Pol Guasch
El escritor Pol Guasch. © Maria Ròdenas

Pol Guasch, entre la salvación y el disfraz de la amistad

El autor ensaya en 'Ofert a les mans, el paradís crema' (Llibres Anagrama) qué hacen los amigos, pero también cómo afrontan los secretos, las traiciones y las envidias. Un relato intencionadamente desordenado que sucede en un tiempo alternativo en el que todo se quema y ya no llueve, con el sida impactando en la historia de los protagonistas.

Pol Guasch (Tarragona, 1997) recurre a la ficción para encontrar respuestas. Después de indagar sobre el amor en Napalm al cor (Premi Llibres Anagrama), traducido a varios idiomas, el autor quería ir hacia otro lugar, la amistad, sobre la cual cree que se están vertiendo muchos valores que antes se proyectaban sobre las parejas. “Para mí, la escritura de ficción es un lugar en el que exploro cuestiones que no tienen una respuesta evidente en mi día a día”, defiende Guasch, siempre comedido, pero acompañado de razonamientos firmes que concuerdan con todo lo que dice. “Quería pensar una pregunta muy obvia pero difícil de responder, ¿qué hacen los amigos?, pero también, ¿cómo se piensan?, ¿qué esperan el uno del otro?, ¿qué se dicen y qué no se dicen?, ¿qué no se pueden decir?… Profundizar en los silencios, las traiciones y los secretos”, explica un escritor que ha volcado en los últimos años su voz poética a la narración, habiendo publicado anteriormente libros de poesía como Tanta gana y La part del foc.

Liton y Rita son los dos amigos de este experimento social que ha ejecutado Guasch en Ofert a les mans, el paradís crema (Llibres Anagrama), una novela con la que se lo ha pasado bien y ha hecho lo que ha querido, empezándola a escribir poco después del éxito de su primer título, lo que no le ha abrumado, sintiendo que la única presión que siempre tiene es saber si aquello de lo que habla será necesario. “Es una historia tentativa, como todo lo que hago, nunca me pongo a escribir con nada planificado y tampoco sé hacia dónde me llevará la escritura. Pero sí que había unas cuantas verdades que tenía claras”, razona, una diferencia respecto a Napalm, donde la exploración fue total.

“La amistad salva vidas. Hay personas que nos cuesta estar en el mundo y los amigos te salvan. Pero, como en cualquier otra relación, no es genuina, pura, transparente, innegociable, también hay egoísmo y necesidad”, continúa Pol Guasch, pensando en aquello que ha podido entender poniendo en acción a Rita y Liton. “La amistad está llena de fracturas, fracasos y dolores. Decimos que los amigos se lo dicen todo y no es verdad, también tienen secretos y se envidian y no por eso son menos amigos”, reflexiona.

La principal verdad de Ofert a les mans, el paradís crema ha sido la amistad, “un disfraz para olvidar que estamos profundamente solos en el mundo”, pero también quería hablar de clase, deseo y una enfermedad cuyo nombre no se menciona en la novela pero hace referencia al sida. “No escribo sobre cosas que me interesan, sino sobre cosas que me atraviesan, me preocupan, me duelen y me inquietan, que no son inocentes y de las que no puedes salir indemne. Una de estas cuestiones es cuál es la memoria del sida. Hasta qué punto la manera como queremos tiene que ver con algo que no hemos vivido y cómo la muerte, la indiferencia y los silencios que se produjeron en los años 80 aún laten hoy en nuestra manera de relacionarnos”, sostiene el autor, quien remarca que no tiene la sensación de haber escrito una novela queer, como tampoco la tuvo con Napalm aunque así se interpretase: “Para mí, escribir sobre maneras de querer no normativas no es una intención, es una realidad”.

Cómo algo que no se ha vivido marca el ahora, Pol Guasch lo resume así en el inicio de Ofert a les mans, el paradís crema: “Todas las vidas empiezan antes de nacer: hay una madre que repasa la lista de nombres antes de dormir, indecisa, o un padre que imagina el rostro ausente de la criatura que aún no existe”. Esa herencia, muchas veces inconsciente, dificulta saber quiénes somos, lastrando la plenitud a la que se puede aspirar con inquietudes y malestares que no se entienden. “Los personajes están constantemente preguntándose sobre su identidad y origen, pero están marcados por un conjunto de cosas que ya no existen”, subraya el escritor.

“No escribo sobre cosas que me interesan, sino sobre cosas que me atraviesan, me preocupan, me duelen y me inquietan”, Pol Guasch

Esa mezcla de pasado y presente se ve en el paisaje triste que les rodea, absolutamente desolado por los incendios y la sequía, pero con una materialidad exigua que recuerda lo que había antes. También por aquellas conocidas como viejas, tres mujeres que son el único testigo que queda de ese mundo anterior, revivido con sus historias que suenan demasiado lejanas. Sobrevuela un fin del mundo cotidiano, ahora que la falta de lluvia es una realidad, con el objetivo de poder ensayar futuros posibles, preguntándose cómo se actuará cuando todo esto llegue, tiñéndolo con un punto melancólico por las promesas no cumplidas, detalle en el que siente que ha sido más generacional: “Es una respuesta a la consciencia que tienen los personajes sobre su incapacidad para poder cambiar el rumbo de las cosas. Siento que, a mi alrededor, estamos muy rotos y tristes, sabemos el espacio que se nos ha dejado”.

Un tiempo que no mira pasado, presente y futuro sino que lo hace todo a la vez. “Intento crear una especie de tiempo alternativo, nuevo, que mezcle estas temporalidades”, indica, una clara herencia de Napalm, “la novela vuelve a no tener tiempo ni lugar, esta desubicación me permite crear mundos que funcionan por sí solos y poder ir a atender las cuestiones que realmente me preocupan”. Un limbo que se combina con una historia desordenada donde se mezclan recuerdos, escenas e imágenes de diferentes personajes, aunque todos giren alrededor de la misma historia: “Tiene mucho que ver con cómo experimento la realidad. Para mí, ordenar la vida es traicionarla”. Una apuesta que bebe de uno de sus referentes, Ursula K. Le Guin, para quien los libros tenían que ser como pequeños botiquines al que cada uno va a buscar lo que necesita, haciendo que cada capítulo funcione por separado y en conjunto.

Ofert a les mans, el paradís crema Pol Guasch Anagrama
En Ofert a les mans, el paradís crema, Pol Guasch mezcla pasado, presente y futuro en un no lugar, como en su primer gran éxito, Napalm al cor.