Corpinnat pondrá en marcha este verano un nuevo festival gastronómico “que llega para quedarse”, según ha explicado el copresidente de la asociación, Xavier Gramona. El objetivo es potenciar el conocimiento de la marca colectiva Corpinnat y fortalecer su relación con el sector de la gastronomía, que ha abrazado ya la iniciativa, con más de 55 restaurantes que, por ahora, han confirmado su participación. Los vinos espumosos Corpinnat, de larga crianza, son 100% ecológicos, se elaboran con uvas de variedades autóctonas cosechadas a mano en viñedos ubicados en el corazón de la comarca del Penedès y se vinifican y producen íntegramente en las bodegas.
El primer Festival Gastronómico Corpinnat se celebrará entre el 15 de junio y el 15 de agosto en las mismas bodegas de los socios de la entidad, que habilitarán unos espacios singulares para convertirlos en comedores con capacidad para un máximo de 40 personas, respetando las distancias de seguridad. Las reservas se podrán hacer a partir del viernes 21 de mayo en la web de Corpinnat, donde se podrá elegir el día, la bodega y el restaurante participante. Todos los asistentes a las diferentes cenas y comidas programadas durante estos dos meses podrán disfrutar también de una visita a la bodega. Se prevé que participen en el festival unas 3.000 personas.
“Con este festival queremos acercar a las personas al territorio Corpinnat, queremos que se conozcan las bodegas y apoyar también a nuestros restaurantes locales y comarcales”, destaca el también copresidente, Ton Mata. Entre los chefs y restaurantes que ya han mostrado su interés en participar en la iniciativa y en diseñar unos menús que mariden con los diferentes corpinnats figuran Nandu Jubany, Els Casals, Villa Retiro, Estimar, Gresca, Gaig, Romain Fornell, Motel Empordà, Fonda Sala, Ginjoler, Cigró d’Or, Aürt, Cal Blay, Cal Pere del Maset, Casa Joan, Casamar, Dos Palillos, La Cava d’en Sergi, Mordisco, Pinotxo Boqueria, Xavier Pellicer, Suculent o Terrassa Martínez.
Según Corpinnat, el festival nace con un triple objetivo: “ayudar al sector de la restauración a superar la crisis derivada de la pandemia, hacer valer la riqueza y diversidad gastronómica de nuestro país y dar a conocer los valores de la marca entre los consumidores”. La marca colectiva de grandes espumosos de calidad está integrada actualmente por diez bodegas que decidieron abandonar la Denominación de Origen Cava para apostar por un proyecto propio centrado en maximizar la calidad de los vinos espumosos y su identificación con un territorio determinado. Se trata de Recaredo, Gramona, Llopart, Torelló, Nadal, Sabaté i Coca, Can Feixes, Júlia Bernet, Mas Candí y Can Descregut, todos ellos de capital familiar. Ya hay nuevas empresas interesadas en formar parte de Corpinnat y que ahora se encuentran en una fase previa de auditoría para ver si cumplen con los estrictos requisitos que exige la marca colectiva.
Primer balance económico
Los diez bodegas de Corpinnat han presentado este lunes su primer informe económico con datos de balance del ejercicio de 2020, muy marcado por la pandemia, que ha impactado en sus principales clientes: los restauradores. En total, las empresas asociadas a la marca vendieron 1,7 millones de botellas, un 22% menos. En términos de facturación, el descenso ha sido del 19%, con unos ingresos conjuntos de 16,8 millones de euros.
El 19,8% de la producción se ha exportado a 55 países, con un especial peso a destinos como Estados Unidos, Alemania, Andorra, Japón, Reino Unido, Canadá, Suecia, Suiza, Finlandia y Dinamarca. “El volumen de exportación aún es bajo, pero tenemos un potencial de crecimiento muy importante por delante”, asegura Ton Mata, director de Recaredo.
Las largas crianzas y el proceso de doble fermentación son el principal emblema de los vinos de Corpinnat, que proceden de viñedos 100% ecológicos. Así, el 80% de las botellas salen al mercado con una crianza mínima de 30 meses y, el 17%, lo hacen con más de 60 meses, un período sensiblemente superior a la mayoría de vinos espumosos que se comercializan. También es mucho más alto el precio medio de las botellas que lucen el sello Corpinnat: 17 euros.
Los diez bodegas que forman parte de la asociación producen hasta 62 referencias y emplean a 223 personas en quince centros de trabajo. Corpinnat agrupa 604 hectáreas de viñedos propios y 228 hectáreas más de terceros o arrendadas. En 2019, antes de la pandemia, las bodegas recibieron la visita de cerca de 35.000 personas, una cifra que se quiere multiplicar en el futuro.
El año pasado el hongo mildiu hizo estragos en las viñas ecológicas de los socios de Corpinnat, con una afectación del volumen de uva vendimiada de entre el 30% y el 40%, aunque en algunas bodegas la incidencia escaló al 70%. “Habrá muy pocos corpinnats de determinadas referencias de la vendimia de 2020″, constata Xavier Gramona. Sin embargo, Ton Mata subraya que las bodegas “han sido capaces de resistir tanto al mildiu como a la pandemia; somos empresas resistentes”.
Sin avances en las negociaciones con la DO Cava o con Clàssic Penedès
Tanto Gramona como Mata, que comparten la presidencia de esta nueva marca colectiva de la Unión Europea, se han mostrado muy satisfechos de la acogida que ha tenido la iniciativa entre la crítica internacional. “Hemos recibido muchos reconocimientos que sitúan nuestros espumosos al nivel de los mejores vinos del mundo; estamos consiguiendo todos los hitos que queríamos “, destaca Gramona.
Los dirigentes de Corpinnat han explicado que ahora ya hace tiempo que no tienen conversaciones con la DO Cava para evaluar una potencial reincorporación y explican que tampoco han avanzado las conversaciones para sumar a su proyecto o crear una nueva DO con las bodegas de Clàssic Penedès. “Para Corpinnat la exigencia de vinificar el 100% en la propiedad es un requisito indispensable que hace difícil un acuerdo con la DO Cava o con Clàssic Penedès. Ahora Corpinnat debe trabajar para Corpinnat “, concluye Ton Mata.
El territorio Corpinnat delimita un área geográfica en el corazón del Penedès de 997 kilómetros cuadrados y 22.966 hectáreas de viñedo. El manual de elaboración que se han autoimpuesto los socios es uno de los más exigentes del mundo del vino, ya que obliga a utilizar prácticamente sólo las variedades autóctonas (el peso del xarel·lo, macabeo y parellada debe ser del 90%), a apostar al 100% para la agricultura ecológica, a hacer vendimias a mano, a vinificar íntegramente en la propiedad (no se puede comprar vino base a terceros o botellas ya medio elaboradas) y a trabajar con muy largas crianzas (mínimo 18 meses). Todas las bodegas deben tener viñedo propio, pero también pueden arrendar y comprar directamente uva siempre que sea ecológica y procedente del territorio Corpinnat. En este caso, se han de firmar acuerdos a largo plazo con estos viticultores externos, a quien se debe pagar un precio mínimo de 0,70 euros por kilo de uva. Está prohibido elaborar marcas blancas. Todo este proceso se somete a una auditoría externa por parte de una empresa certificadora con el objetivo de equipararse a los estrictos controles que aplican las denominaciones de origen.