Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957) es uno de los artistas contemporáneos más importantes y cotizados del mundo, conocido, principalmente, por sus pinturas y murales en catedrales y en la considerada como la Capilla Sixtina del siglo XXI: la cúpula de la Sala XX de los Derechos Humanos de la ONU. Pintor, escultor y dibujante, de estilo neoexpresionista, su pintura se caracteriza por la viscosidad, las texturas y un color que busca una mímesis con lo orgánico. Su temática, siempre recurrente, es la naturaleza, la zoología y la tauromaquia.
Procedente de un ambiente rural y de pescadores, es un enamorado del mar y del mundo submarino. En sus propias palabras, su día a día se resume en pintar, bucear y leer. El mar es su tema, el artista se sumerge y recoge preciados tesoros en forma de objetos y residuos del suelo. En las profundidades del océano, el artista descubre colores que lo maravillan, los colores de la naturaleza, residuos, conchas, peces, seres y formas que intenta reproducir como el astronauta que descubre en los sedimentos del fondo del mar, un universo extraño, distinto y a la vez tan cercano a la tierra seca. Un universo mejor y más interesante que el que se nos presenta en el cielo.
Sus obras son de una intensidad visceral destacada, y a su vez, profundamente reflexivas. En su afán de recrear la materia, Barceló se obsesiona con la vida orgánica y el tiempo. El artista considera su cerámica, una extensión de su pintura. Trabaja las cerámicas desde dentro, del revés, usando los relieves desde el negativo. Establece una relación física con la obra. La cambia, la transforma, lucha, literalmente con ella y contra ella. Pinta y esculpe con todo el cuerpo: usa los dedos, la cabeza, el codo, el hombro, la fuerza y el azar. La fuerza del azar y la fortuna se convierten en motores de búsqueda del resultado final.
No hay otra manera de trabajar que tomando el riesgo de aceptar el accidente y abrazarlo. Así se confieren sus texturas, sus relieves y formas a partir de técnicas mixtas e innovadoras
Suya es la frase de que “un artista no sabe lo que hace la mayor parte del tiempo”. Enuncia, orgulloso, que “la mayoría de su obra es un error”. Llega al arte por necesidad, crear es: “Un acto gratuito que se hace porque sí, pero parte de la necesidad del artista”. Admirador de la obra de Miró, no entiende la vida sin una relación física con un plano: libro, lienzo y suelo.
Todos somos griegos, la retrospectiva más completa de la cerámica de Miquel Barceló que se ha realizado hasta la fecha en Barcelona, expone más de 100 obras con 80 piezas y 15 pinturas. La obra cerámica de Barceló consta de unas 4.000 piezas, y la mayor parte de la muestra pertenecen a obras inéditas, donaciones anónimas de particulares y obra reciente directa de su taller. De forma cronológica, la exposición hace un recorrido a lo largo de tres décadas de trabajo, desde sus primeros trabajos africanos hasta la actualidad. La muestra se complementa con pinturas y cuadernos relacionados con sus creaciones, además de una escultura de bronce en el patio de La Pedrera.
Su relación con la cerámica parte, también, de un accidente. En 1988, Barceló viaja a África de la mano de su amigo Javier Mariscal, que, con la intención de pintar, alquilan una casa en Gao (Mali). En 1994, y debido a las constantes tormentas de arena de la zona, pintar le resulta casi imposible. Los lienzos se llenan de polvo, arena y sedimentos y decide imitar a las mujeres de la etnia Dogón, y a los artesanos y alfareros locales. Construye figuritas con arcilla, teja, ladrillo y excrementos de animales. Con el tiempo, adquirió un taller en Vietri Sul Mare y otro en Vilafranca de Bonany. Barceló, pues, ha vivido la mayor parte de su carrera entre África, París y Mallorca.
La muestra establece una relación con Gaudí por lo excepcional del lugar de la muestra, y el artista recuerda que esa relación ya existió cuando pintó la capilla de la Catedral de Palma.
