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umergidos en un otoño informativo especialmente inhóspito, la semana pasada una buena noticia atravesó como un rayo de luz la densidad habitual de los titulares. La inauguración de La Llavor, un nuevo centro residencial de inclusión para personas sin hogar, es un éxito compartido entre Ayuntamiento de Barcelona, la Fundación Ared y la Obra Social de Sant Joan de Déu. Este equipamiento municipal es el primero destinado exclusivamente a la acogida de mujeres, una problemática social “oculta y difícil de detectar” en palabras de la teniente de alcalde de Derechos Sociales, Justicia Social, Feminismos y LGTBI, Laura Pérez, que presidió el acto junto a la alcaldesa Ada Colau.
El centro La Llavor se ubica en el distrito de Horta-Guinardó y ya venía funcionando como lugar de alojamiento temporal para familiares con bajos recursos de pacientes hospitalizados en el Hospital Vall d’Hebrón. Desde el año 2009, su gestión corría a cargo de la Fundación Ared, que está especializada en la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión social. Ahora se ha sumado al proyecto la Obra Social Sant Joan de Déu (SJD), que viene a hacerse cargo de la gestión del nuevo uso del centro, aportando su dilatada experiencia en la atención a personas en situaciones de vulnerabilidad.
Precisamente la vulnerabilidad parece haberse extendido como una mancha de aceite durante este año de pandemia, poniendo en apuros a familias e individuos que hasta la llegada del virus batallaban por llegar a fin de mes. Al lado de estos colectivos es donde quiere estar una organización como SJD, que en palabras de su director, Oriol Bota, quiere contribuir a ser parte de la solución: “La solidaridad en tiempos de crisis tiene más sentido que nunca. Una sociedad que cuida es la base para conseguir un mundo mejor”.
Desde el siglo XVI
La Orden Hospitalaria de Sant Joan de Déu es una entidad religiosa y una de las organizaciones internacionales de cooperación sin ánimo de lucro más grandes del mundo. Fundada en el año 1572, actualmente cuenta con 400 centros en 55 países, donde son atendidas personas en riesgo de exclusión y con un gran nivel de vulnerabilidad social. Una de las citas más célebres de Sant Joan de Déu –que pronunció años antes de ser canonizado– fue “Haced bien el bien”, y quinientos años después los miembros de la familia hospitalaria se esfuerzan cada día para atender a los cerca de 20 millones de personas que se benefician de su Obra Social en el mundo.
Una de las citas más célebres de Sant Joan de Déu –que pronunció años antes de ser canonizado– fue “Haced bien el bien”, y quinientos años después los miembros de la familia hospitalaria se esfuerzan cada día
En Catalunya, la organización existe desde hace más de 150 años, extendiendo su actividad en los 16 centros que tiene distribuidos por el territorio. El edificio más emblemático es sin duda el Hospital de Sant Joan de Déu, ubicado en un promontorio en la frontera entre Esplugues y Barcelona, dando la bienvenida desde las alturas a todos aquellos vehículos que cada día entran en la ciudad por la Avenida Diagonal. Pero el hospital maternoinfantil, que representa casi dos terceras partes del presupuesto de Solidaridad SJD en la zona de influencia de Catalunya (5,8 millones de euros sobre un presupuesto total de 9,3 millones, según datos de 2019) es solamente una pieza en el complejo engranaje de su Obra Social.
Con instalaciones en localidades como Mollet, Viladecans, Manresa, Lleida o Sant Boi –donde se ocupan de la salud mental de las personas desde el año 1895–, la organización demuestra su voluntad de tener presencia más allá de la capital catalana. La labor de la Obra Social es posible gracias al trabajo de sus 6.600 empleados, cerca de 3.000 voluntarios, 680 empresas y entidades colaboradoras, y las 40.000 personas socias y donantes. Una gran comunidad que con su esfuerzo intenta “que nadie se quede atrás”, una de las máximas de la organización.
Ocho ejes de actuación
Su voluntad de inclusión social y solidaridad se traduce en una multitud de proyectos repartidos en ocho ejes de actuación distintos. Ya hemos mencionado la notoriedad de su labor en el eje de infancia y juventud al hablar del Hospital Sant Joan de Déu, un verdadero motor para la organización y una institución de referencia en la investigación e innovación en el campo de la salud infantil. Pero hay mucho más.
Empezábamos hablando de las personas sin hogar y de la inauguración del centro La Llavor y es que este es un campo en el que los Servicios Sociales de SJD llevan haciendo una labor tan vital como silenciosa desde hace décadas. En la calle viven muchas personas y cada una de ellas ha llegado ahí por caminos diferentes. Por centros como el de Hort de la Vila, ubicado en el barrio de Sarrià de Barcelona, han pasado cientos de historias que merecen ser contadas. Este equipamiento, con capacidad para acoger a 90 personas, es uno de los dos centros residenciales que SJD tiene en la ciudad. Hort de la Vila pretende ser un lugar de acogida y un nuevo inicio para personas sin hogar, tratando de mejorar su situación actual y construyendo la estabilidad emocional y seguridad necesarias para reemprender una nueva vida en plena autonomía.
La responsable del centro, Charo Sillero, lleva cinco años liderando la institución y afirma que su labor es “estar junto a aquellas personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y exclusión”. “En todo momento y durante el tiempo que sea necesario”, añade Sillero, que no da ningún caso por perdido. “Nosotros partimos de la base que todo el mundo tiene capacidades y habilidades, por lo que recuperar una plena autonomía es posible”, defiende.
