Masculinidades

No tengo muy claro qué representa esta palabra. Porque ya sabes que las palabras significan y representan. El significado es lo que el diccionario dice de ellas, es decir, lo que se acepta como significado universalmente consensuado. En este caso es, curiosamente, una palabra femenina que significa “conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas que son características del hombre en una sociedad determinada”.

En cambio, la representación de esta palabra es distinta según donde se esté analizando, viviendo, sintiendo y según quién la explique. La representación va ligada a las connotaciones que tiene en ese entorno, en esa sociedad y en ese contexto. Masculinidades es un femenino plural que está de moda desde donde se redefine y se repiensa qué significa lo masculino y, por extensión, ser hombre.

Para la generación Z (jóvenes de 13 a 24 años) ni existe el concepto, porque para este grupo todo es más fluido, orgánico, indefinido e inclasificable… para milennials  (de 25 a 40), generación X (41 a 55) y boomers hay dos tendencias: una va en la línea de descargar lo masculino de rigidez, autoridad y dureza y cargarlo de flexibilidad, vulnerabilidad, emoción y empatía y, en el otro extremo, está quien se ríe de todo esto y no entiende nada.

Pero, para los over 35, creo que tiene sentido repensar el significado y su representación. Igual que cuando escribo y hablo sobre el comportamiento de las mujeres en consumo, de estereotipos y de feminismo, quiero que hablen mujeres y no hombres desde su paternalismo. Al hablar de masculinidades, son los hombres los que deben hablar. Dar voz, opinar e interpelar. Sois vosotros, los hombres, los que tenéis experiencia de cómo os sentís, de cómo se está redefiniendo el concepto y de cómo lo que antes era celebrado como masculino ahora es criticado por exactamente lo mismo.

El feminismo está tan integrado y penetrante en la sociedad, que, en su fundamento, se cuestiona el rol del hombre y la masculinidad. No sin razón, evidentemente. Pero, por este mismo hecho, al ser interpelados, cuestionados y acusados, es necesario que digáis qué pensáis y cómo entendéis esta evolución del concepto de masculinidad y del resignificado de feminismo.

En esta nueva versión de la masculinidad, quiero pensar que se incluye la vulnerabilidad y la empatía, también la duda y el error y la risa y la debilidad. Que se incluya  la fragilidad con todas sus diez letras. Que lo masculino se dote de esta humanidad, que nos relaja a todas y a todos.  No creo que sea malo lo que históricamente se ha asociado a lo masculino; lo que sí está demostrado, y creo que es malo, es que la representación de lo masculino no se abra un poco más a valores más amables. Y así desaprender lo aprendido.

El feminismo está tan integrado y penetrante en la sociedad, que, en su fundamento, se cuestiona el rol del hombre y la masculinidad

Los niños, chicos, jóvenes, hombres, adultos, abuelos y ancianos de sexo masculino deberían hablar, debatir, opinar y expresar cómo repiensan la masculinidad, cómo se sienten más identificados. En qué punto se imaginan que está hoy lo asociado a lo masculino, al hombre.

Así, solo con vuestra opinión, vamos a redefinir y resignificar lo masculino, y con ello, repensar el feminismo.