Los cruceristas han vuelto con fuerza a la ciudad después de la pandemia, como se ha podido detectar desde hace meses. El Port de Barcelona ha dejado atrás finalmente los efectos de la covid y ha batido su récord con 3,5 millones de pasajeros, un 14% por encima de los 3,1 millones de 2019. Un total de 800 cruceros han atracado en las seis terminales operativas el año pasado, los mismos que en 2022, pero lo han hecho con más pasajeros. “No es porque vengan más cruceros sino porque las embarcaciones vienen más llenas”, ha resumido su presidente, Lluís Salvadó.
De cara a este año, el Port de Barcelona prevé mantener estas cifras en cuanto a la llegada de cruceristas, a pesar del creciente malestar ciudadano por la masificación turística. No se descarta llegar a un horizonte como los 4 millones de pasajeros, teniendo en cuenta que el puerto no conoce el porcentaje de ocupación de las embarcaciones registrado en 2023 y todo depende del número de camarotes que vendan los cruceros que ya llegan a la ciudad. “Estamos haciendo un esfuerzo para incrementar los cruceros con puerto base en Barcelona y los más pequeños, de mayor valor añadido. Queremos incrementar más la calidad que la cantidad”, ha defendido Salvadó.
A pesar de los buenos resultados turísticos, la infraestructura no se ha mantenido ajena al desfavorable contexto macroeconómico y los conflictos geopolíticos, con una especial incidencia de la guerra en Gaza en el último trimestre del año. El Port de Barcelona ha movido 64 millones de toneladas durante 2023, un 10% menos respecto a 2022, año de récord con 71 millones de toneladas. A este descenso también ha contribuido una menor demanda europea y un enfriamiento de las importaciones.
Una tendencia que se ha reforzado en 2023 es el tráfico de vehículos, con un crecimiento del 34% respecto al año anterior. Un total de 790.000 automóviles han pasado por el puerto, continuando un crecimiento que se inició en 2022, cuando empezaron a llegar nuevos tráficos de coches eléctricos fabricados en China, entre ellos, los de Tesla, lo que ha acabado convirtiendo a la capital catalana en el principal hub de entrada de este tipo de vehículos en el sur de Europa y la Mediterránea.
Con todo, el año pasado se ha batido un récord de importación de coches con 246.000 unidades, un 54% más, también superando la última cifra más alta de la serie histórica, conseguida en 2017 con casi 239.000 unidades. Además, el 34% del total de vehículos importados a través del puerto son eléctricos y, de estos, el 92% proviene de China. “Se está produciendo un proceso de expansión. Desde el Port de Barcelona, estamos trabajando para prepararnos y poder tener mejores condiciones para dar respuesta a un tráfico que está creciendo y que continuará haciéndolo”, ha remarcado Salvadó. No ocurre lo mismo con la exportación de vehículos, con los fabricantes españoles como Seat aún lejos de sus picos de fabricación.
Ingresos récord y una caída del 20% de los beneficios
La cifra de negocio del Port de Barcelona también ha sido de récord y se ha situado en los 189 millones de euros en 2023, un 4,4% más respecto a 2022, cuando fueron de 181 millones de euros. La subida en los ingresos se explica por la finalización del plan de ayudas que la infraestructura puso en marcha en 2021 para facilitar la liquidez de las empresas portuarias y paliar los efectos de la pandemia, con un desembolso de casi 28 millones de euros.
Aún con el récord de facturación, el resultado de explotación ha caído un 18,5% en 2023, hasta los 44 millones de euros, un descenso motivado por el aumento de los gastos para el mantenimiento de las infraestructuras y aumentos salariales, así como la inversión para cumplir el acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona para alejar las terminales de cruceros de la trama urbana. En 2022 fue de 54 millones de euros. Después de impuestos, el puerto ha registrado unos beneficios de 50 millones de euros, un 20% menos que en 2022, cuando fueron 62,5 millones de euros.
La subida en los ingresos se debe a la finalización del plan de ayudas que se puso en marcha para paliar los efectos de la pandemia
La deuda de la infraestructura ha disminuido hasta los 124 millones de euros, cifra que representa una ratio del 8% respecto a los fondos propios de la autoridad portuaria. El endeudamiento, dependiente únicamente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), se acompaña por un cash flow de 101 millones de euros y un saldo de tesorería de 325 millones de euros. “Nos protege del contexto macroeconómico y geopolítico. Es una situación inmejorable para afrontar los retos de futuro”, señala la subdirectora general económica financiera, Miriam Alaminos.
El puerto invirtió 43 millones en 2023, por encima de los 33 millones de 2022, así como licitó proyectos por valor de 150 millones de euros, entre los que estuvieron la terminal ferroviaria de los nuevos accesos, avances en la electrificación de los muelles o la rehabilitación del Portal de la Pau. Para este 2024, el puerto prevé licitar más de 332 millones de euros. Entre los proyectos más destacados, estarán el inicio de la construcción del Moll Catalunya, por 100 millones de euros, y sus nuevos amarres, también con un presupuesto de 100 millones de euros. Se espera empezar en breve el proceso de licitación.