En el año 2004, Rosaura Alastruey viajó a Silicon Valley en una misión empresarial que organizaron la Cámara de Comercio de Barcelona y La Salle. Como cuna del emprendimiento que se decía que era Silicon, no se lo quiso perder. Y aprendió que aquello que ella ya había empezado a hacer en aquel rincón de California tenía un nombre: networking.
Ahora se dedica a ello plenamente. Organizó el primer encuentro de networking a 30.000 pies de altura, en un vuelo de Vueling de Milán a Barcelona. En lo que duró el viaje, un centenar de participantes —mitad italianos, mitad españoles— tuvieron que preparar un proyecto partiendo de unas coordenadas. La pasada primavera se llevó a unas veinte mujeres directivas al primer crucero de negocios y networking con salida y llegada en Barcelona, y parada en Marsella y Savona. Fue un éxito de trabajo en alta mar, que ya tiene fecha para una segunda edición, el próximo marzo. También prepara para este próximo otoño, el primer tren de networking para mujeres emprendedoras, de Barcelona en Marsella, para participar en unas jornadas de emprendimiento femenino de la ciudad.
— El networking, la red de trabajo a base de contactos, ¿Qué peso tiene en el éxito de una empresa?
— Un porcentaje muy alto. A nivel de clientes, ya ni hablemos, porque se sabe que más del 80% de los negocios se hace mediante contactos. Las empresas las hacen las personas. Las ideas, los servicios y los productos pueden ser muy buenos, una buena campaña puede ponerte en un lugar destacado del mercado, pero quien, en definitiva, hace funcionar en engranaje son las personas, tanto las que trabajan en la empresa, y desde la primera hasta la última, los proveedores y también los clientes. Un alumno me decía una vez, “a mí me encanta entregar personalmente el lote de Navidad a las personas de mi equipo, ver su expresión me llena mucho”. Creo que esto lo dice todo. Las personas son las que tienen en sus manos pequeños detalles que consiguen grandes sensaciones.
— ¿Por qué elegiste estudiar Publicidad y Relaciones Públicas?
— De pequeña, me quedaba embobada mirando los anuncios de la tele. Llegué a tener una hemeroteca grabando anuncios en cintas en VHS. Y en la carrera, haciendo las asignaturas de relaciones públicas, me interesaron mucho las relaciones sociales y la organización de acontecimientos.
— En Silicon Valley, ¿qué recuerdas que esperabas encontrar?
— Me propuse absorber todo el que pudiera. Entonces yo era responsable del departamento de internet en una editorial, tenía lo que se podría decir un buen trabajo. Y aquel fue un viaje muy intenso y enriquecedor y, entre otras cosas, descubrí la plataforma LinkedIn, que acababa prácticamente de nacer. Me hice un perfil cuando aquí casi nadie la conocía. Y volví convencida de que poner en contacto a personas tenía mucho sentido, y un nombre. Somos seres sociales por naturaleza, yo solo ayudo a enfocar y canalizar afinidades y sinergias profesionales a través de las relaciones.
— ¿Qué cambió después al volver?
— Vi más claro el camino hacia una dedicación diferente, propia. Empecé a planear, de momento sin dejar mi trabajo en la editorial, pero al salir cada día, preparaba mis planes. Quería crear iniciativas con la herramienta del networking que facilitaran el progreso en las empresas. Trabajaba las relaciones profesionales para la dinamización de comunidades empresariales y directivas.
“Volví de Sillicon Valley convencida de que poner en contacto a personas tenía mucho sentido. Somos seres sociales por naturaleza, yo solo ayudo a enfocar y canalizar afinidades profesionales a través de las relaciones”
— ¿Qué te hizo falta para dar el paso de montar tu propio negocio?
— Primero no dejar todavía el trabajo que tenía, que era mi base. Manteniéndola, empecé a dar una charla aquí, otra allá, y a organizar alguna primera sesión de dinámicas de grupo. Cada vez tenía más cosas que hacer y a finales del año 2007 dejé el trabajo fijo y aposté totalmente por mi proyecto. Entrábamos ya en la crisis económica y muchos me decían que las relaciones la gente ya las practica de manera natural. Solo veían que dejaba un trabajo estable para probar “no sé qué”.
— ¿Cuáles fueron los primeros pasos?
— Antes que nada, empezar a hacer una cartera de clientes, explicando un tema que no conocían y no podían comparar lo que yo ofrecía con nada que ya existiera. Me di un año para llevar a cabo lo que tenía en mente, es lo que yo digo ahora cuando imparto cursos de emprendimiento, un año para observar resultados e inversión hecha en todos los sentidos. Rodearse de gente con inquietudes para poder compartir las vivencias también ayuda mucho.
— ¿Empezaste a trabajar los contactos profesionales antes de la proliferación de las redes sociales?
— Sí. Las redes sociales son un fantástico refuerzo y complemento. Pero no tenemos que olvidar, y creo que demasiado a menudo lo hacemos, que detrás de una invitación de LinkedIn o un comentario en Instagram, hay una persona. Lo más difícil del networking no es hacer los contactos, en esto las redes digitales nos lo ponen fácil. Lo más difícil es mantener viva la relación, interesarse por aquello que puede necesitar el otro. No podemos vernos cada día con todo el mundo en persona, pero cuando lo hacemos con alguien descubierto a través de las redes, su mirada, su sonrisa, poder compartir una buena comida, tomar un café conversando, todo esto toma real sentido en persona. Siempre digo que la red de contactos es como una planta, y de interior, que aún son más delicadas. La semilla se tiene que plantar por el placer de tener un buen jardín, y no por obligación. Y después si la riegas, si la cultivas, si la mimas, si la cuidas, el retorno, en todos los sentidos, es espectacular.
