Pati de les Dones CCCB
El CCCB se inauguró el 24 de febrero de 1994. © Gunnar Knechtel

El CCCB cumple 30 años desafiando a la inteligencia artificial

El centro cultural llega a la treintena inmerso en un mundo cambiante y lo afronta reforzando el pensamiento crítico con un programa de residencias internacionales y algún que otro experimento con la IA

Pasa rápido pero este sábado se cumplirán 30 años del nacimiento del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). En una ciudad posolímpica que se estaba abriendo al mundo, el CCCB echó a andar el 24 de febrero de 1994 en la antigua Casa de la Caritat, en pleno Raval, tan solo un mes después de que, muy cerca, las llamas se comieran el Liceu. Se creó como un centro dedicado a la ciudad contemporánea, sin colección propia, planteado como un punto de encuentro para la reflexión pausada y crítica a través de exposiciones y debates. “El CCCB forma parte de la memoria cultural y emocional de toda la ciudad, de muchas generaciones, pero, sobre todo, de mi generación, que fue la que creció con él”, valora su directora, Judit Carrera.

Tres décadas después, con una crisis económica y una pandemia de por medio, Carrera defiende que se ha consolidado como un espacio de debate crítico sobre un mundo que ha cambiado en todo este tiempo, pero tampoco tanto, con lacras que no hay manera de dejarlas atrás. Con las salas llenas después del parón por la covid, el CCCB pone en valor que consigue atraer a un público diverso y, especialmente, joven, uno de los perfiles que más se resiste a visitar otros espacios culturales de la ciudad. Pero sus asistentes también son eminentemente locales, con un 70% residente en el área metropolitana de Barcelona. En total, ha reunido a más de 11 millones de visitantes en estos 30 años, con una programación formada por casi 200 exposiciones y 6.700 actividades.

Si en 1994 se hablaba del genocidio de Ruanda y la guerra de los Balcanes, ahora están las guerras en Ucrania y Gaza. Eso sí, remarca Carrera, a mediados de los noventa, “había cierta confianza en el futuro, con la caída del muro de Berlín y los inicios de Internet”. “Todo era más previsible y menos incierto, ahora el mundo es totalmente diferente, mucho más complejo, se multiplican las crisis políticas, la libertad de expresión está en crisis y la extrema derecha se ha extendido”, expone la directora del CCCB, “son tiempos de incertidumbre, oscuros y de desconfianza respecto al futuro”.

Por ello, defiende que el modelo del CCCB continua vigente: “A través de los diferentes lenguajes de la cultura, sigue fiel a su propósito de plantear las preguntas más pertinentes y ensayar las respuestas, y hoy, cuando todo se empeña en negar el futuro, intentar imaginar otros horizontes posibles”. En esa voluntad de abrir caminos, el centro celebra su adultez con un programa de residencias internacionales, con los periodistas Patrick Radden-Keefe y Eliane Brum como los primeros invitados.

La iniciativa, financiada por la fundación privada Mir-Puig, nace con el objetivo de dar un paso más en los ciclos de conferencias y seminarios de pensamiento crítico que ofrecía hasta ahora, con más de 350 participantes cada año, el 30% internacionales. Con un presupuesto de medio millón de euros, el programa de residencias servirá para crear espacios de trabajo pausados y a largo plazo, así como fomentar una movilidad más sostenible y ahondar el vínculo con los agentes culturales de la ciudad. Durante los próximos tres años, tres invitados pasarán unos meses en Barcelona cada año, no para desarrollar sus proyectos de escritura, sino para trabajar con el CCCB. En el caso de los dos primeros invitados, Radden-Keefe dirigirá un ciclo de conferencias sobre George Orwell, mientras que Brum asesorará la exposición Amazonias. El futuro ancestral, prevista para el próximo noviembre.

Treballadors CCCB
Los trabajadores del CCCB en la celebración del 30º aniversario. © Guillem Roset/ACN

Fin de semana de celebración

Con motivo de su 30º aniversario, el CCCB ha programado un fin de semana lleno de actividades. Desde este viernes hasta el domingo, habrá conciertos, como Hyper_O del músico Carles Viarnès y la artista visual Alba G. Corral, propuesta que se pudo ver en el Sónar del año pasado, pero también conferencias. El acto central será el careo entre el físico y biólogo Ricard Solé y la filósofa Carolin Emcke, moderados por Carrera para hablar sobre los tiempos de desconcierto hoy vigentes.

Además, se podrá subir hasta el mirador del CCCB, en la quinta planta, desde donde se pueden contemplar las vistas de la ciudad. Esta es una actividad que se había perdido con la pandemia y ahora se ha recuperado, no solo por el aniversario, sino también en determinados domingos de cada mes. También habrá puertas abiertas a la exposición IA: Inteligencia artificial, coproducida junto con el Barcelona Supercomputing Center (BSC). El viernes, para alegría del equipo del centro cultural, se podrá visitar hasta las 11 de la noche con reserva previa.

El CCCB celebra los 30 con puertas abiertas a su mirador y la exposición IA: Inteligencia artificial

Sobre la IA, lejos de los fáciles discursos catastrofistas, el CCCB aprovechará la treintena para jugar con esta tecnología y sacar provecho de todo el legado que ha generado a lo largo de décadas. A partir de los debates y las conferencias de su archivo, con unos 2.300 vídeos y audios, el colectivo de programadores Estampa ha alimentado una IA que cada día escribirá compulsivamente una conferencia a partir de una idea propuesta por pensadores, escritores y cineastas como Marina Garcés, Juan Pablo Villalobos, Lucía Lijtmaer y Clara Roquet. Durante un mes, una pantalla en el Pati de les Dones reproducirá en directo el texto de estas conferencias infinitas, que se alargarán durante ocho horas.

Por si no fuera poco, el centro cultural también ha preparado otro experimento con IA. En este caso, se trata de una herramienta que ha bebido del archivo del CCCB y responde a preguntas sobre las cuestiones que se han tratado en los debates y las conferencias, con un repositorio de más de 200.000 respuestas. Ah, a esta IA se le ha preguntado qué ha hecho bien el CCCB en estos 30 años. Y ha dicho: “Ha creado un espacio acogedor e inclusivo para el diálogo y para diversas comunidades. Ha sido una mano amiga en tiempos difíciles”. Por suerte, no le ha tocado responder con datos biográficos, aún no los tiene muy controlados.