Cemetry Gates de los Smiths arranca en el momento en que, a media mañana, Àlex Martín Escribà llega al Bar con sed de cerveza, hambre de alguna ración, ganas de charla a pie de barra y quizás, si luego la cosa deriva en comilona, un buen puro para coronar la jugada.
Profesor de lengua y literatura catalana en la Universidad de Salamanca, donde codirige también el pionero Congreso de Novela y Cine Negro, este barcelonés cosecha del 74 ha desarrollado una conspicua actividad como investigador y divulgador del género negro y policíaco, “que aún sigue denostado por la academia”. Y lo ha hecho desde distintas facetas: ensayista, articulista, crítico literario o editor con el sello Clandestina.
Precisamente para esta editorial acaba de deshornar su último libro, Interrogatoris: gènere negre i memòria, que, en base al binomio entre literatura y memoria como clave para entender y denunciar el presente, ofrece una serie de entrevistas —terceros grados, más bien— a estudiosos y expertos del género. Éstos comparten con el autor una rica variedad de perspectivas y enfoques sobre la interrelación entre letras y recuerdo como clave para desarrollar narrativas capaces de desafiar el presente con conocimiento de causa. “Para este libro he entrevistado a numerosos especialistas y escritores franceses, que son la cuna del saber, de la producción de género y de los estudios de referencia. Además, conocer el polar francés es entender la recepción del género negro y policíaco en España”.
Los mejores recuerdos de la infancia del ensayista tienen que ver con su Barcelona natal
Autor, en solitario o muy bien acompañado, de nueve ensayos, asegura disfrutar mucho escribiendo, y destaca los volúmenes trabajados a cuatro manos con Jordi Canal: “los dos portentosos volúmenes” de A quemarropa —“nuestro gran proyecto, conseguido espero, de intentar canonizar, clasificar y ordenar la novela negra y policíaca”— y La cua de palla: retrat en groc i negre, “la historia de la colección que fue nuestra pequeña Série Noire catalana”. Otras obras significativas son Rafael Tasis, novel·lista policíac, sobre uno de sus grandes amores literarios, “el introductor de la novela policíaca en Catalunya, nuestro Edgar Allan Poe”, o Jaume Fuster, gènere negre sense límits, sobre el autor barcelonés prematuramente fallecido hace ahora 25 años.
Y la novela negra entró en la universidad
“Podríamos decir que tomar la decisión de ir a estudiar a Salamanca cambió mi vida. Me formé ahí, aprendí a valorar el estudio de las humanidades. He tenido la suerte de poder tener grandes profesores y quedarme después como docente en una de las universidades más prestigiosas del mundo”, explica el parroquiano con la cerveza a medio beber.
Con el tiempo y un trabajo constante, éste y su colega Javier Sánchez Zapatero han conseguido llevar su común pasión literaria al paraninfo salmantino, organizando el Congreso de Novela y Cine Negro, “que celebrará en 2024 su vigésima edición”. Además, y siempre gracias a esta labor activista, “desde hace más de diez años, la de Salamanca es la única universidad española en la que los alumnos pueden cursar una asignatura de novela negra y policíaca que llena el aforo con más de un centenar de estudiantes en cada curso”.
—Como para estar orgulloso, ¿eh?
—No sabría decirte de qué me puedo sentir más orgulloso, pero, además de algunos ensayos, quizás sea de haber introducido la novela negra en la universidad, sí.
Muerte por posmodernidad
Los mejores recuerdos de la infancia del ensayista tienen que ver con su Barcelona natal. “Recuerdo cuando mi abuelo me llevaba al Club de Natació Barcelona a nadar, y también los paseos hasta el Camp Nou para ver al Barça con mi padre. Para mí esos detalles marcan mi vida y los recuerdo aún hoy con nostalgia y anhelo”, explica.
—¿Echas de menos la ciudad?
El parroquiano se toma su tiempo para responder. “A mí lo que me pasa con esta ciudad es un poco lo mismo que a Pepe Carvalho, que tengo con ella una relación de amor-odio. Desde que me fui, ha cambiado tanto que no la reconozco, a veces me siento una especie de intruso, cuando veo que buena parte de aquellos lugares que conformaban mi memoria sentimental han desaparecido. Está sucia y llena de gente necesitada. Se ha globalizado y ha perdido su señas de identidad. Cuando estoy aquí, me produce extrañeza, un síndrome del extranjero. Sin embargo, cuando me alejo de ella, la idealizo y siento la necesidad de volver, porque soy un barcelonés declarado y amo mi ciudad”.
Se produce un breve silencio, en el que Àlex Martín Escribà reflexiona mirando hacia ningún lugar. La cerveza se está terminando, tal vez para dar paso a la siguiente, y los Smiths atacan con You’ve got everything now. Pasan así unos segundos, antes de que el parroquiano retome la palabra:
—Creo que será difícil recuperar aquella Barcelona que todos recordamos —afirma, reflexivo—. La posmodernidad la ha matado.