— ¿Cómo trabajas con las personas?
— Aprovechando mis viajes para impartir formación a empresas, a directivos y directivas, organizo encuentros alrededor de una mesa, almuerzos, comidas, cenas o meriendas de gente que nos hemos conocido por LinkedIn. Suerte tuvimos de redes como esta durante la covid. Y, como viajar es una fuente de relaciones para descubrir cómo trabajan y viven en otras zonas, de acercar, en definitiva, a nuevos modelos, de avanzar las tendencias que quizás nos llegarán, y todo esto enriquece, preparo viajes.
“Las redes sociales son un fantástico refuerzo y complemento. Pero no tenemos que olvidar, y creo que demasiado a menudo lo hacemos, que detrás de una invitación de LinkedIn o un comentario en Instagram, hay una persona”
— La primavera pasada, el primer crucero de Business & Networking de mujeres directivas. ¿Por qué un crucero?
— Es un contexto que ofrece todas las posibilidades para hacer una formación, como puede ser cualquier tipo de sala, pero con el valor añadido de sacarle más provecho al tiempo dedicado, porque permite ir más allá y convivir con las ponentes y el grupo durante los días. No es un asistir y marcharse, sino que vamos y continuamos, con el añadido de ir avanzando al mismo tiempo en una travesía por mar que nos lleva a diferentes destinos donde la experiencia continúa. En nuestro crucero se han potenciado las conexiones de negocio internacionales con un plan de trabajo estratégicamente pensado y diseñado, porque en las dos paradas que ha hecho el barco, en Marsella y en Savona, teníamos preparados encuentros, entre otras muchas sorpresas que han vivido nuestras pasajeras directivas, una veintena estratégicamente seleccionadas de diferentes sectores empresariales. La próxima edición ya tiene fecha: será del jueves 21 al domingo 24 de marzo del próximo año.
— En el 2014 fue en un viaje en avión el encuentro.
— Aquel fue el primer encuentro de networking a 30.000 pies de altura. En el vuelo de Barcelona-Milán-Barcelona juntamos a un centenar de emprendedores y emprendedoras, mitad de aquí, mitad italianos. Tenían que crear un proyecto alrededor de unos retos y necesidades planteados durante el trayecto y los resultados fueron espectaculares. Era un reto con aliciente.
— Y ahora en el crucero, ¿Cuál fue el programa a bordo?
— Fueron cuatro intensos días, de jueves a domingo, primero de total desconexión para vivir plenamente la experiencia. A bordo, tuvimos cinco sesiones formativas de alto nivel sobre liderazgo femenino, conocer cómo trabajar mejor las herramientas que tenemos y, sobre todo, crear entre todas, pensando más en el futuro, un decálogo de actuación de propuestas de mejora y, también posibles cambios y nuevas direcciones. Igualmente, aprovechando las paradas del viaje en las ciudades de Marsella y Savona hemos establecido visitas con directivas locales, potenciando así las conexiones internacionales que pueden ser de provecho para las directivas participantes.
— ¿Por qué la idea de convocar solo a mujeres?
— Hacía tiempo que lo quería hacer así. Como mujer, he visto y vivido la situación de desigualdad de género diariamente, y creo que hay que crear una base de mujeres potentes en diferentes sectores, en el ámbito privado y en el público, que ya son directivas, y que pueden hacer mucho por el futuro. Una red estratégica es más que fundamental por este necesario cambio y evolución para consolidar referentes en lugares de dirección llevados por mujeres, para otras mujeres y para las futuras generaciones. Las niñas, y por supuesto los niños, deben tener modelos donde reflejarse, por eso hace falta, primero, visibilizar a las mujeres referentes.
“Como mujer, he visto y vivido la situación de desigualdad de género diariamente, y creo que hay que crear una base de mujeres potentes en diferentes sectores, en el ámbito privado y en el público, que ya son directivas, y que pueden hacer mucho por el futuro”
— Hacer experiencias mixtas ¿no sería más igualitario?
— Primero conviene que las mujeres nos fortalezcamos y nos creemos el rol directivo, pero no descarto ninguna experiencia mixta. El mundo es de mujeres y hombres y creo firmemente que los liderazgos de los dos géneros son necesarios para abordar un mejor futuro y, por lo tanto, avanzar hacia la definitiva igualdad de oportunidades.
— ¿Qué le hace falta lograr todavía al colectivo femenino en el mundo empresarial, laboral, financiero?
— Debe tomar más conciencia de la importancia que tiene, en el modelo profesional y empresarial actual, el hecho de tener una marca personal potente, de tener presencia y visibilidad en todos los ámbitos necesarios, ya sea en acontecimientos de relevancia, en entrevistas, directorios y ránkings de cada sector, al realizar publicaciones estratégicas, etc. Y esto, está claro, no viene solo, hay que dedicarle tiempo, y aquí es donde se tiene que entender el networking y la creación y establecimiento de redes siempre como una inversión y posibles atajos muy útiles.
— Desde la Barcelona de hoy, ¿cómo ves aquel Silicon Valley que te fascinó?
— Hoy Barcelona pienso que no tiene nada que envidiar a Silicon Valley. Aquí tenemos una gran comunidad emprendedora, y muchas entidades de apoyo. Se hace una gran cantidad de acontecimientos y encuentros de intercambio de contactos para compartir ideas, inspirar y colaborar. Barcelona da cabida a todas las nacionalidades y su clima es un atractivo importante.