El escritor Juan Carlos Fernández
El escritor Juan Carlos Fernández, que ha publicado recientemente 'Locos peligrosos'.
EL BAR DEL POST

Juan Carlos Fernández: La pulsión de contar historias

Tiene mucho de heredero de esa tradición oral de ponerse alrededor de la hoguera y contar historias con asuntos que enganchan y avanzan y se hilan con sencillez y eficacia, sin lugar para demasiados artificios ni, mucho menos, molestas digresiones. Sus historias beben de eso y del cómic y del cine de género y, muy especialmente, de toda aquella generación de autores que escribieron las páginas doradas de nuestra literatura popular. 

Y ahora Juan Carlos Fernández sonríe orgulloso a pie de barra al pensar en su novísimo libro, Locos peligrosos, publicado por la editorial Matraca, “que también está sacando cosas muy interesantes de añorados maestros como Joseph Berna, Adolfo Quibus o Curtis Garland, junto a grandes talentos del pulp actual como Álex M. Saponi, Gabriel Diaz Barragan o Julián Sánchez Caramazana”. Este último, gran amigo y, en cierta medida, una suerte de mentor del parroquiano.

Madrugador, “tras demasiado tiempo trabajando en una fábrica de seis de la mañana a dos de la tarde”, Juan Carlos degusta plácidamente una cerveza matutina al ritmo del Dream in colour del Peter Franks Group, mientras echa de menos una época “en la que los escritores podían dedicarse plenamente a lo que les gustaba y no depender de otros trabajos de mierda. Ojalá se pudiera vivir de esto, como entonces”.

Pertinaz lector de novela y cómic, y omnívoro devorador de películas y series, saca tiempo libre de donde puede “para ir escribiendo lo que se me pasa por la cabeza, desde relatos cortos hasta novelas. Y, aunque intento escribir de todo, lo que más me tira es la ciencia ficción y el terror con ciertas dosis de intriga”. 

Junto con Sánchez Caramazana —que le ha llegado a publicar los libros Relaciones fatales, Pesadillas en serie B y ¿Quién dijo miedo?— procura apuntarse a todos los  eventos posibles relacionados con la cultura pulp y la serie B como el festival Área Pulp y sus derivados, que le ayudaron a trascender la que define como una cierta sensación de anclaje. “Como dice Julián, que me llegó a llevar a firmar a la Feria del Libro de Madrid: si no te ven, no existes. Por eso, también intento estar en las redes sociales, aunque a veces me acaba costando desconectar”.

Los frutos del aprendizaje

En 1996, un joven Juan Carlos se apuntó a un curso de guión de cómic con Alfredo Pons. Aquello fue un punto de inflexión en su trayectoria vital, “pues fue él quien me enseñó las claves para narrar”. Años después, tras aquel primer paso importantísimo para ir dotando de andamiaje y puliendo esa pulsión innata de contar historias, llegó el debut literario, La chica de Venus. “Saqué aquella primera novela con una editorial de esas de auto-publicación. Me pilló en un mal momento y me hicieron una chapuza, pero eso me ayudó a conocer a otros escritores, al menos a nivel local”. ¿Quién dijo que el aprendizaje no fuera a ser difícil?

El de Juan Carlos Fernández es uno de los nombres más consolidados del panorama literario pulp de la ciudad

Su siguiente obra, la novela de ciencia ficción Después del fin, “sigue siendo, sin desmerecer mis otros libros, el que más satisfacciones me da”. El escritor confiesa que, en aquella obra apocalíptica donde nada es lo que parece y ráfagas de humor negro van soplando inmisericordes sobre el relato, “metí mucha mala leche que tenía acumulada. La cosa quedó redonda con la genial portada que hizo el dibujante Santipérez”.

—¿Y ahora, con seis libros ya en circulación, en qué punto dirías que estás?

El parroquiano sonríe con timidez. “Estoy muy contento —replica—. Porque a esas obras hay que sumar las estupendas antologías que acaban de publicar Iván Guevara y Tony Jim, Pandorum y 10 del 20, en las que colaboro”. 

El escritor Juan Carlos Fernández
El escritor Juan Carlos Fernández.

El difícil aprendizaje va dando sus frutos y lo mejor es que le queda cuerda para rato, porque avisa de que ahora mismo tiene “alguna cosa pendiente de publicar, alguna otra de repasar y más cosas que escribir”. Tiempo al tiempo, pues, y siempre que lo haya.

Memorable farra preolímpica

Nacido en Barcelona en 1971, “creo que en la Vall d’Hebrón”, la vida del parroquiano se concentra mayormente en la ciudad: “El grueso de las actividades en las que participo suele tener lugar aquí”. En este sentido, el suyo es uno de los nombres más consolidados del panorama literario pulp de esta ciudad, que sigue amando “aunque en estos últimos años me parece que ha derivado en parque temático de sí misma, de tanto que la han enfocado al turismo”. 

El escritor Juan Carlos Fernández
Fernández, con su libro Locos peligrosos.

Los recuerdos asociados a los rincones urbanos son muchos, pero se decanta por uno en particular. “Tengo mucho cariño a un día de 1992, cuando las Olimpiadas estaban a punto de terminar, en el que me pegué una buena borrachera con unos amigos, y aquella farra salvaje terminó inspirando un guión de cómic. Dudo que  alguna vez éste vea la luz, pero también dio lugar a un relato corto que más adelante reconvertí en capítulo de uno de mis libros”.

—¡Caramba! ¿Cuál? 

—Hasta aquí puedo contar— replica misterioso el escritor que, acto seguido, pide otra cerveza.

—Oye, no te me irás a embolingar aquí en busca de inspiración, ¿eh?

Y Juan Carlos Fernández estalla en una carcajada, antes de dar respuesta a la chanza:

—No, no, que esta me la pones con una ración de bravas— anticipando el amplio recorrido que le queda a una buena charla a pie de barra como esta.

Locos peligrosos, de Juan Carlos Fernández.
Locos peligrosos, editado por Matraca.