto como símbolo de libertad, de que la reportera de TV denunciara un tocamiento mientras hacía un directo, que los jóvenes varones de Irán se pongan pantalones cortos para solidarizarse con las jóvenes mujeres sacándose el velo… todo esto ha pasado en menos de un mes. Esto es real, es en la calle, es en directo. Esto es feminismo, también.

Se acabó de normalizar, callar, permitir, aceptar, tragar, esconder. Se acabó de tener miedo y de perpetuar comportamientos agresivos, irrespetuosos y algunos incluso violentos.

Hay otro directo, no falso directo, el de muchos hombres y algunas mujeres que no han dicho nada pudiéndolo decir. Que no se han posicionado por no perder su silla ni su status.  En este feminismo en directo he vivido situaciones desagradables de colegas que no han querido aprovechar su situación de influencia y de poder para decir alto y claro #seacabo. Ahí es donde he visto y constatado que el feminismo ha avanzado, pero nos queda mucho camino por hacer. Veo que seguimos estando bastante solas en esta búsqueda de la igualdad y que necesitamos hombres que hablen desde su hombría  para transformar los cimientos de este patriarcado que, cuando menos te lo esperas, nos asalta. 

Cuando estás dentro del tsunami es difícil analizar la situación,  porque formas parte del movimiento, estás haciendo historia. Solo pido que seamos conscientes de que cada acción nuestra hace que algo termine cambiando o no.  Y por pequeña que sea la situación vivida, no temamos decir #seacabo.