Alicia Asín, consejera delegada de Libelium, en el BNEW.

Tecnología para avanzar hacia la “datocracia”

¿Qué son las 'smart cities'? ¿Cómo pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos que las habitan? ¿Cómo afectan la tecnología y el 'big data' a nuestra privacidad? A todas estas preguntas ha dado respuesta Alicia Asín, CEO de la compañía especializada en el desarrollo de sensores inalámbricos, Libelium, durante su charla inspiracional “Retos y oportunidades de las 'smart cities' del futuro”, en la Barcelona New Economic Week (BNEW).

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a experta en Inteligencia Artificial, Internet of Things (IoT) y Big Data ha explicado que una ciudad inteligente es “una herramienta para ser más eficientes y atractivos” que, bien aplicada, ayudará a “mejorar la democracia”. Sin embargo, para llegar a este punto, las metrópolis se enfrentan a dos grandes peligros.

Por un lado, la gestión de la privacidad es uno de los principales retos a los que miran las sociedades actuales. Por eso, Asín ha reclamado una “privacidad inclusiva” que dé la información necesaria como las etiquetas lo hacen con los alimentos: de una manera sencilla y fácil de entender. 

Por otra parte, ha señalado las a las fake news como una de las grandes amenazas para las smart cities. Para contrarrestar su efecto, Asín ha reclamado que “los datos no se utilicen como forma de esconder la realidad” y ha pedido que los ciudadanos utilicen su “sentido crítico” a la hora de consumir información en línea. 

Tras destacar el uso de la tecnología que Barcelona ha hecho en su camino hacia la smart city del futuro, la experta ha exigido “un mayor liderazgo” a las administraciones para poner en marcha medidas transversales que conviertan a las urbes en verdaderas smart cities. Para ello ha apostado por avanzar hacia una “datocracia” en la que las administraciones tomen sus decisiones basándose en los datos recopilados y que, después, los resultados de sus acciones se publiquen ante la ciudadanía.  

Según Asín, el objetivo de las smart cities es permitir un mejor aprovechamiento de los recursos, “optimizando gastos y generando nuevos ingresos”. Se podría, por ejemplo, instalar aspersores inteligentes que ayuden a ahorrar agua y también sensores que analicen la ocupación de las paradas de taxis para ver cuáles se pueden convertir en plazas de aparcamiento que generen ingresos a la ciudad.  En definitiva, asimilar que “una mayor tecnificación de las decisiones” traerá consigo la mejora de la calidad de vida en las ciudades