Dos obras de Agatha Christie coinciden estos días en la cartelera teatral de Barcelona. Se trata de La teranyina, en el Teatre del Raval, y Assassinat a l’Orient Express, en el Teatre Condal. Así pues, he aprovechado el puente del 12 de octubre y me he hecho un intensivo de cozy mistery temático de la gran dama del crimen.
Se entiende por cozy mistery el subgénero de la literatura negra más acogedor y amable, en el que el protagonista es un o una detective —generalmente aficionado, aunque no siempre— que se caracteriza más por sus dotes deductivos que por sus habilidades en la lucha y las armas de fuego. Suele desarrollarse en escenarios rurales y con ausencia de escenas explícitas de violencia, disparos y sexo. Dicho de otro modo, son un cozy mistery de manual los casos de la señora Fletcher en Se ha escrito un crimen.
El cozy mistery parece que se está imponiendo entre los amantes de la novela negra, entre los que me cuento. De hecho, hace unos días finalicé Death in the Dordogne, la primera entrega de la serie de Martin Walker protagonizada por Bruno Courrèges, jefe de la policía municipal de St. Denis. Aunque el autor es británico, la acción transcurre en un tranquilo pueblecito del departamento francés de la Dordoña. Es un cozy mistery en toda regla. Walker tiene ya publicados una veintena de casos que aún no han sido traducidos en nuestro país. Ahora estoy con el francés Franz Bartelt —tampoco traducido— y su Ah, les braves gens!, protagonizado por un escritor mediocre en busca de fama metido a detective en el pequeño pueblo de Puffigny.
Agatha Christie, además de la gran dama del crimen, es también la gran dama del cozy mistery. Hay decenas de autores en Francia y Gran Bretaña que siguen su tradición en este subgénero. Lástima que la mayor parte son inéditos en nuestro país. No es el caso de Christie, que siempre es una garantía. Así se explica que los dos teatros barceloneses registraran el domingo y el lunes muy buenas entradas, teniendo en cuenta las todavía vigentes restricciones de aforo por el covid. Y un dato más que esperanzador: muchos jóvenes y niños entre el público.
Agatha Christie, además de la gran dama del crimen, es también la gran dama del cozy mistery
La teranyina, la obra que se representa en el Teatre del Raval hasta el 14 de noviembre, es una de las 18 escritas por Christie expresamente para el teatro. La más famosa es, sin duda, La ratonera, que tiene el récord de permanecer ininterrumpidamente en cartel en Londres desde 1952. El año que viene cumplirá 70 años. El teatro del Raval, por cierto, me recordó al también pequeño pero encantador St. Martin’s londinense donde bate récords La ratonera. La obra es divertida y muy apropiada para pasar una buena tarde de jueves, viernes, sábado o domingo, los días de la semana que se representa.
Assassinat a l’Orient Express es uno de los grandes clásicos de Agatha Christie, una de sus 67 novelas, en este caso protagonizada por el detective belga Hércules Poirot. La obra que se representa en el Condal es la adaptación al teatro que Ken Ludwig hizo en 2016, que logra crear la atmósfera de misterio adecuada para el inesperado giro final a la resolución de un crimen coral como venganza por el asesinato de una niña de 5 años en el pasado. Convertir el escenario en los vagones del lujoso tren en el que transcurre la acción era sin duda el gran reto, y hay que admitir que se consigue gracias a la imaginación y la ayuda de los propios actores. Estará en cartel hasta el 21 de noviembre, una semana más que La teranyina.
La normalidad postpandemia vuelve a los teatros: se podrá llegar todo el aforo
Mañana, los teatros de Barcelona ya podrán comercializar el 100% de los sus aforos. Para celebrarlo, nada mejor que obsequiarse con una sesión doble de Agatha Christie. Es una excelente ocasión para pasarlo bien y también para colaborar en la reactivación de la cultura, uno de los sectores más damnificados por la pandemia. Disfruten con la reina del crimen. Eso sí, en su versión cozy.