Desde este lunes hasta el jueves, del Mobile World Congress (MWC) se hablará mucho, con la llegada de una nueva edición al recinto de Gran Via de Fira de Barcelona, pero a menudo cuesta entender qué es lo que realmente se enseña en su interior. Se da por sobreentendido que se pueden probar los últimos modelos de los móviles más punteros, aunque últimamente ya no sea solo eso y se empiecen a ver cada vez más gafas de realidad virtual, robots y diversos cacharros. Con el objetivo de traducir para qué sirven las últimas innovaciones tecnológicas que se presentan en el salón, la fundación Mobile World Capital Barcelona (MWCapital) ha apostado esta edición por aplicarlas a algo que todo el mundo conoce: los cinco sentidos. Los pilotos que se presentan en su estand permiten probar soluciones tecnológicas a través de experiencias, pero todos ellos tienen aplicaciones industriales, ya sea en el sector de los videojuegos, el comercio o la salud.
La ruta tecnológica que propone la MWCapital arranca con el olfato. A través de un avatar que se crea con tan solo una fotografía, se recorren diferentes espacios de la ciudad, descubriendo en cada uno de ellos un olor asociado, sin entrar en polémicas. Paseando por la playa, se huele la brisa marina, y por la Rambla, una parada de flores presenta sus mejores productos. Pero también se va al Camp Nou, donde se pisa su campo y se siente la hierba recién cortada; a la Basílica de Santa Maria del Mar, con incienso y velas como protagonistas, o a la calle Petritxol, como no podría ser de otra manera, abriendo el estómago recordando su chocolate, aunque no se incluyen los churros en la experiencia.
Esta primera pata ha sido creada por Puig, quien ya lo llevó al Integrated Systems Europe (ISE). Air Parfum, empresa del grupo Puig, ha desarrollado una máquina que permite oler diferentes productos sin que uno quede atontado y ya no sepa distinguirlos. Aunque aquí el dispositivo se enseñe para ver a qué huele la ciudad, está pensado para tiendas que venden colonias. También se ha probado en el mundo del arte a través de una colaboración con el Museo del Prado que permitía oler un cuadro de Rubens, en el que se dibujó una mofeta que también apestaba.
Con el olfato superado, se va al gusto. Según el perfil olfativo de cada usuario, determinado según los olores que le han gustado, se le da a probar un bombón de chocolate que puede ser ácido, dulce o picante, elaborado por la Casa Cacao y los hermanos Roca e intentando saciar el hambre que se ha despertado en la calle Petritxol. La cosa no va solo de probar un bombón y se complementa con unas gafas de realidad virtual que acompañan la explosión de sabor, con luces de colores que se expanden cuando uno da el primer mordico. Se calcula que se producirán un total de 2.000 bombones en todo el Mobile.
Con la nariz y la boca adaptadas a los entornos digitales, toca el momento del tacto. Aprovechando que se celebra el 30 aniversario de los Juegos Olímpicos de Barcelona, uno se puede poner en la piel de Antonio Rebollo y animarse a repetir su encendido de la antorcha olímpica. Se consigue con unas gafas de realidad virtual que trasladan el ambiente del estadio, pero, especialmente, con unas mangas hápticas que permiten notar la presión del arco y la flecha gracias a micropulsaciones eléctricas.
La startup malagueña Owo ha desarrollado esta tecnología con piezas de ropa que permiten reproducir sensaciones como recibir un pelotazo, sufrir la picadura de un insecto e, incluso, un disparo. Se utiliza en múltiples sectores, especialmente el de los videojuegos, aplicándose al Fortnite o el League of Legends, pero también en el militar, para entrenar a soldados, o en el sanitario, facilitando la movilidad a personas ciegas.
La startup Owo ha desarrollado piezas de ropa que permiten reproducir sensaciones como recibir un pelotazo y sufrir la picadura de un insecto
Se haya conseguido o no encender el pebetero, la ruta se completa bailando un poco en la antigua discoteca Maddox de Platja d’Aro, o con Izal en su último concierto en el Palau Sant Jordi. Otra vez con gafas de realidad virtual, la experiencia consigue convertir a cualquiera en un miembro más de la banda y hasta se puede sentir el típico olor a cerveza de concierto, eludiendo el sudor que también los caracterizan. Con La mujer de verde de fondo, uno se cree que la está cantando mientras ve cómo los fans se entregan por completo, el personal de seguridad revisa que todo marche bien y el mánager de la banda grava un vídeo para la posterioridad.
La vista, presente en las diferentes etapas de esta ruta con gafas de realidad virtual, se convierte en la protagonista de la última, permitiendo modificar los colores y la intensidad de unos fuegos artificiales sobre la Sagrada Família y demostrando que, si toda la tecnología se presentara así, el Mobile no se sentiría como algo que es solo para unos cuantos hombres trajeados.
Primera jornada de lleno absoluto
Desde primera hora de la mañana de este lunes, el Mobile ha llenado los pasillos de Fira de Barcelona, reviviendo las imágenes de los años prepandémicos y dejando atrás las mascarillas que aún fueron obligatorias en la edición pasada. Volviendo a ocupar los ocho pabellones del recinto ferial, el congreso ha demostrado su fuerza con riadas de asistentes, entre ellos, congresistas asiáticos que han vuelto tras tres años de ausencia. Un éxito que ya se había detectado los días previos en la ciudad, con hoteles llenos y VTC por todos lados. Lo que ha provocado sorpresa entre los asistentes han sido las colas para el guardarropa y los restaurantes, así como los altos precios de los menús. La vuelta a la normalidad también ha supuesto el regreso de las protestas a las puertas del MWC, salvándose de la huelga de los taxistas pero con la Guardia Urbana de L’Hospitalet de Llobregat reclamando mejores condiciones.
