John Hoffman, Pau Relat y Mats Granryd
El consejero delegado de la GSMA, John Hoffman; el presidente de Fira de Barcelona, Pau Relat, y el director general de la GSMA, Mats Granryd. © Aina Martí / ACN

El MWC se compromete con Barcelona para siempre

El salón designa a la ciudad como sede permanente, avalando una relación de éxito que les ha servido a ambos para crecer y posicionarse como líderes tecnológicos a nivel mundial

Aunque un “para siempre” pueda sonar demasiado grande y hasta un poco temerario, John Hoffman parece que no le tiene miedo a nada. Con un “abrónchese los cinturones”, el consejero delegado de la GSMA ha avisado a la ciudad de Barcelona de que hay Mobile World Congress (MWC) para rato y de que a la historia que comparten aún le queda mucho camino por recorrer.

El aviso a navegantes se ha producido poco después de que la GSMA, la entidad encargada de organizar el Mobile, y las diferentes administraciones implicadas en su celebración acabasen de firmar el contrato que extiende su permanencia en la capital catalana hasta 2030. Ese era el titular esperado, pero la sorpresa ha venido cuando la ampliación se ha traducido en mucho más.

“Es muy emocionante alargar nuestra asociación con Barcelona hasta 2030 y puede que para siempre”, ha empezado su director general, Mats Granryd. “No es tanto una relación de pasado sino de futuro”, ha continuado la alcaldesa Ada Colau. “Hasta 2030 y más allá”, ha añadido la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, no olvidándose de citar a Buzz Lightyear como artífice del lema.

El consejero delegado de Fira de Barcelona, Constantí Serrallonga, ha sido el encargado de poner negro sobre blanco. “Se ha firmado un contrato de extensión de lo significa ser la capital del móvil y tener el MWC en Barcelona, pero no solo eso. Es un contrato con vocación de permanencia y, por ello, se ha establecido un sistema de renovaciones tácitas automáticas a partir de 2030”, ha concretado. “Se establece así a Barcelona como sede permanente del MWC”, ha añadido Serrallonga.

El contrato también fija aumentar las aportaciones que hacen Ayuntamiento, Govern y Gobierno para la celebración del congreso, pasando de los 15 millones actuales —repartidos a partes iguales— a los 24 millones de euros. Asimismo, Fira de Barcelona exportará uno de sus salones, el Smart City Expo, a los lugares en los que la GSMA está presente fuera de España, como Las Vegas y Shanghai.

Ante tal anuncio, la alegría se palpaba en el ambiente y no era para menos. Más de uno ha recordado que hacía poco más de dos años estaban reunidos en ese mismo sitio para cancelar el salón ante la inminente llegada de algo que por aquel entonces sonaba tan distópico como una pandemia. Una decisión que en su momento se pensó que era exagerada pero que se ha demostrado un elemento esencial para garantizar la viabilidad del Mobile, no solo en la capital catalana sino como salón. “La designación de Barcelona como sede permanente empezó a cristalizar el día después de la cancelación”, ha expuesto el presidente de Fira, Pau Relat. “En los tiempos complicados, se demuestra con quién puedes contar”, ha valorado.

Autoridades brindan con cava por la renovación del MWC
Las autoridades brindan con cava tras firmar la renovación del MWC y la designación de Barcelona como sede permanente. © Aina Martí / ACN

Y es que el Mobile las ha visto de todos los colores. El coronavirus fue el último capítulo de una larga historia de crisis, con huelgas y tensiones políticas que eclosionaban los días de su celebración. “Nuestra relación se ha construido a lo largo de unos años que no han sido unos años cualquiera, ha habido muchas dificultades”, ha señalado Colau. “No solo hemos superado las dificultades, sino que hemos fortalecido nuestra confianza”, ha remachado la alcaldesa.  

Pero también hubo quien se acordó de cómo, a pesar de todo, el congreso ha ido creciendo, así como han ido cambiando sus protagonistas, arrinconando cada vez más a los estrellas iniciales, los móviles, y dejando que una explosión tecnológica abra un sinfín de posibilidades. El MWC aterrizó en la ciudad en 2006 cuando los smartphones y el GPS parecían de peli y, desde entonces, mucho ha cambiado.

“No solo hemos superado las dificultades, sino que hemos fortalecido nuestra confianza”, ha defendido Colau

Todo ello, se ha acompañado de la creación en la ciudad de un impacto económico acumulado de 5.400 millones de euros y de 141.000 puestos de trabajo parciales, además de posicionar a Barcelona como una de las principales capitales tecnológicas del mundo. Unas cifras que no paran de crecer, incluso este año, en la edición de vuelta a la normalidad, que cerró con más de 60.000 asistentes y se convirtió en el primer gran evento internacional de grandes dimensiones después del coronavirus. “Superamos nuestras previsiones, creando un impacto económico de 267 millones de euros y 7.100 puestos de trabajo a tiempo parcial”, ha expuesto Hoffman. De cara al año que viene, esperan situarse entre los 70.000 y los 80.000 asistentes.

“Barcelona es mucho más que la ciudad en la que el MWC se celebra. Es el elemento crítico”, ha resumido el consejero delegado de la GSMA. “Hay quien dice que, si quieres ir rápido, ve solo; y, si quieres ir lejos, ve acompañado. Nuestro partenariado demuestra que podemos ir rápido y lejos. No tenemos límites”, ha concluido Hoffman. Aún no se sabe cuál será el futuro de la telefonía y a dónde nos llevará la tecnología, pero lo que está claro es que, por muchos años, sino infinitos, una parte se escribirá desde Barcelona.

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