La 37 Copa del América ultima los preparativos de la competición, con el inicio de las regatas a la vuelta de la esquina. Las transformaciones urbanísticas aceleradas por el evento avanzan a velocidad de crucero; la ciudad ya ha cerrado la programación cultural con la que acompañará la regata, y los equipos han empezado a desvelar los barcos con los que volarán sobre las aguas barcelonesas. El mismo ritmo mantiene otro equipo protagonista: el Team B. El cuerpo de voluntarios que contribuirán al desarrollo de la competición sigue articulándose con la previsión de cerrar a sus integrantes a finales de mayo, como ha explicado a The New Barcelona Post el responsable del programa de voluntariado de la Copa del América, Xavier Prat.
La concreción de los voluntarios que conformarán el equipo de 2.300 miembros que colaborarán en la regata llegará después de que cerca de 1.600 hayan participado en jornadas de capacitación y de team building, celebradas en marzo y durante este fin de semana. Con la Antigua Fábrica Estrella Damm como escenario, las jornadas han acercado a los futuros voluntarios la competición y sus funciones mediante sesiones de formación general y actividades dirigidas a fomentar el espíritu de equipo del Team B.
Cerrar este equipo implicará realizar un acotado proceso de selección. Y es que, pese a ser la edición de la Copa del América que contará con más voluntarios, las inscripciones han superado con creces las plazas que ofrece America’s Cup Event (ACE), que sigue engrosando una lista de espera que asciende hasta unas 500 personas. Estas se suman a las más de 3.000 solicitudes que recibió la organización cuando abrió el proceso de admisión del programa de voluntariado de junio a diciembre, por encima de esta cifra requerida de 2.300 personas.
La última edición de la regata, en 2021 en la neozelandesa Auckland, contó con 800 voluntarios, casi un tercio de los 2.300 que habrá en la capital catalana
“Los voluntarios esperan una participación activa”, por lo que la organización lleva a cabo una búsqueda de posiciones interesantes en cuatro ámbitos: tierra, agua, televisión y medios de comunicación. El área de tierra, que incluirá tareas de apoyo a la organización y de recepción y atención a los asistentes en el race village y las fan zones, es la que requerirá un mayor equipo de voluntarios: 1.800 de los 2.300 estarán centrados en estas funciones. La cotizada área de agua, con funciones que implican navegar, contará con 120, los mismos que habrá en televisión y también en el media center.
La organización asignará a cada uno de los voluntarios una función dentro de una de estas cuatro áreas, en función de los intereses y preferencias de los seleccionados. “No queremos asignar ninguna posición ni ningún turno a alguien que no lo haya pedido”, remarca Prat. Este es uno de los criterios que rigen el proceso de selección, marcado también por el propósito de dar prioridad a participantes locales, que coparán el 80% del equipo de voluntarios. Las 450 plazas restantes se asignarán a incondicionales de la Copa del América de ámbito internacional, que aspiran a desplazarse a la capital catalana desde tan lejos como Nueva Zelanda, para acompañar al equipo defensor del trofeo.
Los inscritos desde terceros países, sin embargo, superan ampliamente esta cifra de 450 personas: más de 2.000 aspiran a formar parte del Team B proviniendo de otros países. Pese a que muchos tendrán que quedarse fuera del cuerpo de voluntarios, Prat asegura que los 12 equipos participantes en la regata estarán representados.
“Los inscritos desde el ámbito internacional son fans de la Copa del América. Los locales inscritos pueden serlo, pero suelen ser más fans de Barcelona, del voluntariado o de los eventos de este tipo”, destaca el responsable del programa. Prat y su equipo encaran la selección de los más de 1.800 voluntarios locales con un objetivo de base: “Buscamos la máxima diversidad” y que estén representados perfiles de todo tipo, como jóvenes y vecinos de la Barceloneta. Entre los locales, figuran colectivos “clave” como precisamente la Asociación de Vecinos de la Barceloneta, la Federación Catalana de Vela y, como no podía ser de otro modo, Voluntaris 2000, nacido del movimiento del voluntariado de los Juegos Olímpicos de 1992.
Y es que las Olimpiadas marcaron “un antes y un después” también en el ámbito del voluntariado vinculado a eventos de este tipo. “Sin la experiencia de los JJ.OO., el contexto sería muy diferente a nivel cultural”, defiende Prat. Bebiendo y mirando al pasado olímpico, su equipo se marca un doble objetivo: que quienes vivieron las Olimpiadas revivan esa Barcelona de 1992 y, por otro lado, crear un nuevo precedente para aquellos que son demasiado jóvenes para haberla vivido y recordado, como el propio Prat.
Desde apoyar al marshall a respaldar a equipos de televisión
Después de las sesiones de capacitación y team building que han terminado este fin de semana, los voluntarios serán asignados a sus respectivas plazas y recibirán formaciones generales y también específicas, dependiendo de sus funciones. Éstas incluirán tareas de apoyo que no cargarán responsabilidad sobre los voluntarios. Además, las posiciones se han concebido no sólo en base a las necesidades de la competición, sino desde la voluntad de encontrar “tareas interesantes” para los inscritos.
Así, las funciones pueden ir desde ayudar en las indicaciones a los barcos espectadores a bordo de la lancha del marshall hasta prestar apoyo en las bases de los equipos, pasando por difundir los avances en sostenibilidad vinculadas al hidrógeno verde, acompañar a equipos de televisión tanto en entrevistas como en rodajes en el mar, y tareas de edición en el media center, entre muchas otras. Todas estas plazas conformarán el equipo de voluntarios más grande de la historia de la regata que en su última edición, en 2021 en la neozelandesa Auckland, contó con 800, casi un tercio de los 2.300 que habrá en la capital catalana.
Los voluntarios desempeñarán funciones en cuatro ámbitos: tierra, agua, televisión y medios de comunicación
Todos ellos trabajarán durante diversos días dentro de una extensa competición que abarcará 68 jornadas. “Todos trabajarán con un objetivo común aunque muchos no vean el resultado final”, ha ilustrado Prat. De hecho, las actividades de team building que se han planteado a los voluntarios en las jornadas han ido precisamente en esta línea. La construcción de estructuras colectivas con material reciclado con el fin de que una canica la recorra en su totalidad, y la pintura de fragmentos de grandes lienzos trasladan a los voluntarios la idea de trabajar en un proyecto compartido sin necesariamente presenciar su culminación. Como elemento sorpresa, los participantes de las jornadas se han llevado con ellos uno de los fragmentos de los lienzos enmarcado, al igual que se llevarán el recuerdo y la experiencia de participar en el desarrollo de la regata.
¿El presupuesto de todo ello? No se concreta, ya que Prat prefiere contemplar al voluntariado como “una gran inversión”. Y tanto por el apoyo que pueda ofrecer a la competición, sino por la experiencia que representa para los participantes, para maximizar la conexión del evento con la ciudad, y por la imagen que proyecta de Barcelona, según Prat: “Queremos mostrar al mundo qué es Barcelona y su cultura del voluntariado”.