El Seven Seas Grandeur navega por el Atlántico. Lo hace a 18 nudos rumbo a Miami. Ha pasado por Funchal, Madeira, y tras realizar una escala en Bermudas rematará su primer viaje transoceánico y el segundo crucero de su historia en Miami, el principal puerto de cruceros del mundo. Con su primera visita a Florida completará un viaje que ha unido los dos principales muelles de cruceros de América y Europa: Miami y Barcelona, de donde salió el sábado pasado.
The New Barcelona Post pudo visitar el nuevo barco de Regent en su primera parada en el puerto catalán, donde embarcaron cerca de 500 personas, la gran mayoría estadounidenses, muy ilusionadas por disfrutar del que la naviera define como el mejor barco de su flota, fruto de 30 años de experiencia y búsqueda de la perfección, como nos contaba Leandro Satústegui, nuevo responsable comercial de esa firma para el mercado español.
Orígenes hoteleros
Y es que Regent Cruises nació a principios de los 90 como Radisson Seven Seas Cruises tras la fusión de dos pequeñas compañías marítimas cuya gestión acabó en manos de la compañía Carlson. Esta es y fue propietaria, entre otros, de los hoteles Radisson o la cadena de restaurantes TGI Fridays. La naviera mantuvo el nombre original hasta 2006, cuando adoptó el actual y empezó un proceso de especialización exclusiva en el sector marítimo, cambio de manos que culminó cuando acabó integrándose en el hólding Norwegian Cruise Line. De este cuelgan tres navieras: NCL, Oceania y la propia Regent, como división de gran lujo del grupo marítimo.
Y ofrecer ese gran lujo o el superlujo, como ahora autodefinen su servicio algunas operadoras de barcos de turismo, es el empeño que tiene la compañía para sus seis buques. Barcos cuyos nombres empiezan por este Seven Seas heredado de sus primeros años.
El Seven Seas Grandeur lleva a bordo una colección multimillonaria que totaliza 1.600 piezas, sobre todo de arte contemporáneo
¿Y cómo se argumenta el superlujo en un buque como el Grandeur? “En primer lugar, en la proporción de tripulantes por pasajero. Es la ratio que mejor puede definir a una naviera de lujo: cuanto más cerca de un tripulante por pasajero, el servicio ofrecido a bordo es siempre mejor”, indica Juan Rodero, CEO de Un Mundo de Cruceros y StarClass, la principal representante de compañías de lujo en España, que también estaba a bordo del buque en su primera visita a Barcelona. “En este caso, la proporción de espacio disponible por huésped en las zonas comunes o los tipos de suite disponibles también marcan la diferencia entre estas y las navieras de este rango que compiten con Regent”, concluyó.
El barco, de 224 metros de eslora, lleva tan solo un máximo de 746 huéspedes, atendidos por una tripulación casi equivalente: 548 profesionales. Salvo los encargados directamente de la navegación o los aspectos técnicos, la mayoría trabaja en el servicio directo al huésped. Este, como alojamiento, tiene a disposición quince tipos diferentes de suite que van desde los 29 a los 412 metros cuadrados.
Suite a 11.000 euros la noche
Este dato no es erróneo: el buque más moderno de la naviera, botado este mismo mes de noviembre en los astilleros de Fincantieri en Ancona, tiene una enorme suite que supera los 400 metros cuadrados. Para demostrar la excepcionalidad de un lugar así, este espacio está en la proa, por encima del puente de mando y con una visión de 270º sobre el lugar donde se navegue o se esté realizando una escala. Entre otros detalles, su dormitorio principal cuenta con colchón Hästen Vividus de 200.000 dólares, un spa privado dentro la propia suite con sauna personal, baño de vapor y área de tratamiento, y un balcón de 120 metros cuadrados con jacuzzi.
También dispone una sala de estar con solárium acristalada con dos divanes desde donde observar la navegación. Como complementos al viaje por mar, quienes se alojan en esta la Suite Regent tienen siempre incluidos los vuelos en primera clase, todos los tratamientos de spa que se deseen y un mayordomo personal para administrar todos los detalles a bordo y en tierra. Allí también se garantiza un chófer y un guía individual para cada puerto donde el barco realice una escala. Un lujo que se cotiza: 11.000 euros por noche de viaje.
…y el resto de viajeros
Los impresionantes datos y cifras de la suite no desmerecen al resto de las instalaciones del buque ni de los servicios, suites, restaurantes, spa y resto de servicios que tiene el barco para el conjunto de viajeros o huéspedes. Un ejemplo: más que como oferta gastronómica, a Regent le gusta definir su manera de disfrutar de las comidas y bebidas a bordo como programa culinario. Este lleva el nombre de Epicurean Perfection, que se aplica en las ocho diferentes áreas del barco preparadas para desayunar, comer o cenar. En algunas, esto se puede hacer prácticamente a cualquier hora del día o de la noche. A destacar los cinco restaurantes de especialidades de cortesía, siempre incluidos en el precio del billete, para los que se han creado 130 nuevos platos ideados exclusivamente para este barco.
