La Fundació Catalunya La Pedrera ha presentado este jueves la primera exposición retrospectiva en Barcelona del pintor y escultor realista Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936). Con una cuidada selección de unas ochenta obras de pintura, escultura y dibujo procedentes de diferentes colecciones públicas y privadas, esta muestra monográfica permite trazar un recorrido por la trayectoria artística de López. La muestra repasa siete décadas de trabajo, desde las primeras piezas de juventud, en los años cincuenta, hasta la producción más reciente. Interiores domésticos, paisajes, vistas urbanas de Madrid, naturalezas muertas o figuras humanas son los principales ejes temáticos. La exposición podrá visitarse desde este viernes hasta el 14 de enero de 2024.
La retrospectiva del máximo representante del movimiento realista español de la segunda mitad del siglo XX muestra cómo los motivos que interesan al artista evolucionan a lo largo de su carrera. También existen diversidad de piezas todavía en creación. El detalle, los rincones, la quietud, el silencio o la austeridad son algunos de los protagonistas de las obras, que expresan la intimidad del entorno doméstico y valores humanos de carácter universal. A través de la luz y el dominio del espacio, López invita al visitante en un universo donde los objetos se eternizan en el máximo grado de belleza, informa ACN.
En Antonio López se puede ver cómo en los años cincuenta el artista exploraba diferentes lenguajes plásticos en busca del suyo y cómo recurre a elementos simbólicos y surrealistas para reforzar el componente narrativo de sus obras, pero siempre trabajando desde la figuración. En la década de los sesenta, pinta su primer paisaje, Madrid (1960), y tomará conciencia de que su camino es la realidad “sin artificios”. Desde mediados de los años sesenta pinta y esculpe lo que le interesa sin hacer uso de ningún recurso estilístico, por lo que su mirada es “el único filtro y el dominio técnico es su instrumento”.
A finales de la década, utilizando este nuevo enfoque, dibuja y pinta de forma directa espacios íntimos de su casa y de su estudio, dedicando una “atención especial a la luz y a los efectos que genera en los objetos”. A partir de ahí, López, logra reconocimiento internacional.
En la muestra de la Pedrera también puede verse cómo la ciudad de Madrid ocupa un lugar privilegiado en la obra. A partir de los años 80, el artista se interesa por el tema vegetal. Por último, a partir del siglo XXI, apostará por la mujer y la figura humana, con especial interés por el desnudo.
Antonio López ha reconocido que reencontrarse con las obras siempre es algo que “teme”, porque después de un tiempo pueden “no gustarte” y eso “lo hundiría”. López ha aplaudido el trabajo realizado en la exposición porque permite ver “zonas profundas” de su obra que son “reveladoras” y le han enseñado “mucho de su propio trabajo”.
Ha puesto de ejemplo unas figuras instaladas al principio del recorrido que le representan a él, a sus hijas y otros personajes que le han inspirado. López ha repasado las influencias artísticas que le han marcado, como el arte contemporáneo, Grecia, el mundo real o el subconsciente. Sobre el surrealismo, el pintor ha dicho que lo entendió porque “vivió la vida”.
“Es algo que no es del mundo objetivo, está por encima y por debajo. La pintura del siglo XX da nombre a una mirada que ya estaba en el arte antiguo. Le hemos dado el nombre de surrealismo, pero esto, ya había estado en el arte por la parte espiritual”, ha constatado.
También ha reconocido que en su juventud tenía dificultad para entender el arte español. “Fue un esfuerzo enorme. Me parece el arte más difícil de entender de todos”, ha apuntado. “Lo amamos porque es el nuestro, pero es un arte sumamente antiretórico y desnudo. Está pelado de todo, hace falta saber mucho”, ha destacado. “Iba al Prado cada semana y no tuve ninguna indagación ni respuesta que me sirviera para nada en aquella época”, ha expuesto.