El Real Club de Polo de Barcelona ha sido recientemente el escenario del CSIO Barcelona (Concurso de Saltos Internacional Oficial de Barcelona), que celebró su primera edición en 1902, y que desde hace nueve años acoge el evento hípico más importante del mundo, la Longines FEI Jumping Nations Cup Final, que depende de la Federación Ecuestre Internacional.
Justo finalizada esta competición, el club ha iniciado los trabajos para un ambicioso proyecto de remodelación de una parte de las instalaciones de la pista olímpica de salto de obstáculos donde tiene lugar este campeonato; la tribuna principal.
Las mejoras, que ampliarán la capacidad de las gradas hasta unas 830 personas —“una tercera parte más”— y favorecerán una visión de la pista desde más ángulos y con mejor perspectiva, contribuirán a revalidar la confianza que la federación viene depositando en la entidad privada para organizar la final de saltos, “que tiene muchas novias: Nueva York, Dubái, Moscú…”, asegura el presidente del Polo, Curro Espinós.
Asimismo, “seguiremos siendo la mejor pista para todas las competiciones y concursos hípicos locales y nacionales que llevan años celebrándose en el club; casi cada fin de semana hay uno”, añade.
El proyecto “es muy Polo” porque el objetivo era “mantener el alma de la tribuna colonial” para no perder la esencia. Por eso el diseño se ha inspirado en las antiguas instalaciones que el club tuvo en Can Ràbia, hasta 1930, cuando se trasladó a la ubicación actual. “La nueva tendrá una cierta solera y respirará tradición porque, además de utilizarla para los concursos de hípica, es uno de los elementos visuales más característicos del club”.
“Ahora el reto es finalizar las obras justo dentro de doce meses para volver a recibir la final, los jinetes y los caballos participantes y los representantes de los medios de comunicación de un evento que es después de la Fórmula 1, el campeonato con mayor cobertura informativa, y el más importante de la hípica después de los juegos olímpicos”, añade el presidente. Recuerda que el contrato con la federación se renueva cada dos años, y “el próximo año toca abordarlo otra vez”.
Espinós es optimista, pese a admitir que se trata de un proyecto ambicioso para derruir la actual tribuna de la pista y el edificio adyacente que alberga un gimnasio. El presupuesto de ejecución de las obras asciende a cerca de 13 millones de euros, ocho millones de los cuales se autofinanciarán y los cinco restantes corresponden a un préstamo a cinco años. “Esto nos permitirá disponer de recursos propios para hacer frente al coste anual del mantenimiento del resto de instalaciones que es de aproximadamente un millón de euros”, dice.
Los presupuestos anuales del Club de Polo ascienden a 26 millones de euros, la mitad de los cuales provienen del pago de las cuotas de los 11.000 socios actuales —3.000 son menores de 18 años—, y la otra mitad del que pagan los abonados por disfrutar de servicios complementarios o de los ingresos que se obtienen con las actividades de formación deportiva para jóvenes y niños en las cinco disciplinas del club —hípica, polo, hockey, tenis, y pádel, el último que se incorporó en los años 90—.
La nueva instalación “situará al club al nivel de excelencia y de modernidad que quieren todos los socios y aumentará aún más, si cabe, el sentido de pertenencia al club, especialmente de los más jóvenes, y también responderá al auge que ha tenido el fitness en los últimos años y que lo ha convertido en una sección transversal, con una afluencia diaria de unas 500 personas, y prácticamente un millar suscritos a las actividades de sala”, que ahora pueden disfrutar de un espacio alternativo que se ha acondicionado como gimnasio para no dejar de ofrecer el servicio.
El nuevo edificio, en una superficie de 9.000 m², además de incorporar la tribuna hípica, tendrá el gimnasio y las salas de actividades deportivas, dos piscinas cubiertas —una de 25 metros y una de 16 metros—, y una sala de convenciones. Todos los espacios tendrán vistas al exterior y un diseño moderno y respetuoso con las nuevas certificaciones medioambientales —para el tratamiento de las aguas y fuentes energéticas renovables—.
“Es un proyecto que reafirma la esencia del club y el espíritu de pertenencia de sus 11.000 socios”
El proyecto lo ha diseñado Batlle i Roig, en colaboración con Casacuberta Matías, Capella Monaco, PGI Engineering y ACTIO. Desde el punto de vista de las obras, se celebró un concurso donde se presentaron once empresas y se seleccionaron seis. Por último, lo desarrollará la UTE constituida por Voracys y Alainsa.
“Estará a la altura de otras ofertas, con mucha calidad, para aguantar mucha rotación de usuarios. No tenía sentido que los socios del club tuvieran que pagar un gimnasio en otro sitio de la ciudad. Son una pequeña parte del complejo, pero muy importante deportiva y socialmente”, asegura.
Además, “nos permite cambiar la conserjería del club que se desplazará a pie de calle, y la adecuación de la sala de eventos que no sólo será para eventos del club o de sus socios, sino también para terceros —particulares o empresas— y fomentará la apertura del club en la ciudad”.
Un aspecto, este último, “que siempre ha sido así y que los barceloneses no siempre conocen”, expone el presidente del Polo, insistiendo en que “la importancia deportiva de nuestras secciones con equipos muy bien posicionados en las respectivas competiciones hace que, por ejemplo, los fines de semana esto [señala todo el recinto] esté lleno a rebosar de practicantes, aficionados, familias enteras viendo partidos o campeonatos locales, catalanes, nacionales; de lo que sea”. Hay 2.000 niños y jóvenes vinculados al deporte con las escuelas que tiene el Club de Polo, y actividades diversas desde júniors a séniors, con carácter amateur o para la competición. “La escuela de tenis es la mayor de España, con un millar de inscritos”, dice.
“Somos parte de Barcelona y estamos abiertos a todos sus ciudadanos, desde siempre y así seguirán siendo”
Con todas estas cartas en la mano, Curro Espinós descarta que el Club de Polo tenga que verse como una entidad elitista; “somos una parte más de la ciudad”, de ahí que tres de sus principales eventos deportivos tengan lugar en sus instalaciones: el CSIO, el torneo internacional de Polo, y el campeonato internacional de Hockey de Reyes, que hace más de 70 años que se celebra.
El Ayuntamiento de Barcelona, defiende el presidente de la entidad, nos apoya “como hace con otras entidades o campeonatos que tienen lugar en la ciudad”. “Saben de la importancia que tiene lo que hacemos en formación deportiva, el nivel competitivo de nuestros equipos —tenemos dos de hockey en primera división— y el eco internacional del concurso de saltos, y de ahí que diseñáramos para el CSIO un premio ‘Barcelona’ que contribuye a retener la final del campeonato internacional en la ciudad”, manifiesta ante las críticas por recibir 200.000 euros municipales para la edición de este año. “Podríamos hablar de lo que reciben también otras competiciones de entidades privadas…”, sentencia.