Además de un altísimo nivel en la bodega de vinos y champagnes (las añadas muy singulares o los espumosos realmente excepcionales son lo único que no estaría incluido) y los bares con muy alto nivel de ejecución, uno de los orgullos de la naviera es la zona de aguas, tratamientos y relax. En este caso, también tiene nombre propio: se llama experiencia Serene Spa & Wellness. Para este nuevo buque, se han creado con tratamientos de spa nuevos y exclusivos, con un menú que aplica las mejores técnicas e ingredientes de lujo de todo el mundo. Traducido del genérico, sus tratamientos incluyen aspectos como la utilización del poder restaurador de una cama de ámbar y cristal de cuarzo o una mesa de tratamiento avanzada para un masaje de bienestar Zero Gravity.
Arte a bordo
Por si lo anterior no fuera suficiente, el arte es uno de los aspectos que más se ha trabajado: el Seven Seas Grandeur lleva a bordo una colección multimillonaria que totaliza 1.600 piezas, sobre todo de arte contemporáneo. Elegirlas, reunirlas y montarlas en los diferentes espacios de a bordo ha supuesto un trabajo de casi dos años para todo el equipo especializado, que ha recorrido galerías de varios continentes y contactado directamente con artistas y diseñadores para comprar o encargar obras nuevas.
Estas pueden disfrutarse a simple vista en las suites, los accesos a los restaurantes, áreas comunes, salones, halls o zonas de acceso. Encontrarse con ellas sin más es algo frecuente que deja mayores o menores sensaciones, aunque en este caso se ha querido dar un paso adelante en la interacción entre la colección y quien la observa, pues la naviera ha querido realizar un recorrido artístico por el barco, la Art Experience, disponible a través de la aplicación móvil de Regent.
La obra más destacada de la colección exhibida a bordo es posiblemente la más exclusiva: un huevo de Fabergé
Tras probarla durante semanas, esta novedad se estrena en diciembre a bordo del Grandeur, como primer barco de la flota donde se podrá disfrutar. Se trata de una experiencia inmersiva e interactiva para que los viajeros se conecten, no tan solo con la obra de arte, sino también con el o los artistas que crearon la pieza que está observando. La intención es seguir un recorrido o hacerlo a ratitos para tener un análisis y más información sobre las obras expuestas en los espacios principales.
Entre las piezas destaca, por ejemplo, el gran bonsai cerezo creado por Savoy Studios para este barco. Trabajado en bronce y vidrio fundido artesanalmente, es una joya que preside y supone toda una experiencia para quien accede al Pacific Rim, el restaurante panasiático del Grandeur.
Otra obra para destacar y que es prácticamente inevitable dejar de mirar es del brasileño Walter Goldfarb. Se llama El árbol encantado y es un tapiz de 12 metros de altura que preside un altísimo atrio. Los ascensores acristalados que pasan frente a él o las terrazas de los diferentes puentes que dan a este hall de varias alturas permiten tener diferentes perspectivas sobre la obra de Goldfarb.
Pablo Picasso también viaja. Lo hace con tres litografías expuestas en el restaurante Prime 7, una parrilla clásica de gusto 100% estadounidense, que es la nacionalidad principal de los viajeros de la naviera. Las obras se llaman Toros y Toreros, Antes de picar al toro y Picador picando al toro, con matador al tranquilo y, para un público internacional, pretende mostrar la belleza de los trajes de los toreros y sus movimientos junto al poderío de los toros como patrimonio español.
Finalmente, la obra más destacada de la colección exhibida a bordo es posiblemente la más exclusiva: un huevo de Fabergé diseñado específicamente para el barco donde estará permanentemente expuesto. Esta novedad de una pieza tan valiosa permanentemente viajera tiene una explicación que se entenderá perfectamente en Miami.
El Grandeur regresará a la capital catalana esta misma primavera con un Nueva York-Barcelona que llegará el 24 de abril
Además de poder escanear un código junto a cada pieza principal seleccionada y recibir una información propia de las audioguías de los museos, aquí se profundiza más: se conecta con el artista en cuestión, el proceso de creación y la inspiración para la pieza en particular, gracias a pequeñas películas preparadas exprofeso para el buque.
Así, la misma aplicación que los viajeros de Regent usan para informarse del programa diario a bordo, ver las excursiones en tierra o la oferta gastronómica, ahora tiene una interesante novedad: conocer una importante colección de arte que navega por todo el planeta.
Bautismo en Miami y vuelta a Barcelona
¿Y qué hará un icónico huevo de Fabergé viviendo a bordo de un barco? La explicación es fácil: querer destacar por ser única frente a otras navieras de superlujo y, sobre todo, enfatizar en la buena y estrecha relación entre Regent y Fabergé, la firma fundada por el mítico joyero de los zares de Rusia. Aunque el barco ya navega a la perfección, la ceremonia de bautismo oficial se celebrará el próximo 10 de diciembre en Miami, y la madrina del buque será Sarah Fabergé, fundadora del Fabergé Heritage Council y bisnieta de Peter Carl Fabergé.
En 2024, tras su primera temporada americana, el Grandeur regresará a Barcelona esa misma primavera con un Nueva York-Barcelona que llegará el 24 de abril. Posteriormente el barco navegará por el Mediterráneo durante cuatro meses seguidos, siempre en itinerarios diferentes, aunque visitando continuamente la capital catalana, puerto esencial de embarque y desembarque para la naviera, hasta que a finales de agosto del año que viene nuevamente salga de Barcelona rumbo a Manhattan.
Ultralujo transatlántico desde nuestro puerto.