El sector del cava está acostumbrado a plantar cara a años adversos y a sortear todo tipo de dificultades. La pandemia ha dado un nuevo golpe a los productores que, aun así, valoran positivamente los resultados conseguidos durante este fatídico 2020, ya que sus ventas han bajado, sólo, un 13,62%. El cierre del sector de la restauración y la desaparición del turismo a escala global podría haber pasado una factura muy superior a los cavistas, que consideran este descenso del 13,62% una clara “muestra de resiliencia” ante el impacto de la pandemia.
En total, las 209 empresas elaboradoras de cava, la mayoría de ellas ubicadas en el Penedès, comercializaron 215,5 millones de botellas durante el año 2020. Se trata de un descenso del 13,62% en relación a los 249,5 millones de botellas comercializadas en 2019, un año récord en términos de volumen, ya que fue el segundo mejor de la historia del cava, después de 2017, con un récord 252,5 millones.
El 71% de todo el cava comercializado se exportó, un porcentaje bastante superior al peso del 66% de que tenían las exportaciones en el año 2019, lo que consolida a la DO Cava como la denominación de origen española que más exporta. En concreto, se vendieron en el mercado internacional 152 millones de botellas, lo que supone una caída del 7,92% en relación con los 165 millones exportados un año antes. “La diversificación de mercados que tiene el cava es una riqueza, un fondo de comercio muy valioso que se ha demostrado como un atenuante a la caída del mercado interior, más afectado por la pandemia”, explicó el presidente del Consejo Regulador del Cava, Javier Pagès.
Según el máximo responsable de la DO, “2020 ha sido un año muy desafiante, difícil y atípico”, pero admite que los resultados “han superado las expectativas iniciales” gracias al “esfuerzo, trabajo y tenacidad” del sector.
Si al total de expediciones (215 millones de botellas) se le resta el volumen exportado (152 millones), quedan 63 millones de botellas que se corresponderían al consumo en el mercado español, lo que supone un descenso del 25%. La DO Cava, sin embargo, expone que según la consultora de mercado Nielsen, el retroceso sería del 12,3%. El canal con más impacto por la Covid sería el de la hostelería, con una caída del 38,8%. Muy inferior es el descenso en los supermercados, que Nielsen cifra en un 4,7%.
Tal como ha ocurrido con la mayoría de sectores, el dato positivo de este año pandémico es el incremento del comercio online. Concretamente, las ventas de cava por Internet han crecido un 44,9%, ya que muchas bodegas hasta ahora no vendían sus productos en línea y se partía de unas bases muy pequeñas. El confinamiento de la población obligó a los cavistas a reaccionar y a poner en marcha tiendas virtuales para poder seguir en contacto con sus clientes. Habrá que ver ahora cómo evoluciona y se consolida este nuevo canal de venta.
Volviendo al mercado internacional, Alemania sigue siendo el principal destino de las exportaciones de cava, seguido del Reino Unido, Bélgica, Estados Unidos y Japón. Exceptuando Reino Unido (donde se ha registrado un alza del +6,5% por el acopio previo al Brexit), las expediciones han caído en todos estos grandes mercados. Al contrario, han crecido a doble dígito en países donde los volúmenes son mucho más pequeños, como Rusia, Finlandia, Suecia y Lituania, lo que demuestra que el cava sigue extendiendo su presencia internacional —llega a más de cien países— gracias a su relación calidad-precio.
Más allá de las cifras sobre los volúmenes comercializados, la DO Cava se centra ahora en poner en marcha el plan estratégico que el consejo regulador aprobó el verano pasado y que supone introducir a partir de este año un nuevo sistema de zonificación (para indicar mejor el origen) y segmentación del cava, además de incrementar los sistemas de control y trazabilidad para garantizar la calidad. Así, a partir de ahora a los cavas jóvenes (190 millones de botellas al año pasado) se les denominará cavas de guarda y los cavas con una crianza de más de 18 meses pasarán a llamarse cavas de guarda superior (25 millones de botellas). Hasta ahora, los cavas reserva debían tener un mínimo de 15 meses, pero ahora la exigencia se eleva a 18 meses.
En paralelo se han creado cuatro grandes zonas dentro de España para identificar mejor el origen del cava: Comtats de Barcelona (con las subzonas: Valls d’Anoia-Foix; Serra de mar; Conca del Gaia; Serra de Prades y Pla de Ponent), Valle del Ebro (con las subzonas: Alto Ebro y Valle del Cierzo), Viñedos de Almendralejo —para el cava producido en Extremadura — y Altos de Levante —para el procedente de la Comunidad Valenciana—.