Al artista de Felanitx, le entusiasma el proceso de cocción del barro y la solidificación; para él, es muy similar al secado del óleo y otros materiales pictóricos. Reconoce que la arcilla es “el material que mejor recoge los defectos y las imperfecciones” y que la transformación del material y del color en el horno lo fascina. Barceló moldea con partes de su cuerpo poco usuales, se sienta sobre ellas, las golpea para conseguir las formas…
Barceló entiende su cerámica como una extensión de su pintura, habla de la cosmogonía Dogón como su verdadera iniciación y como un salto imposible entre el arte del neolítico y los talleres modernos
El nombre de la exposición, Todos somos griegos, hace referencia a un poema de Percy Bysshe, fanático de la cultura de la antigüedad y en especial del arte clásico griego, que escribe en 1819 como respuesta a Oda a una urna griega de John Keats.
Son muchos los pintores que profesan una profunda admiración a la escultura y a la cerámica. El relieve es una progresión natural del dibujo y la pintura. El hecho de crear obedece a la irrefrenable pulsión que tienen muchos artistas de que la obra pictórica cobre vida. Exista, pues, en tres dimensiones y en un plano físico. Este efecto de animismo es descrito por Barceló junto al desprestigio histórico de la cerámica en comparación a otras disciplinas. Según él, la cerámica no tiene valor y no se destruye a lo largo de la historia porque no se le confiere valor ninguno en las invasiones, ni poder transformador ni simbólico, como sí tienen la pintura o la escultura.
La muestra comienza con Apología del vidre (1987), pintura en la que ya se intuyen los relieves de ánforas y peces. Peix Blau (1988), es una cabeza de pez que Barceló moldea como una máscara. Hay bustos africanos: Amassagou, Amo y Domo; ánforas, y lo que el artista llama autorretratos: máscaras de arcilla moldeadas en su cabeza que hacen referencia al espectáculo performance Paso Doble, que creó en 2007, y que podemos ver en grabaciones junto al bailarín francés Josef Nadj. La arcilla se moldea húmeda y blanda sobre su cabeza usando los puños y transformando las facciones en animales, monstruos y demás seres.
La pintura Grissalle avec deux espandons es un bodegón en blanco y negro con dos peces espada y una calavera en relieve. Familia, destaca por su detalle y color, y las pequeñas figuras que representan escenas de tauromaquia, establecen una clara relación entre la vida y la muerte. El mundo marino y rural aparece representado en Peixos, un mural de barro que sirvió de preparación para las grandes piezas de la Catedral de Mallorca.
Cráneo de Pinocchio (Mali, 1995), Tótem Dórico-Azteca (2019) o Cap de morena (1999) son obras que destacan por definir a la perfección la obra e intencionalidad de Barceló.
Podemos observar, también, el proceso en vídeo de la concepción de su reciente obra monumental Grotte Chaumont, instalada en el bosque del Valle de Loria (Chaumont-sur-Loire, Francia), en lo que es una especie de cabeza de monstruo gigante con dientes, a medio camino entre unas fauces abiertas y amenazantes, y lo que podría considerarse una entrada a una cueva.
Quatre pommes et un couteau (2022) consta de unas ánforas y frutos de colores, Pulpe a l’envers (2001) es un relieve de la parte posterior de un pulpo en un plato y Egomacro (2006) es uno de los autorretratos indeterminados con cuencas y pelo. Al final de la exposición, encontramos los tótems, que simbolizan el homenaje a Grecia y a los grandes imperios azteca y chino.
Todos somos griegos, comisionada por el escritor Enrique Junquera, ha sido ya visitada por numerosas personalidades como Francina Armengol, Marga Prohens y Joan Laporta, y estará vigente hasta el 30 de junio de 2024.
Completarán la exposición varias actividades como el estreno, el 24 de abril, en el Auditori de La Pedrera, del documental Barceló, traços de fang, de Josep Maria Civit. El resto de actividades que formarán la exposición expandida serán el concierto en el Gran Teatre del Liceu con el pianista Alain Planès, que estrenará la pieza de Francisco Coll compuesta expresamente para la ocasión; la conversación entre Miquel Barceló y el director Albert Serra, el concierto de Pascal Comelade en el Palau de la Música, la muestra bibliográfica de Miquel Barceló Per amor a la literaARTura, en la Biblioteca Nacional de Catalunya el día de Sant Jordi; una visita guiada y dialogada con la Fundació Joan Miró y la jornada de Miquel Barceló con la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC).