El Mobile World Congress (MWC) siempre ha sido uno de los termómetros de Barcelona. Del conflicto político a la parálisis por la pandemia, el salón de móviles ha concentrado las inseguridades y los miedos de una ciudad que nunca se ha acabado de creer que fuera su sede, temiéndolo perder año tras año hasta que le han tenido que prometer que se quedará para siempre. Y, después de una época de idas y venidas, ahora parece que lo que toca es, simplemente, no preocuparse por nada. Parece que el congreso acabe de superar una adolescencia complicada y, por eso, no es de extrañar que esta edición cumpla 18 años desde su llegada a la capital catalana.
Esa sensación de que la tormenta ya ha pasado se notaba el domingo en el Mobile Lunch, el encuentro del ecosistema tecnológico local previo a la inauguración del salón. Los únicos nubarrones presentes eran los que amenazaban desde el cielo, aunque acabaron decidiendo por dar tregua y hasta regalar un poco de sol. Instituciones y empresas celebraron la nueva edición del salón con un almuerzo en Palo Alto a cargo del chef Tomás Abellán. Los discursos institucionales mostraron la placidez del momento, sin ningún reproche cruzado, a pesar de la cercanía de las elecciones municipales.
Y nadie se preocupó porque el principal invitado, el consejero delegado de la GSMA, John Hoffman, llegase a los postres. Afable como siempre, Hoffman fue saludando a los invitados, incluso haciéndose selfies con ellos, y no tuvo que molestarse en repetir que el Mobile se queda. Los asistentes al Mobile Lunch terminaron el ágape comiéndose un helado con forma de móvil, llamado Icephone y diseñado por el pequeño de los hermanos Roca, para no olvidar los orígenes de un salón que ahora ya no solo habla de teléfonos.
Con el sabor en la boca de la novedosa última versión del Iphone, la ciudad se levanta este lunes para ver cómo le sienta la mayoría de edad al salón, que se celebra hasta el jueves en Fira Gran Via. Se esperan a más de 80.000 asistentes de 200 países, con la mitad ocupando cargos ejecutivos. Además, este año se producirá un tímido retorno de los asistentes chinos, con la previsión de recibir a entre 4.000 y 5.000 congresistas. Su baja participación es una de las causas por las que aún se está lejos de las cifras prepandémicas, con el récord de 109.000 asistentes en 2019, pero, después de todo lo que ha pasado parece el menor de los males.
Una muestra más de ese retorno a la normalidad será la desaparición de la obligatoriedad de las mascarillas, un elemento que aún estuvo presente en la edición de 2022. A pesar de un rápido olvido generalizado de donde se viene, los asistentes asiáticos que estos días han acudido a Fira Gran Via a revisar los últimos preparativos en los estands las seguían llevando. Y, después de perder las clásicas acreditaciones del MWC con la pandemia, se volverá a poder imprimir las conocidas como acreditaciones de networking, no necesarias para acceder al recinto pero sí para leer el nombre de los demás cuando se les saluda.
Con un impacto económico previsto de 350 millones de euros, el Mobile creará unos 7.400 puestos de trabajo temporales. Este año hay que lamentar la muerte la semana pasada de un joven empleado que participaba en los preparativos de montaje del salón. Sectores como el hotelero, la restauración, el ocio y los taxistas vivirán una de las semanas clave del año, especialmente el lunes y el martes, los días fuertes del salón. Solo a través de la agencia oficial de la GSMA, se han reservado un total de 18.500 habitaciones. Serán unos días de temporada alta, tanto en hoteles como en apartamentos turísticos, que se situarán en una ocupación del 90%. El Gremi de Restauració, con un 40% de las reservas hechas, espera acercarse a las cifras de 2019.
Solo a través de la agencia oficial de la GSMA, se han reservado un total de 18.500 habitaciones
En la edición de 2023 del Mobile, participarán más de 2.000 empresas expositoras repartidas en ocho pabellones de Fira Gran Via, con Ericsson, Deutsche Telekom, Huawei, Intel, Lenovo, Nokia, Qualcomm, Samsung, Telefónica y ZTE com los principales estands. La china Huawei será la que ocupará más espacio, incrementando en un 50% la superficie contratada respecto al año pasado. También participarán Airbus, Agile Content, Atos, Amazon, BT, Cellnex, China Telecom, Dell, Fujitsu, Google, Hewlett Packard, Hyperloop TT, Intel, JP Morgan, LG, Maersk, Meta, Microsoft, Orange, Oppo, Qualcomm, Rakuten, Samsung, Segway, Stc, Telefónica, Viettel, Vodafone o Xiaomi. El Four Years From Now (4YFN) reunirá a más de 550 startups y 1.000 inversores en el pabellón 8, consolidando su presencia en el salón de los grandes del sector después de abandonar Fira Montjuïc.
Un variado listado de expositores que evidencia que en el salón hace tiempo que los móviles no son los únicos, ni los principales, protagonistas, aunque sigan siendo el símbolo con el que todo el mundo lo identifica. De hecho, uno de los principales ponentes será Martin Cooper, ingeniero de Motorola e inventor del teléfono móvil, aprovechando que este 2023 se cumplirán 50 años de la primera llamada que se hizo desde un aparato que por aquel entonces parecía un zapato y pesaba un kilo. Con 1.000 ponentes, también destacan Lauren Kunze, cofundadora y CEO de Pandarobots; la profesora de la Universidad de Oxford, la española Carissa Véliz, y el consejero delegado de Maersk, Vincent Clerc.
La china Huawei será la que ocupará más espacio, incrementando en un 50% la superficie contratada respecto al año pasado
Las principales novedades que se verán estos días en el recinto ferial de L’Hospitalet de Llobregat serán los avances en 5G, las cámaras mejoradas, los teléfonos plegables, las soluciones de carga rápida y la popularidad de los teléfonos reacondicionados, así como la irrupción de la inteligencia artificial (IA) con ChatGPT y Kuki AI, y el protagonismo cada vez más asentado de las fintech con los NFT, las criptomonedas y la tecnología blockchain, y del comercio móvil dentro del e-commerce.
No todo será trabajo y el MWC consolidará el espacio Beat Barcelona con una terraza al aire libre de casi 3.000 metros cuadrados en la que se podrá tomar algo mientras se escucha la oferta musical programada por festivales locales como el Sónar, el Cruïlla y el Mira. Complementará la ya tradicional oferta que el Ayuntamiento de L’Hospitalet de Llobregat organiza en Plaza Europa, con tapas y copas a ritmo de música popular que ya ha calentado motores este fin de semana.