Hay ecosistema tecnológico más allá de Barcelona. En la ciudad fronteriza de Portbou se ha puesto en marcha un centro de competencias digitales de Renfe, el séptimo de todos los que tiene repartidos por España y el primero que se ubica en Catalunya. En funcionamiento desde el pasado abril, el equipo está formado por cuatro trabajadores, todos ellos recién graduados, liderados por la ingeniera Isabel Sierra. Se dedican a probar y constatar la calidad de las páginas web y aplicaciones móvil del grupo ferroviario, como las que se utilizan para comprar billetes o para comunicarse con los maquinistas.
Así lo cuentan Carlos y Marcos delante de sus ordenadores, llenos de información demasiado complicada de interpretar para la mayoría de mortales. Tienen 23 y 20 años, respectivamente, y este es su primer trabajo. Estaban estudiando el ciclo de grado superior de Desarrollo de apps web en el Instituto Cendrasos de Figueres cuando se abrió la convocatoria de Renfe. Llegaron más de 100 currículums y se seleccionó a nueve alumnos, a los que se formó durante dos meses. Se acabó escogiendo a cuatro de ellos, tres chicos y una chica, para arrancar el centro de Portbou, operado por la filial Logirail.
Desde entonces, han empezado a gestionar proyectos digitales que les pide el operador ferroviario, muchas veces en colaboración con los otros centros de competencias digitales que tiene ubicados por el resto de España, a la par que siguen estudiando para poder asumir más encargos en un futuro. Se dedican al Quality Assurance and Testing, es decir, a prevenir y detectar con antelación incidencias en los diferentes aplicativos de Renfe, así como a verificar que todo funciona bien y garantizar una buena experiencia antes de que el usuario final los utilice. “Somos como un usuario que sabe mucho de la app y busca los errores que pueda tener”, señalan los dos jóvenes.
Prueban cuestiones como si se puede acceder sin problemas a la aplicación o si ejecuta las órdenes que tiene programadas, con la dificultad de tener que entender algo tan complejo como el sector ferroviario, descubriendo requisitos como las delimitaciones temporales de velocidad en las vías. “Vamos, lo opuesto a un desarrollador web”, se apresuran a matizar. De hecho, trabajan estrechamente con otro centro digital de Renfe, el que se encuentra en Miranda de Ebro (Burgos), especializado en programación, del que revisan que sus productos funcionen correctamente.
Carlos y Marcos viven en Figueres y cogen cada día un Regional para llegar al centro de Portbou, ubicado a pocos pasos de las vías donde les deja el tren. Tienen claro que en su ciudad natal no hubieran encontrado ningún trabajo relacionado con el mundo digital y se tendrían que haber puesto a mirar, como muy cerca, en Girona. Además, para incorporarse al centro de Renfe, no les pidieron experiencia previa, algo que frena a muchos de sus compañeros del ciclo para encontrar un primer trabajo más allá de las prácticas.
El centro de Portbou va cogiendo ritmo durante sus primeros meses de funcionamiento, con la previsión de duplicar la plantilla de cara a 2025
Su jefa lleva años poniendo a prueba el software de diferentes apps y webs, “como si fuera una oficina de calidad”, remarca, y ha tenido que viajar bastante más hasta llegar a Portbou. En su caso, se ha mudado desde Medellín, Colombia, donde había trabajado en diferentes empresas hasta que le llegó por LinkedIn la oferta para dirigir el centro de Renfe. Después de superar el proceso de selección, se vino sola a un lugar del que no había oído hablar nunca y no niega que el choque fue duro, pero reconoce que todo mejoró cuando su familia la siguió unos meses después.
Después de acabar las obras en febrero, tras una inversión de 260.000 euros, el centro va cogiendo ritmo durante sus primeros meses de funcionamiento, con la previsión de duplicar la plantilla el año que viene. También se contempla ir asumiendo más proyectos digitales que tenga el operador ferroviario, así como abrirse a colaborar con otras empresas. Para ello, fue clave la hackaton que organizaron a finales de octubre para dar a conocer el centro, con una treintena de estudiantes del Instituto Cendrasos de Figueres y de la Universitat de Girona (UdG). “Queremos impulsar el talento joven y dar vida a Portbou”, subraya Sierra, para lo que cuentan con el apoyo fundamental del alcalde, Gael Rodríguez. Conocido por ser el más joven de toda España, Rodríguez se movilizó desde un primer momento para atraer la inversión de Renfe a su municipio.
Digitalización contra el despoblamiento
Más allá de avanzar en la modernización de su operativa, Renfe ha puesto en marcha centros de competencias digitales como el liderado por Sierra con el objetivo de generar empleo de calidad para jóvenes en localidades despobladas, fenómeno que no solo se da en Teruel, sino también en municipios de la costa catalana como Portbou.
Solo hace falta pasear por su centro un día cualquiera para ver la cantidad de locales y viviendas vacías, una circunstancia que se agravia aún más en su caso por ser una ciudad que ha quedado al margen de todo.
Con esa voluntad, desde el 2021, Renfe ha escogido emplazamientos con tradición ferroviaria para ubicar los nuevos centros, como pasa en Portbou con su estación, con una marquesina que recuerda a la de estación de França. Además de los de Portbou y Miranda de Ebro, están los de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), especializado en robótica e inteligencia artificial (IA); Teruel, en mantenimiento de infraestructuras; Monforte de Lemos (Lugo), en ciberseguridad, y Linares (Jaén) y Mérida (Badajoz), en atención al cliente.