Ana Morales Festival Perelada
La bailaora Ana Morales en el Festival de Perelada. © Toti Ferrer

Ana Morales conquista el festival de Perelada

La bailaora catalana marca el ecuador de la cita musical del Empordà con una actuación exigente e hipnótica

Cuando uno se adentra en los jardines del castillo de Perelada, es habitual escuchar cómo se afina algún instrumento para una ópera o se prepara la voz para un recital de lírica. Forma parte de las señas de identidad del enclave, como también los graznidos de los cisnes del lago, siempre parapetados por el imponente e instagrameable castillo, sin olvidar el casino que sirve para dar la bienvenida.

Pero la noche de este martes era diferente. Si alguien se ponía a escuchar detenidamente, lo que se oía era un taconeo insaciable, a la vez que delicado e hipnótico, acompañado con muchos olé y quejíos. La bailaora Ana Morales (Vilafranca del Penedès, 1982) se había subido al escenario del Festival de Perelada para presentar su solo En la cuerda floja. La extrañeza de escuchar flamenco por estos lares no debía de avergonzar a ningún oyente avispado, teniendo en cuenta de que no se programaba un espectáculo desde hace años. Concretamente, el último fue en 2018 con María Pagés, una de las invitadas clásicas del encuentro.

La catalana con raíces andaluzas Ana Morales ha vuelto a Perelada después de dos décadas. Debutó en el festival con un homenaje a uno de los oriundos de la zona, el pintor Salvador Dalí. Por aquel entonces tenía poco más de 20 años y era una más en una compañía de danza. Ahora, ha regresado en solitario consolidada como una de las referentes del flamenco contemporáneo, ratificada con el Premio Nacional de Danza en 2022.

Ana Morales Perelada
Ana Morales ha regresado al Festival de Perelada consolidada como una de las referentes del flamenco contemporáneo. © Toti Ferrer

En la cuerda floja, estrenado en la Bienal de Flamenco de Sevilla hace tres años, dura algo más de una hora, pero Morales hace que pase volando. Cambia reiteradamente de ritmo, va cogiendo fuerza mientras da vueltas imposibles y repiquetea sin cesar un suelo que cobra vida, incluso consigue tensionar el escenario dándole espacio al silencio. Lleva a todos donde quiere y el público se entrega ensimismado.

La artista dice que este espectáculo es autobiográfico. Creado en plena pandemia, habla del equilibrio y el desequilibrio, el caos y la estabilidad, la razón y el deseo. Dudas y miedos que traslada magistralmente a sus movimientos, sabiéndolos suscitar entre los que la ven con gestos tan simples como dejar los pies apoyados en la punta del tacón, pareciendo que está a punto de caerse durante unos segundos, siguiendo con vueltas y más vueltas vertiginosas ejecutadas con exactitud… Ahí está “la bailaora de barriga y la bailarina de profesión”, tal y como se define ella misma.

Una voz la acompaña en sus elucubraciones corpóreas e, incluso, Morales le llega a contestar en alguna ocasión. Pero con quien sí que establece un diálogo continuo, compenetrado a la perfección, es con los músicos que la acompañan, Bolita Trío, formado por José Quevedo “Bolita” con la guitarra, también encargado de la dirección musical, Paquito González con la percusión y Pablo Martín con el contrabajo. Se pica con ellos, se envalentonan todos complicando la partitura y la coreografía, siendo diferentes partes de un mismo cuerpo. Si la guitarra se rasga, el cuerpo de Morales se contorsiona. Si el contrabajo tiembla, ella también. Y sus zapatos se convierten en los dobles perfectos de los golpes de cajón.

Una actuación en Perelada lejos de la distancia que a veces traspua su escenario, cercana y sentida, imbuyendo a todos en la pasión y profesionalidad de Morales. No en vano el público, rendido, se levantó sin excepciones para aplaudirla, a lo que la artista respondió concediendo unos últimos pasos de regalo.

Morales ha marcado el ecuador de una edición concentrada del festival, con tan solo una semana de programación en comparación con el mes largo de otros años. Cuando se baje el telón este viernes con la ópera cómica The Telephone, or l’amour à trois, se dará el pistoletazo de salida a las obras para construir un nuevo auditorio, dejando atrás el desmontable que se ha usado siempre en Perelada y creando un espacio permanente de creación en el Empordà.

Ana Morales Bolita Trío
Ana Morales con Pablo Martín (contrabajo) y José Quevedo “Bolita” (guitarra). © Toti Ferrer