Para los últimos días de verano, más con la fresca que ha llegado este fin de semana, el centro de la ciudad cuenta con una nueva terraza desde la que ver el atardecer y distraerse observando desde las alturas algunos de sus edificios, con el mar y el teleférico del puerto a lo lejos. Y, un poco más cerca, pero tapado por los alrededores, el Edificio Colón, el séptimo más alto de la ciudad, y las Tres Xemeneies. Little Bar se encuentra encajado en pleno Raval, rodeado de bloques medianos, en la última planta del hotel Casa Lit Barcelona by Ona. Más concretamente, el establecimiento está ubicado en la calle Arc del Teatre, entre las paradas de Paral·lel y Drassanes.
Alejada de los ruidos de la calle, la terraza, que se inauguró a finales de mayo, cuenta con un ambiente tranquilo, sin demasiadas mesas y conviviendo, en algún momento, con los huéspedes que suben a la terraza a tomar algo también o a cenar por su cuenta. Abierta todos los días, el horario va desde las 12 del mediodía hasta las 12 de la noche.
La carta de Little Bar no es muy variada, pero sí asequible. Está formada por diez platos, a elegir entre tapas, ensaladas y bocatas. Los precios van desde los 6,5 euros a los 10 euros.
Hay desde hummus y baba ganoush con pan de pita a alitas de pollo y tequeños, sin dejarse las típicas bravas. En el capítulo de las ensaladas, se puede escoger entre queso de cabra o mozzarella como acompañamiento, además de fruta. De bocadillos, hay un sándwich con cuatro tipos de queso o un croissant planchado con jamón ibérico y queso. A corregir, el uso de platos, utensilios y vasos de usar y tirar, un desperdicio prescindible cuando la idea es comer ahí.
Mientras se espera a que lleguen los platos, se puede aprovechar para beber algo, con la opción de tomarse una caña o una copa de vino. O se puede ir directamente a por cócteles como el instagrameable Aperol Spritz, pero también uno que nunca falla como el mojito. El bar ofrece también cócteles sin alcohol. Todo esto mientras se tiene muy cerca una piscina a la que nadie le haría un feo, aunque ya esté cerrada cuando anochece.