A Jaume Plensa no le gustan las puertas, pero con el Liceu ha hecho una excepción. “La primera vez que me lo propusieron, dije que no tenía tiempo”, explica. Pero, claro, luego vino el coronavirus y decidió embarcarse en el proyecto que le había sugerido el director artístico del Gran Teatre, Víctor Garcia de Gomar, de diseñar una nueva entrada que protegiera el porche. “Me he reencontrado con mi ciudad con la pandemia”, señala, aunque siente que aún le queda pendiente firmar su gran obra en la capital catalana. Plensa también ha pensado su contribución en la Rambla interpretando las puertas como si fueran caras, una de sus grandes obsesiones. Para él, son ese regalo que se da a los demás pero que cada uno no puede verse. “Son el rostro del Liceu”, remarca.
El resultado es una celebración de la diversidad. “Estamos muy bien cuando estamos juntos, manteniendo nuestra individualidad”, defiende. Esa variedad humana, aún más presente en la Rambla, el escultor barcelonés la ha reflejado mezclando y fusionando letras de diferentes alfabetos (hebreo, árabe, cirílico, griego, latín, indio, tamil, japonés y chino), una de sus señas de identidad. “Una escritura hecha escultura, una gramática de las emociones”, añade Garcia de Gomar.
Los caracteres se repartirán en tres plafones de plancha, encuadrados en las arcadas de la entrada principal del teatro, con lo que se protegerá el espacio cubierto que queda entre el interior y la acera, donde se dan situaciones de inseguridad que la institución cultural quiere evitar. Aún está por definir el horario de apertura y cierre que tendrán.
Más allá de su aversión por las puertas, puesto que encierran, el artista se encontró con el reto de integrarse con un edificio poco valorado por su estética y dialogar con la obra de Joan Miró que tiene delante, “una marca de la ciudad”, incluso de sus momentos más trágicos, como el atentado de 2017. Por la necesidad de entenderse con el pintor surrealista, Plensa ha homenajeado a sus Constelaciones haciendo que las sombras de las letras multilingües se reflejen en el suelo y puedan ser caminadas. “Será un momento mágico”, sostiene. Para ello, las puertas no se abrirán como la mayoría, de lado, sino que lo harán para atrás y subirán de abajo hacia arriba. Aparecerán y desaparecerán, otra de las características del barcelonés.
Todo ese juego hace que le haya dado el nombre de Constelaciones a su obra, con la que también ha querido hacer un guiño a los decorados que suben y caen en los escenarios y a las rejas de Antoni Gaudí. Plensa le da un toque orgánico haciendo que tengan una sutil concavidad y usa acero inoxidable, muy fino, con un grosor de un centímetro. El material consigue darle un color que se parece a la luz de la luna, celebra el artista. Por si acaso, lo protegerá para que admita restauraciones si es dañado con grafitis.
Con un funcionamiento independiente, las tres puertas pesarán entre 500 y 600 kilos, y medirán aproximadamente cuatro metros de alto y de ancho. “Cuando hice la maqueta, todo era fácil”, indica. Pero, ahora, en mitad del proceso de fabricación desde su taller en Sant Feliu de Llobregat, “el peor momento”, están acabando de perfilarlas y de resolver las dificultades técnicas que se va encontrando.
Desde el Liceu, esperan que estén listas para el inicio de la temporada que viene, la segunda parte de la celebración de sus 175 años. “Será un recuerdo perenne del aniversario”, sostiene el presidente de la Fundación del Gran Teatre del Liceu, Salvador Alemany. También supondrá poner fin a las restauraciones de los elementos originales que no se hicieron en la reconstrucción de 1999. Concretamente, en los últimos años, el teatro ha actuado sobre el vestíbulo, la escalinata y el Salón dels Miralls (2017); ha recuperado la fachada histórica de Oriol Mestres y ha restaurado los vitrales wagnerianos de Oleguer Junyent (2019) y la marquesina de la entrada (2021).
La aportación de Plensa se integrará sin afectar elementos previos de la fachada original y conformará un nuevo elemento patrimonial, “un regalo para la ciudad que ennoblece la Rambla”, remarca Alemany. También se conservarán las lámparas que hay en la entrada. Con un coste de 175.000 euros, el 50% será aportado por la empresa constructora ACS; el 35%, por fondos Feder, y el 15% restante, por el teatro. Plensa no percibirá ninguna retribución.
También se atreve con Macbeth
La intervención que hará Plensa en la fachada del Liceu no será la única. Como artista residente de la temporada 2022-23, junto a Antonio López y Marina Abramović, el escultor definirá una nueva propuesta para el Macbeth de Verdi, un sueño que tenía desde hacía 25 años. Pero abandonó el mundo teatral porque le quitaba tiempo para sus creaciones y, hasta que no ha pasado el tiempo suficiente, no se ha vuelto a plantear enfrentarse a un reto de estas dimensiones. Han ayudado coincidencias como que Garcia de Gomar se lo propusiera al poco de empezar la pandemia y que la obra de William Shakespeare se escribiera cuando sucedía otra.
El escultor definirá una nueva propuesta para el Macbeth de Verdi, un sueño que tenía desde hacía 25 años
Se nota que está disfrutando interpretando la historia que le dejó profundamente impresionado cuando la leyó por primera vez de joven. “Todos hemos sido Macbeth”, remarca. Para él, la obra es “una de las reflexiones más profundas sobre el cuerpo y el alma”, uno de los fundamentos para un escultor, que trabaja sobre la materia pensando en la abstracción. La dirección irá a cargo del maestro Josep Pons, con quien Plensa se reencontrará después de muchos años.
Con todo, la producción contará con sus esculturas más icónicas, con sus rostros y autorretratos invadiendo el escenario; la profecía de Sleep no more —una de las ideas a las que recurre en sus obras— moviéndose y transformándose; vestidos decorados con letras, o la aparición de sus ojos, todo muy físico, con poca proyección de video. “Será volver al teatro de verdad”, avanza. Las figuras que ha hecho de todos los personajes, pintadas al detalle, dejan entrever algunos detalles, aunque se resiste a decirlos todos con miedo a que el público ya se lo sepa cuando lo vea. También rendirá homenaje a los refugiados de Ucrania, como ya hizo con la exposición que inauguró recientemente en Céret.