Un nuevo proyecto cultural quiere recuperar los cines Texas, con más de 100 años de historia en los que han ido sobreviviendo con diferentes pieles y ahora probarán otra fórmula. Después de cerrar en 2020, por problemas económicos pero también por el impacto de la pandemia, los cines de Gràcia reabrirán este otoño destinando dos de sus salas a la proyección de películas y reconvirtiendo otras dos en un teatro. Se mantendrá la apuesta por los títulos y los doblajes en catalán, como hizo su último impulsor, el cineasta Ventura Pons.
Rebautizado como Espai Texas, la nueva etapa está liderada por las productoras Isona Passola y Anna Rosa Cisquella, la sala Flyhard y la cooperativa Barc. “El Texas no será un cine o un teatro al uso, a la antigua, será el teatro y el cine del futuro”, sostienen los impulsores. Llevan más de un año trabajando en este proyecto, que había bajado las persianas desde hacía tres años, a pesar de las peticiones vecinales de evitarlo, y estaba a punto de convertirse en un trastero.
Las dos salas de cine tendrán cuatro sesiones diarias y proyectarán películas de estreno y taquillazos dobladas en catalán, así como reestrenos en versión original subtitulados en catalán. También contemplan proyectar series para conectar con los nuevos públicos y sesiones matinales infantiles.
Asimismo, el nuevo teatro tendrá 200 localidades para ver obras mayoritariamente en catalán. Se querrá dar un nuevo espacio a los creadores locales, pensando en producciones que han funcionado bien en salas pequeñas y puedan probar un espacio intermedio antes de afrontarse salas más grandes. También se prevé que haya un bar y abrir el espacio a otras artes como la literatura y la música.
Para hacer todo esto posible, los promotores del Espai Texas necesitan acabar de cuadrar las cuentas. El coste de las obras para adaptar el espacio es de unos 451.000 euros, a lo que hay que sumar 100.000 euros más de gastos relacionados con la reactivación de la actividad, como la contratación de personal. Hasta el momento, han recibido financiación pública por parte del Ministerio de Cultura, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona por valor de 269.000 euros y los promotores privados han aportado 238.000 euros. Calculan que necesitan unos 40.000 euros más para poder acabar de sufragar la reapertura, por lo que han lanzado una campaña de microfinanciación en la plataforma Goteo.