Laura Balagué
La escritora Laura Balagué.
EL BAR DEL POST

Laura Balagué: la vocación de contar historias

— Suelo pedir Albariño, pero aquí tomaré un blanco del Penedés.

La escritora barcelonesa Laura Balagué ha llegado al Bar cuando la mañana se encuentra en sus últimos compases. En la calle, impera un frío húmedo que empuja a los transeúntes a buscar refugio y que parece que la escritora se haya traído de San Sebastián, donde reside desde hace años, si bien no pierde su conexión afectiva con la ciudad que la vio nacer y crecer.

“Soy una enfermera que escribe o una escritora que ha trabajado como enfermera. Soy de Barcelona, pero soy muy donostiarra. Me gustan los cuentos: contarlos y que me los cuenten. Supongo que eso me hizo escribir y sobre todo es lo que me hace lectora. Podría vivir sin escribir, pero no sin leer”, explica mientras paladea su copa de Abadia de Poblet y de fondo suena su admirada Silvia Pérez Cruz.

Laura Balagué acaba de publicar su quinta novela, que es a la vez cuarta de la serie protagonizada por la oficial de la Ertzaintza, Carmen Arregui, Una investigación laica (Cosecha Negra) en la que “Arregui y su equipo van a resolver un crimen en la provincia de Burgos”.

Puede que todo empezara en el 2000, cuando ganó el segundo premio en el XI Certamen de Cuentos Atenea, pero no debuta como novelista hasta 2008 con Vestidos de novia que, para la parroquiana, supuso “un paso muy importante” en su trayectoria. Ganar el premio La Trama con su siguiente libro, Las pequeñas mentiras, de 2014, es lo que le acabó de dar “un empujón fuerte” para tomarse en serio la escritura. Una práctica que también la ha visto adentrarse en el terreno del libro juvenil con La casa inquieta.

Buscando y encontrando vocaciones

En un principio, a Laura le costó hallar su camino y, para recorrerlo, tuvo que vencer no pocos miedos e incertidumbres. “No tenía ninguna vocación, había empezado Psicología y Filosofía y estaba más perdida que un pulpo en un garaje. Al final, y hasta el último día, dudé entre la escuela de traductores e intérpretes y Enfermería. Y fue un acierto, me ha encantado mi profesión, aunque normalmente siempre me gusta lo que hago y creo que también hubiera disfrutado con otras opciones” argumenta, poniendo el pero en un horario que, durante muchos años, fue nocturno “en contra de mi naturaleza madrugadora”.

Como enfermera, y entre muchos otros cometidos, Laura Balagué llevó a grupos de deshabituación del tabaco en su centro de salud. “Fue un buen sistema para, después de dejarlo tras fumar durante muchos años, no volver a recaer”.

En un principio, a Laura le costó hallar su camino y, para recorrerlo, tuvo que vencer no pocos miedos e incertidumbres

Otra vocación que descubriría es la de donostiarra. “Irme a San Sebastián a los 23 años también fue un punto decisivo, tuve que enfrentarme a muchos problemas y de alguna manera me hizo crecer”. Eso sí, tiene claro que “la parte más importante de mi vida fue conocer a mi marido y tener dos hijos fantásticos”.

— ¿Y cómo diste el paso en lo de escribir? ¿Cómo pasaste de amar que te cuenten historias a ser tú quien las cuente?

— Apuntarme a unos cursos de Escritura Creativa me permitió profundizar en esta afición. Me siento orgullosa de haber tenido la constancia y la paciencia suficientes para seguir en este difícil mundo de la escritura.

Una investigación Laica Laura Balagué
Una investigación laica, el nuevo libro de Laura Balagué.

Primavera en Barcelona

Como buena donostiarra adoptiva, Laura Balagué pide acompañar su siguiente copa de vino con unas raciones y, para degustarlas en las condiciones óptimas determinadas por un paladar con un avanzado nivel de educación como el suyo, pide algo de aderezo picante. Luego retoma la palabra.

“Sigo teniendo mucha vinculación afectiva con esta ciudad. Los primeros años de la vida marcan mucho y además aquí tengo una tía, hermanos, sobrinos y muchos amigos”. Afectos que trata por todos los medios de no perder. “Has de esforzarte mucho para no borrar de tu vida a personas que han sido importantes. Y, a veces, ésta puede ser una ciudad dura en la que es fácil sentirse solo”.

“Has de esforzarte mucho para no borrar de tu vida a personas que han sido importantes. Y, a veces, ésta puede ser una ciudad dura en la que es fácil sentirse solo”

— Oye, y viviendo en San Sebastián, y más allá de familiares y allegados, ¿qué es lo que más echas de menos de Barcelona?

“Sigo echando de menos la primavera de Barcelona. En San Sebastián suele ser una estación lluviosa que no te permite disfrutar de los días cada vez más largos. Guardo muy buenos recuerdos del día de Sant Jordi, de la feria de Sant Ponç y de la noche de Sant Joan. Esos días tan luminosos y suaves en los que no quieres entrar en casa son una maravilla”, replica con un punto de añoranza.

— ¡Pues eso se resuelve viniendo por aquí más a menudo!

Entonces Laura Balagué esgrime una sonrisa como diciendo ahí no me pillas y responde:

— Precisamente, ahora que estoy jubilada y tengo tiempo, mi siguiente proyecto es venirme a la próxima edición del BCNegra y pasarme la semana entera disfrutando de las mesas y el ambiente.

Y, acto seguido, ataca la ración recién servida para someterla a su estricto escrutinio gastronómico.

Laura Balagué
Laura Balagué echa de menos la primavera de Barcelona.