La chica de la camiseta marinera

El sábado me fijé en una chica de unos treinta años por el simple hecho de que llevaba una camiseta marinera. La escrutaba disimuladamente desde una distancia prudencial y me preguntaba si, esa mañana, cuando había abierto el armario para escoger la ropa que se pondría, había optado por aquella prenda sin pensar, por puro azar, o lo había hecho con intencionalidad, premeditadamente. Podría ser perfectamente que se hubiera puesto la clásica camiseta de rayas blancas y azules porque se le hacía tarde y esa prenda era la que tenía más a mano. Pero quizás la había escogido tras probarse otra media docena de camisetas delante del espejo porque con ella se sentía guapa. Puestos a especular, podríamos imaginar que el día anterior se había cortado el pelo a lo garçon y, sin saber muy bien por qué, con esa camiseta marinera comprada por Internet a precio de saldo se sentía como una estrella de cine.

Puesto que nunca sabremos a ciencia cierta por qué esa desconocida con la que el pasado fin de semana coincidí en el CaixaForum Barcelona se enfundó una marinière he decidido que lo hizo en homenaje a Jean Paul Gaultier. La camiseta marinera –como sabe todo aquel que conozca mínimamente el mundo de la moda– es una de las prendas más icónicas del modisto francés. Gaultier no sólo la luce habitualmente, sino que la ha convertido en pieza de pasarela. Llevado por su fascinación por la camiseta marinera incluso fue más allá y el frasco con forma de torso masculino de su primer perfume, Le Male, también lleva esta prenda. Con ello conecta la ya mítica fragancia de quien fuera enfant terrible de la moda francesa con el erotismo portuario de unos marineros convertidos en hombre-objeto.

Pero, ¿de dónde le viene a Gaultier esta pasión por la camiseta marinera? Pues, principalmente, del descubrimiento de Querelle, el cautivador marinero que interpreta a Robert Davis en Querelle de Brest, película estrenada en 1982 y dirigida por Rainer Werner Fassbinder. Un filme que adapta la novela homónima publicada por Jean Genet en 1947 junto a una treintena de dibujos eróticos de marineros que Jean Cocteau realizó para la ocasión. Un escándalo para la época que le costó a Genet una condena de 8 meses de cárcel. 

Pero y Genet, ¿por qué conocía tan bien estos ambientes portuarios y tabernarios llenos de marineros? Pues, en buena parte, gracias a los años que corrió por las calles del Raval, el barrio chino que entonces también se conocía como Distrito V. Hijo de una prostituta parisina, Genet se instala en Barcelona en los años treinta y en los bajos fondos de la ciudad se siente como pez en el agua: se junta con ladronzuelos de poca monta y se prostituye en el cabaret La Criolla. También conoce a Madame Petit, un prostíbulo más finolis de la calle Arc del Teatre y que, según explica Paco Villar en Historia y leyenda del barrio chino, es la fuente de inspiración de uno de los burdeles que aparece en Querelle de Brest.

¿Quién le habría dicho a Jean Genet que el Querelle que imaginó en los tugurios del chino sería llevado al cine por Fassbinder y después Gaultier, tras verlo en la pantalla, lo convertiría la sencilla camiseta marinera en una prenda icónica y fetichista?

Quizás la chica que os decía al principio de este artículo no era consciente del montón de referencias literarias y cinematográficas que contenía su camiseta. De hecho, quizás ni siquiera sabía que con ese pelo corto y aquella marinière tenía un asombroso parecido a Jean Seberg en Al final de la escapada. ¿No os parece un viaje fascinante este ir tirando del hilo de la cultura?

Gaultier ha convertido la camiseta de rayas blancas y azules en prenda de pasarela.

La maravillosa exposición Cine y Moda. Por Jean Paul Gaultier trata precisamente de eso. De las relaciones e influencias entre las industrias del cine y de la moda, pero también de cómo se convierten en un reflejo de su tiempo. Gautier actúa como co-comisario y director artístico de una muestra organizada conjuntamente con La Cinémathèque Française que reúne un conjunto de prendas formadas por trajes, carteles, fotografías y fragmentos de película de gran magnetismo para todo el mundo que sea mínimamente mitómano. Las salas del CaixaForum Barcelona te transportan a una pasarela de alta costura y a unos estudios de Hollywood. Creaciones de Coco Chanel, Balenciaga, Pierre Cardin o Sybilla –por cierto, ¿dónde se ha metido Sybilla estos últimos años?– y looks cinematográficos que han pasado a la historia como los que se enfundaron Marlene Dietrich, Sharon Stone, Grace Jones, Catherine Deneuve o Victoria Abril y Antonio Banderas en algunas películas memorables.

Todavía estáis a tiempo de verla –la exposición cierra sus puertas el 23 de octubre–, ¡no dudéis en ir!