Liana Grieg es cofundadora del club Juno House, el ya conocido espacio para mujeres diseñado tanto para ayudar al bienestar personal como en el desarrollo profesional de sus socias. Nos encontramos en la sede de la calle Aribau, en el espacio llamado Clubhouse, el de mayor atmósfera neoyorquina de toda esta gran harinera restaurada. Los interiores de manzana tienen la posibilidad de ser ajardinados, pero también la opción de acoger espacios de refugio como este, que de entrada, pueden parecer banales, superfluos, un lujo, pero que una vez dentro descubres su necesidad. Aparte de que tampoco hay que vivir de necesidades: la idea obedece más bien a un mayúsculo, sonoro y descarado “Why not?”.
— Sé sincera: ¿vivías en Nueva York y te hartaste?
— No. Después de crecer profesionalmente en el sector de las finanzas y de los mercados emergentes, especializada en conectar personas e inversores, hice un máster en Barcelona, mientras Natalie Batlle, otra cofundadora (también americana), se estableció en Barcelona para derivar su trabajo de Relaciones Públicas en el ámbito de las startups. Por tanto, no: no nos quemamos de Nueva York, ni de América. No hay ruptura. Lo que hacemos es llevar el espíritu de Nueva York dentro de nosotras y lo empaquetamos para desarrollarlo en otro sitio, en este caso, en una maravillosa ciudad como Barcelona, para desarrollarlo.
— ¿Eso quiere decir que es una réplica?
— No, hablo del espíritu. No del proyecto concreto. En Nueva York ahora mismo no podría haber un edificio tan grande, y tan céntrico, dedicado a ello: puede haber sitios pequeños, y más inestables, con mayor cambio constante de miembros. En cambio, nuestro proyecto es genuinamente barcelonés, con una misión y un gran equipo, aunque impregnado de una actitud y un estilo de vida que viene de fuera. Y nos dimos cuenta de algo: en una ciudad como Barcelona, si no creas tú misma tu proyecto, no lo tendrás.
— Do it yourself.
— Y aquí lo tenemos. Ahora somos más de 500 socias, aunque Juno ha venido para hacer crecer a mujeres y también a hombres. Tenemos una agenda llena de actividades, tanto las dirigidas a socias como las que consisten en eventos más abiertos. Antes sólo había un tipo, mujeres que tenían acceso a todas las actividades en exclusiva. Ahora, tenemos una vertiente también más “social”, para mujeres que no pueden aprovechar tanto las múltiples actividades que hacemos, pero que, en cambio, sí quieren hacer comunidad y networking. Hemos creado una tipología de asociada adaptada a este perfil. Y ahora somos el mayor espacio de todo el estado español dedicado a estos servicios para mujeres.
— ¿La actividad es diaria, pues?
— El sentido de ocupar todo un edificio es que la actividad sea diaria y constante, sí. Quisimos hacerlo grande y bien. El problema fue precisamente que muchas mujeres no conocen la cantidad de actividades que promovemos. ¡Y nosotros tampoco las conoceríamos bien a ellas, si no fuera por el espacio! Tengo una alumna de yoga, con la que siempre hablábamos después de la clase… Pues hace poco me enteré de que es una de las cirujanas más importantes del país, ¡la doctora Constanza Ballesta! Juno sirve, por tanto, para conocer. Para tener la oportunidad de conectar a gente que tiene inquietudes similares.
— Estar en un sitio es importante.
— Exacto. Pertenecer a una casa, a una comunidad. Ahora te lo digo desde la perspectiva de expat: los círculos que encuentras en Barcelona son muy profesionales, muy de sector, y eso hace que cueste encontrar a gente que simplemente “esté”. Estar, un lugar donde estar y donde crecer. Esto es lo que somos.
— ¿Y esto es lo que encuentras en Nueva York? No lo creo.
— Mira: cuando yo voy a Maine, es porque quiero respirar. En cambio, cuando voy a Nueva York es para enchufarme electricidad y hacer cosas sin cesar. Nosotras estamos trasladando aquí esta energía, la del no parar, y esto hace que nos ayudemos mucho entre nosotras. Hablamos de igualdad de salarios, de conciliación, tenemos un espacio little Juno que es un servicio de guardería… ¡Queremos que las mujeres tengan tiempo para hacer las cosas que quieren hacer!
— El Círculo del Liceo ya hace tiempo que admite la entrada de mujeres. ¿Por qué ya no hay clubs exclusivamente masculinos, como Juno, pero al revés?
— Nosotros admitimos a hombres como invitados o acompañantes, y además los hombres han aportado mucho en la creación de Juno. Tenemos, además, muchos ponentes masculinos invitados. Simplemente, queremos que el protagonismo sea para la mujer, pero nada más.
— Lo que te decía: ¿y los clubes donde el protagonismo sea para el hombre?
— Ah, en eso haced lo que queráis. Evidentemente. No sé si os hace falta, lo que sí sé es que a nosotras sí. Debemos darnos mucho apoyo mutuo, multiplicamos energías, creamos debates, intentamos crear un equilibrio entre trabajo y vida para las mujeres, es ahora totalmente necesario. No entendemos la diferencia de género como una competición, sino como colaboración. Y entre nosotras, evidentemente, también colaboramos.
— ¿Cuál es tu balance de este primer año?
— Espectacular. El espacio físico existe y es un imán para mujeres inquietas. Hemos conseguido una variedad de actividades de 360 grados, y hemos tocado 500 vidas (500 socias) y todos los que vienen que no son socios. Queremos ir más allá, por supuesto, pero con tiempo, y desarrollar la idea de socias y partners. Ofrecer mayor variedad de condiciones para acercarse a nosotras.
— ¿Barcelona es una ciudad cerrada?
— De las más abiertas que conozco. Con Barcelona tenemos primero un vínculo. Una historia. Luego, resulta que está llena de talento femenino (y como no sale demasiado a la luz, este espacio hace que aflore). En tercer lugar, es una ciudad de progreso, de tecnología, y con una sensibilidad especial para el movimiento feminista. Y por último es una ciudad que inspira, es cosmopolita, ¡hemos contado más de cien clubs o asociaciones de mujeres profesionales activas! Barcelona es un puente excelente entre el espíritu local y el interés internacional.
— “Juno”?
— Es una diosa romana, que acompaña a las mujeres en los momentos importantes de su vida. Un pilar para la mujer.
— ¿Qué valoras de Barcelona que no se encuentre en Nueva York?
— Yo lo llamo calidad de vida. Disfrutar del lugar en el que vives, tener más equilibrio entre trabajo y vida propia. En Nueva York das mucho, pero no lo acabas disfrutando. La ciudad no te responde tanto. En cambio, Barcelona es mucho más generosa en este sentido. Y no es provinciana, no tiene nada de eso. Si lo fuera, nosotras no estaríamos aquí.
— ¿Y ahora, a crecer?
— Exacto. Más eventos, más ponentes, más contenido, pero con un acceso más flexible como socia. Pensamos organizar brunchs algunos sábados del mes. ¡El 95% de nuestro crecimiento hasta ahora ha sido orgánico, sin poner ni un solo anuncio! Boca oreja, referencias, socias que traen socias. Lo que necesitamos es escuchar a las socias, no parar de escucharlas: de ellas aprendemos mucho.
— ¿Más retos?
— Queremos que venga Michelle Obama.
— ¿Cómo?
— Estoy segura de que vendrá a vernos Michelle Obama.
“Si Barcelona fuera una ciudad provinciana, Juno no estaría aquí”