Hemos aludido también a la labor que SJD lleva a cabo en el campo de la salud mental, ejemplificada en el Parque Sanitario que la institución tiene en Sant Boi. Un eje de actuación muchas veces invisibilizado por la fuerte estigmatización que tiene esta problemática en nuestra sociedad. La directora de Análisis y Estrategia en Salud Mental de SJD en Catalunya, Cristina Molina, se refiere a su labor en estos términos: “Si bien el sector de población joven lo tiene más normalizado, socialmente es un tema del que no se habla demasiado. Esto no ocurre con otros problemas de salud, como, por ejemplo, el cáncer”. Molina añade que “la salud mental no es únicamente una patología y ampliando el concepto en clave positiva, nosotros lo relacionamos con el bienestar emocional” y hace un llamamiento a “reclamar un modelo menos paternalista y más centrado en los derechos de las personas”.
Otros ejes en los que la Obra Social de SJD incide de manera muy activa son la dependencia, la discapacidad intelectual, la investigación y docencia, las migraciones y la cooperación internacional. Todo este inmenso trabajo requiere un ingrediente esencial para poder alcanzar sus metas: la sensibilización de la sociedad. Una misión transversal en todas las organizaciones sociales y que se ha complicado aún más durante este año. Pero el coordinador del área de Solidaridad de la entidad, el hermano Eduardo Ribes, no se rinde y busca la implicación de todos para encontrar soluciones. “No podemos mirar hacia otro lado, ni pensar que esto es algo pasajero o que su solución corresponde al gobierno de turno; hemos de preguntarnos a nosotros mismos: frente a esta pandemia, ¿qué puedo hacer a nivel personal? ¿qué puedo aportar?”, expone. Ribes remarca el principio de hospitalidad, uno de los valores más enraizados en la organización: “Nuestro concepto de hospitalidad es integral, no podemos disociar el ámbito social del sanitario, ya que ambos se complementan. Y para nosotros, la hospitalidad lo envuelve todo, eso nos lleva a estar atentos a las necesidades que van surgiendo, a solidarizarnos con la persona que sufre”.
“No podemos mirar hacia otro lado, ni pensar que esto es algo pasajero o que su solución corresponde al gobierno de turno; hemos de preguntarnos a nosotros mismos: frente a esta pandemia, ¿Qué puedo hacer a nivel personal? ¿Qué puedo aportar?”, expone el hermano Eduardo Ribes
Una de las últimas campañas de SJD lleva por nombre Las Caras de la Vulnerabilidad y tiene como objetivo comunicar las dificultades que la pandemia ha supuesto en todos los ejes de actuación de la Obra social. Muchas personas que ya vivían diferentes situaciones y grados de vulnerabilidad han visto como su mundo se resquebrajaba en los últimos meses. ¿Cómo atender al llamamiento de #QuédateEnCasa cuando no tienes? ¿De qué manera afecta el aislamiento a las personas en situación de dependencia? ¿Cómo posibilitar el acceso a una vida autónoma a una familia de refugiados en un contexto de confinamiento?
Preguntas de difícil respuesta, que esta campaña quiere ayudar a dilucidar. Dicho proyecto ha sido galardonado con el premio Talent 2020 y ha conseguido recaudar más de 100.000 euros gracias a la generosa aportación de particulares y empresas, pero la institución sigue necesitando apoyos para continuar construyendo y reforzando su comunidad. Es por ello que SJD hace un llamamiento a la sociedad con el fin de obtener la ayuda necesaria que permita garantizar la viabilidad de sus proyectos.
La Magic Line
En esta época del año es cuando en condiciones normales SJD abre sus plazos de inscripción para participar en una de sus actividades más populares: la Magic Line. Una marcha popular que recorre las calles de Barcelona, Mallorca, Valencia y Murcia, y en la que ganar no es importante sino reunirse entorno a los valores de empatía y solidaridad que propugna SJD. En la última edición de la Magic Line, tomaron parte 13.000 personas repartidas en 982 equipos y se consiguieron recaudar cerca de 400.000 euros.
Para la Obra Social de SJD, su Magic Line es un acontecimiento muy importante y ya trabajan en el formato que tendrá la edición de 2021, claramente condicionada por la situación incierta actual. Desde la organización se comenta la posibilidad de proponer una alternativa virtual a la habitual marcha a pie por la ciudad, pero sin duda todo el mundo espera poder recuperar cuanto antes el ambiente festivo de ediciones pasadas. Porque una de las características principales de SJD es acercarse a las personas y acompañarlas, y esta proximidad inherente a la compañía siempre será más táctil que digital.
Poner a las personas en el centro
En este mundo extraño, donde el individualismo de los teléfonos móviles nos hace andar por la calle con la cabeza gacha, es urgente volver a acercarnos al prójimo. “Necesitamos recuperar el factor relacional, poner la cultura de los cuidados en el centro de nuestras prioridades, practicar la empatía y el acercamiento hacia el otro como una persona con los mismos derechos que uno mismo. Porque cuando conoces y reconoces al otro, ya no puedes sentirte indiferente”, dice la responsable del área de Sensibilización de la Obra Social de SJD, Diana Casellas.
Una organización fundada en el año 1572 seguramente ha conocido otros 2020 y de esta experiencia obtiene su fortaleza. Con el objetivo de seguir avanzando y no dejar a nadie atrás, quizás vale la pena detenerse un momento y repensar el camino. Un camino que sitúe a las personas en el centro y nos haga mirar a nuestro alrededor, que nos recuerde que nos necesitamos unos a otros. Un camino que se antoja largo pero que la Obra Social de Sant Joan de Déu quiere seguir recorriendo de la mano de su gran comunidad y la colaboración ciudadana.