— Estuviste trabajando en la campaña presidencial de Barack Obama. ¿Cómo fue?
— Sí. Era muy jovencita, fue como el primer trabajo que tuve. Fue una masterclass. De Obama aprendí cómo ser un gran comunicador y el poder del optimismo para motivar a las personas de tu alrededor. Mi rol ahora es ser líder y pienso mucho en esa experiencia. En lo que he aprendido de él.
— ¿De dónde vienen tus ganas de emprender?
— A nivel personal, mis ganas de emprender, llegaron durante el embarazo. Yo tengo dos peques. Los dos son bastantes bebés: uno acaba de cumplir cinco años y la otra, tres. Durante el embarazo del mayor fue cuando empecé a soñar con ese proyecto. Realmente creo que la mayoría de emprendedoras muchas veces lo hacemos por necesidad. Vemos un problema y queremos solucionarlo. Tenía muchas inquietudes. Me encontraba embarazada en una ciudad (Barcelona) que es medio mía. Mi padre sí que es de aquí, pero yo nací en Chicago y no tengo la familia nuclear aquí y me encontraba un poco fuera de lugar. Soy una persona muy ambiciosa, muy creativa, tenía muchas inquietudes…
— ¿Dónde trabajabas en aquel momento?
— Trabajaba como directora de comunicación para multinacionales y empresas tecnológicas. De golpe, me encontré en un mundo donde me sentí un poco fuera de mi zona de confort. Entonces fue cuando empezamos a soñar con un espacio hecho por y para nosotras. Donde podríamos conciliar todas nuestras fases.
— ¿Qué referencias tenías? ¿En qué te inspirabas?
— Viví muchos años en Nueva York y conocía el modelo como usuaria. Pensaba que en Barcelona hacía falta un espacio como Juno House. Soy una persona muy creativa y ambiciosa, vi la oportunidad de crear un espacio idílico pensado por y para mujeres y sobre todo pensando las necesidades que tenemos las mujeres actuales. Soñaba un espacio donde nosotras, como mujeres, podríamos abrir puertas y apoyarnos entre nosotras.
— Juno House ya tiene dos años. Está ubicado en La Farinera d’Aribau, un edificio icónico en medio del Eixample, que cuenta con más de 1.400 m² divididos en dos grandes espacios, con un interiorismo diseñado por Meritxell Ribé, de The Room Studio. ¿Qué tiene diferente Juno que no existía en Barcelona?
— Hay dos partes del modelo. Hay una parte más funcional, una parte más de diseño, de crear un espacio donde realmente puedas ir en tu día a día, que no tengas que renunciar a nada. Hemos creado un espacio un poco playground, donde puedes trabajar, quedar, comer… Tenemos un pequeño podcast, salas de reuniones… Pensando en esos work models pospandemia que son más híbridos. Como mujer, la parte de conciliación, pensando en espacios que sean realmente family friendly. También la parte más femenina, de glow. Soñamos en un diseño que era muy lifestyle, que no existía. Los otros clubes no tenían ese enfoque, era networking puro y duro.
— Hablabas de esta parte más family friendly. Precisamente, una de las cosas que os ha sorprendido es que la guardería no ha funcionado tanto como imaginabais. ¿Por qué crees que ha sido así?
— Creo que poco a poco vamos aprendiendo de este espacio, creo que falta educación en nuestra sociedad actual, falta entender que la conciliación debería formar parte del día a día de los padres; en Copenhague si funcionaría porque allí tienen una base distinta, pero estamos convencidas que ese espacio poco a poco va a funcionar, pero falta mentalizarnos y que haya una conciliación real. De momento lo utilizamos para hacer extraescolares, cumpleaños, y uso privado en muchos momentos.
— De las cosas que más destacas de Juno es el valor añadido y el feedback de las socias. ¿Qué comentarios hacen respecto a Juno? ¿Qué es lo que más celebran de este modelo?
— El otro día hicimos un debate. Una socia dijo algo que me puso la piel de gallina. Dijo: “En Juno venimos empoderadas. Hay referentes que no podrías encontrar en otros lados. Venimos con una mentalidad de cambiar el mundo”. En Juno hay una diversidad de la que creo que las socias están muy agradecidas. Encuentras una gran diversidad de sectores y de edades.
— A menudo, lamentablemente, cuando las mujeres tienen ambición, se suele tachar como algo negativo.
— En Juno creemos que es muy positivo ser ambiciosa. Lo que va contra Juno es que no haya colaboración. Vemos de manera natural las ganas de dejar impacto positivo. Es algo muy femenino. Estamos arrancando, pero Juno ha nacido para dejar un impacto positivo.
— Otra cosa que comparten las mujeres —especialmente las madres— es la carga mental. ¿Es algo que comenten las socias?
— Lo comentan mucho. Tenemos una carga mental enorme. Estamos siempre pensando muchas cosas y por eso también esa obligación de ayudarnos entre nosotras. Aquí hay una empatía… Ayuda mucho tener esa conversación con alguien que también tiene carga mental. Te sientes menos sola.
— Juno tiene dos años y se ha consolidado en nuestra ciudad. ¿Qué crecimiento ha tenido? ¿Cómo lo valoráis?
— El crecimiento ha sido muy positivo. Estamos muy felices. Hay otras líneas de negocio que también están creciendo que no esperábamos, como puede ser la parte de content creation, de medios, de partnership. Lanzamos nuestro propio podcast, que en solo dos semanas se colocó en el top.
— ¿Creéis que este modelo es exportable a otras ciudades de España? ¿Estáis pensando en abrir un Juno House Madrid?
— Madrid, sabemos perfectamente que es el próximo destino, es un espacio estratégico, ya se están mirando propiedades. Además para nuestras socias también sabemos que es muy atractivo, crecer es tener una red, tener más de un club y ahora estamos en este punto.
— Barcelona es tu ciudad, pero naciste en Chicago. ¿Observas ganas de crear en la capital catalana?
— En Juno hay una diversidad y una señoriedad, hay referentes de mujeres en todos los sectores. En Barcelona hay mucha creatividad y emprendeduría. No para de ser una ciudad referente para el diseño, para la cultura… Y se nota. Juno, en Madrid, sería mucho más social, más de ocio… Juno siempre va a respetar los orígenes donde estamos. Juno Barcelona va a ser un poco diferente que Juno Madrid.
