Marca limitada

“Limitar”’ según la RAE significa, poner límites a algo, acortar; ceñir. Si limitamos el uso de un producto, estamos ejerciendo nuestra voluntad, como seres humanos pensantes y activos, en decidir cómo cuándo y en qué condiciones voy a usar ese producto. Igual que hacemos con nuestras relaciones y hacia nuestros distintos círculos de convivencia y de afectos, ponemos, marcamos y convenimos límites. O deberíamos hacerlo, para protegernos y cuidarnos a nosotros y a nuestro entorno. Como madres, algo que debemos practicar es justamente esto, poner límites.

Hace tres meses que un grupo de madres y padres del barrio barcelonés de Poble Nou iniciaron un movimiento para detener el acceso de los smartphones a los menores de 16 años —poblenou_adolescencialliuredemobils–-. El lobby generado ha llegado a  tal magnitud que desde diferentes comunidades autónomas ya están prohibiendo su uso en las escuelas para el próximo curso.  Esto se ha convertido en un movimiento que ha traspasado fronteras y que ha puesto el debate en todas las agendas; la agenda política, la de educación y la de salud mental. 

Como madre de adolescentes llego tarde a esta nueva ley/convenio o norma, pero la apruebo y me sumo al movimiento. 

Como estratega de branding quiero pensar cómo les afectara esto a las marcas de telefonía móvil, de aplicaciones digitales y a las redes sociales. Está claro que se nos ha ido de las manos, que nunca hubiéramos imaginado que Internet nos podría causar adicción y destrozar vidas, familias, relaciones y condicionar nuestras decisiones. Era un entorno nuevo, sin límites,  y nos ha llegado a controlar él a  nosotros. Siendo uno de los motivos más frecuentes de adicción y de consulta en salud mental de adolescentes. El poder de Internet ha hecho viral esta iniciativa, y es el mismo poder que boicotea la adolescencia de nuestros hijos.  La misma herramienta que ha dado luz al problema nos ha provocado el problema. 

Visto lo visto, debemos ser parte de la solución, no del problema. 

Toda la industria de Internet y telefonía móvil tiene una grandiosa oportunidad para repensar su marca, su estrategia y su activismo. Es el momento de posicionarte al lado de estas adolescentes y sus familias que tienen el problema en casa y no quieren que se repita en sus hijas e hijos. Sabemos que la venta de smartphones a menores es de un 11% del volumen total de mercado, según Statista y esto es una parte muy importante de negocio que van a perder. 

Cuando estas operando en un sector donde tienes estas restricciones legales, éticas, educativas y de salud, debes ser muy empático y generosos. Como marca no puedes generar dudas ni oportunismo hacia los responsables de la educación de estos menores. Y toda la sociedad somos parte de esta educación. No solo las familias y las escuelas, también la sociedad, la publicidad, la cultura y todo lo que pasa en la calle suma o resta hacia esta co-educación.

Toda la industria de Internet y telefonía móvil tiene una grandiosa oportunidad para repensar su marca, su estrategia y su activismo

Conociendo esto, estamos ante una grandiosa oportunidad de convertirnos en una marca aliada, una marca amiga. Y sobre todo valiente. 

Es el mejor momento para decir: “Estas Navidades, no le regales un teléfono móvil si no ha cumplido los dieciséis.” No te lo vendemos, estamos juntos en esto. 

Ya os he hablado otras veces de la necesidad de ser marcas activistas y valientes, y este es otro caso que el activismo nos ha puesto en bandeja. Se trata de ser oportunos, no oportunistas; e invertir nuestros recursos en acompañar a estas familias en la adolescencia de sus hijos. Apple, Huawei, Samsung o Sony podrían invertir en terapias para adolescentes con adicciones a pantallas y mirar al problema de cara, a los ojos. Situarse como la marca de móviles que entiende lo dañino de su mal uso y ser el primer móvil de estos jóvenes al cumplir los 16 años de edad. Deberían crear toda una comunidad de familias y de usuarios que dé seguridad, protección y  límites a esta nueva generación de internautas que deben entrar en esta digitalización de sus vidas de una manera asertiva, madura y protegida.

La primera marca de telefonía móvil, la plataforma de redes sociales o el servidor de acceso a Internet que quiera ir de la mano de estas familias se va a ganar la confianza y la fidelidad de toda la familia y de toda la COMUNIDAD. Hacer un mea culpa nos humaniza. 

Muchas veces en los negocios y en los proyectos hay que dar un paso atrás para avanzar, hay que perder, para poder ganar después, hay que mostrar todas las cartas para poder despertar la confianza y transparencia y pasar a ser parte de esta etapa tan crucial de la vida de nuestros hijos e hijas. El futuro de nuestra sociedad está en manos de esta generación que nos está pidiendo límites. También desde el branding se trata de construir marcas con límites. No todo vale.