A los propósitos no siempre les hacemos caso; pero siempre va bien sentarnos un momento y plantearnos qué cambios o nuevas aventuras queremos emprender durante los próximos doce meses. En nuestro caso, claro, se trata de un listado relacionado con ingredientes, recetas y restaurantes por descubrir o revisitar, que nos lleven a conocer nuevos sabores en un año que promete ser de lo más gastronómico.
Nuestro primer propósito es estar al día de las tendencias globales. Muchos expertos señalan la importancia que tendrá el agua en 2024, tanto por lo que se refiere a la apuesta por caldos y sopas en restaurantes (no olvidemos la nueva escudella take-away de Jordi Vilà) como por la aparición de sumilleres de agua (sí, ¡cada agua marida diferente según el alimento!). La preocupación por este elemento incluye, además, la elección de ingredientes que necesiten menos agua para su producción, una idea que se suma a la filosofía de Km0.
También llama la atención el decrecimiento de bebidas con alcohol en favor de vinos, tequilas y whiskies que no lo lleven. Como explican desde tiendas especializadas como Sense, recientemente abierta en Gràcia, se trata de bebidas que tienen el mismo sabor que las alcohólicas, pero que han pasado por un proceso de extracción de ese compuesto orgánico. 2024 podría ser el año para enamorarse de propuestas como Gnista, que recuerda a las hierbas ibicencas, o de los daiquiris sin alcohol de ISH.
En cuanto a los restaurantes, un buen propósito es el de apoyar todavía más a negocios pequeños, familiares y enriquecedores de la ciudad. También es un buen momento para volver a locales que se iban a cerrar pero que, gracias a inversores o nuevas oportunidades, han vuelto a abrir en otras localizaciones. No os perdáis, en este sentido, una visita a los nuevos emplazamientos de Shoronpo y Somodó Ba.
Otro objetivo para los próximos meses es el de salir de Eixamples y Ciutats Velles en busca de restaurantes de barrio que no piensen en los turistas. No lo hacen, más que nada, porque los visitantes foráneos no suelen llegar a sus calles ni a sus plazas, por lo que sus cartas se centran en los paladares de vecinos y vecinas. Un buen ejemplo es la nueva brasería de la familia Tramendu, genios de la cocina catalana modernizada.
Siguiendo la línea de Tramendu, es remarcable la gran cantidad de negocios barceloneses que, recientemente, han abierto un segundo local con un concepto muy distinto al original. Es el caso de Âme, el delicado proyecto ideado por Pachi Rodríguez y Joey Attieh que, a diferencia del restaurante Albé, prefiere centrarse en los sabores franceses en vez de los libaneses. También de Varmuteo, el desenfadado bar que Jaume Marambio y Vicky Maccarone, la pareja tras el imbatible Alapar, han abierto en la calle Vilamarí.
A los propósitos no siempre les hacemos caso; pero siempre va bien sentarnos un momento y plantearnos qué cambios o nuevas aventuras queremos emprender durante los próximos doce meses
Tampoco hay que olvidar la apertura de Hermós Bar de Peix, la nueva propuesta de Alexis Peñalver, creador de La Pubilla y asesor del remodelado La Esquina, ni tampoco la del Bar Pimentel, del siempre innovador Martín Pimentel, ideólogo de Piel de Gallina. Durante los próximos meses, además, esperamos con muchas ganas el nuevo proyecto de Arnau Muñío, líder del fantástico Direkte Boqueria.
Y, ya que este este será el año del Dragón de Madera, según el horóscopo chino, es un buen momento para un último propósito: el de descubrir la gastronomía china verdadera, aquella que no se adapta a los paladares occidentales, sino que representa los verdaderos sabores de una cocina milenaria. Un buen lugar donde descubrirla es el West Street, uno de los pocos bares del país en el que degustar los fideos biang biang, o el siempre recomendable Melo-Jia, que cuenta con uno de los mejores nian gao de la ciudad.