“El oasis del caganer“. Así definen los hermanos Alòs la nueva tienda de caganers que han abierto en el barrio Gòtic de Barcelona, la primera de todo el mundo. Las cifras hablan por sí solas. Un total de 6.000 unidades llenan un local de 20 metros cuadrados en la calle Banys Nous, muy cerca de la plaza Sant Jaume.
Caganer.com es el proyecto de la familia Alòs, que desde 1992 produce de manera artesanal una de las figuras más populares de la cultura catalana. Después de años vendiendo en las ferias de Navidad, en una treintena de tiendas de la capital catalana y en su página web, esta empresa de Torroella de Montgrí ha decidido apostar por la venta directa.
En la nueva tienda, hay el caganer de toda la vida, es decir, el payés con barretina que se pone en el pesebre, pero también hay caganers con diferentes oficios y de famosos, los más populares en los últimos años, que han hecho llegar a esta humilde figura más allá de nuestras fronteras. Carles Puigdemont, Barack Obama, Donald Trump, Leo Messi y el tradicional payés con barretina son los más vendidos en la historia de esta empresa gerundense, pero nuevas celebridades como Rosalía, Fernando Simón y los protagonistas de La Casa de Papel se van ganando cada vez más el corazón de los consumidores de caganers.
Pero esto no acaba aquí. La compañía de la familia Alòs también ha creado caganers de los personajes de Star Wars —todos los clásicos: Darth Vader, Chewbacca, Han Solo, la princesa Leia, Luke Skywalker, R2-D2, Yoda y C-3PO—, Harry Potter, Juego de Truenos, el Señor de los Anillos, Star Trek, Mr. Bean, Chaplin, Drácula, La Pantera Rosa, Los Simpson, Astèrix, el capitán Haddock… No podían faltar tampoco políticos locales y de todo el mundo, que coinciden en armonía en los estantes y forman parejas extrañas que no se aguantarían demasiado en la vida real, como Donald Trump y Fidel Castro. Incluso, está La Grossa.
Marc y Sergi Alòs, la segunda generación de Caganer.com, aseguran que en los casi 30 años que llevan haciendo caganers nadie se ha quejado por verse en esta posición tan humana, pero también muy íntima. De hecho, no tener tu caganer puede ser una muestra de debilidad política, como le pasó al exalcalde de Barcelona, Jordi Hereu, al principio de su mandato, cuando su predecesor, Pasqual Maragall, ya tenía uno y él no, hecho que alertó a la prensa, según recuerdan los hermanos Alòs.
Atreverse a subir las persianas en plena crisis
Hace tiempo que los hermanos Alòs querían abrir una tienda de caganers en Barcelona, con la voluntad de desestacionalizar las ventas más allá de Navidad y llegar a nuevos públicos, como los turistas, que podían ver en esta figura un buen recuerdo de sus viajes. Cuando se encontraban en plena expansión, en 2016, hicieron un estudio para ver si se lo podían permitir. Unos precios desorbitados tanto de los traspasos como de los alquileres de locales en el centro de Barcelona lo desaconsejaron.
Ahora, con la crisis que sufre el centro de la ciudad, la compañía ha podido encontrar un espacio apto para sus necesidades y a un precio razonable, desembolsando una inversión inicial de 30.000 euros. “Vemos esta crisis como una oportunidad de entrar en el mercado”, explican Marc y Sergi. “Ahora es el momento de apostar por Barcelona”, añaden. Son conscientes de que el primer año no será fácil, pero tienen la confianza que, cuando todo mejore, ellos ya estarán a pleno rendimiento para ofrecer sus caganers a todos aquellos que los quieran, o bien para habitar sus pesebres o para decorar sus casas.
Más que una tienda
Con la mirada puesta en el público turista, Marc y Sergi han decidido habilitar un pequeño espacio en la tienda donde se explica la producción de los caganers, además de engalanar las paredes con fotografías de todo el proceso artesanal. Para empezar, hay los moldes que se utilizan para hacerlos, el primer paso para empezar a diseñarlos. Al lado, están las figuras sin pintar, tanto del caganer como de su inseparable acompañante. Por último, los pinceles y los botes de pintura, teniendo que pintar primero los colores claros y después los oscuros (color carne, la camisa blanca, la barretina roja, los pantalones negros…), orden que permite corregir más fácilmente los errores.
