libreria Finestres
Escaparate de la nueva librería Finestres, en la calle Diputació. ©SSV

Diez recomendaciones literarias exprés para Sant Jordi

¿Recomendar libros? Me encanta. Y me encanta también que me recomienden. Aquí unas propuestas, tanto para lectores habituales como para aquellos más ocasionales y que quiero, por puro egoísmo, que se vuelvan también habituales.

Me encanta hablar de las cosas que me gustan (que son muy pocas, pero que me gustan muy intensamente). Yo me dedico a escribir, y no entiendo la vida sin leer. Se puede decir que lo leo todo, incluso lo que sé que no me va a gustar. Pero, claro, recomendar cosas que te apasionan (libros, vino, restaurantes…) lo haces siempre con espíritu proselitista, como esa dependienta de la tienda que te dice que te quedes tal pieza y que, en cambio, aquella otra (a pesar de ser más cara) no, que “no te está bien”.

Recomiendas pensando en “el cliente”, no siempre en ti. Yo lo que quiero es que el consumidor ocasional se vuelva habitual. Por egoísmo, me interesa que los consumidores entiendan, aprendan a elegir y que el mundo esté lleno de librerías, vinaterías y puestos de comida. A veces, pues, no recomiendo un libro que me haya gustado exactamente. Recomiendo el que me parece que será entendido, que abrirá puertas. No recomiendo un vino tinto a alguien que me parece que prefiere los blancos. No recomiendo un vino “difícil de entender”, a alguien que está empezando. Cuando ya “estás dentro” no hay problema: te vas leyendo la mayoría de cosas que salen y vas probando la mayoría de vinos (si el bolsillo no lo impide).

A continuación, y aprovechando la celebración de Sant Jordi, les voy a recomendar una pequeña lista de libros. Algunos no son novedad, por tanto, no los encontrarán en las paradas de Sant Jordi, pero en la librería, el día antes o el día después, seguro que sí. Si las personas de su alrededor son lectoras habituales, las novedades ya las tienen en el montón de la mesilla de noche, y los clásicos, en el estante. Pero, tal vez quieran regalar y no sepan qué. En todo caso, si ustedes también son lectores habituales, conocerán la mayoría de libros que les recomendaré. Pero siempre está bien saber lo que piensan los demás sobre los libros que hemos leído.

Por ejemplo, para regalar a amantes del vino. Empecemos con un cuento ilustrado. Es un libro (uno de esos libros de tapa dura, preciosos) que le gustará a cualquier persona relacionada con el vino (aficionado, camarero, enólogo, agricultor…). Sólo tienen que asegurarse de que no lo tiene ya. Se trata de:

  • La Cata, de Roald Dahl. (Nordica Libros)

Lo ha traducido Iñigo Jáuregui y lo ha ilustrado Iban Barrenetxea.

Este cuento, adictivo como todos los de Roald Dahl (¡no se los pueden perder!) fue publicado por primera vez en 1945, en el Ladies Home Journal y después, en 1951, en The New Yorker. Todos los vinos que salen en el cuento existen, se nota que el autor sabe de qué habla.

Otro libro que pueden regalar a amantes del vino:

Ferran Centelles fue sumiller de El Bulli desde 2000 a 2011 y, actualmente, trabaja en el proyecto La Bullipedia, de Ferran Adrià. Diría que es uno de los sumilleres más queridos en el mundillo. Sabe mucho y es, en consecuencia, una de las personas más humildes y simpáticas que conozco. Estuvo, no hace mucho, en un podcast sobre vinos que tengo el placer de presentar en Catalunya Ràdio (se llama Cata vertical, pueden imaginar por qué) y le pedí que eligiera una canción. Eligió Friends will be friends, de Queen. Entiendo que valora la amistad y el buen rollo por encima de todo.

Ha escrito varios libros de divulgación, todos interesantísimos. Me gusta de Ferran Centelles que tiene ideas muy acertadas sobre maridajes. Por ejemplo: ¿Quieres tomar un vino tinto con el pescado o un vino blanco con la carne? Él te propone que pienses en la guarnición. La guarnición, según cual sea, puede hacer que el blanco te vaya bien con la carne y el negro con el pescado. Así de simple, así de genial.

Y finalmente, otro libro para regalar los amantes del vino.

  • Cellers d’or: Vinari, premis de vins catalans. Se trata de una guía, con fotos de Jordi Play, de todos los vinos que han conseguido un premio Vinari d’Or. Y no lo recomiendo porqué servidora haya escrito pequeñas piezas sobre las bodegas ganadoras (en todas tengo amigos admirados). Lo recomiendo porque la idea de los premios me parece muy loable. Podemos encontrar en el súper algunos vinos o vermuts que no cuestan mucho dinero y que han sido premiados en una cata a ciegas.

Vamos a algunas novedades literarias que me permiten echar la vista atrás. Sacan libro nuevo Kazuo Ishiguro, Emmanuel Carrère, Javier Marías, Jordi Cussà…

  • Klara y el sol, de Kazuo Ishiguro.  (Anagrama)

Lo anuncian como “su primer libro después del Nobel” (pero no quiere decir que el premio tenga que haberle cambiado el estilo literario; tal vez sólo el estilo del salón-comedor).

Si no ha leído nada suyo, yo les recomendaría que, antes que este, empezaran por el famoso Los restos del día (Anagrama). Les sonará por la película de James Ivory, que protagonizaron Emma Thompson y Anthony Hopkins. Déjenme decir, ante todo, algo que siempre digo en talleres literarios o clubes de lectura. Ishiguro nació en Japón, pero cuando tenía seis años su familia se trasladó a Inglaterra. Ha acabado siendo un escritor en lengua inglesa. Pero tal vez su mirada sobre los ingleses es la del que vino de fuera. Una mirada periférica. Esta mirada, que es la que todo escritor, a menudo, se esfuerza por tener (“quiero mirar las cosas desde otro punto de vista, sin estar acostumbrado”) él la tiene de fábrica, por no haber vivido siempre en aquella cultura. ¿Qué quiero decir con esto? Que Ishiguro es capaz de escribir, con esta mirada extranjera, sobre la institución británica por excelencia: los mayordomos.

Hay otra perla en este libro, que está escrito en primera persona: lo que llamamos “el narrador poco de fiar”. El mayordomo te cuenta, constantemente, lo que le pasa por la cabeza respecto a su patrón (que tiene tratos con los nazis) o respecto a la nueva sirvienta (que ya entiendes que le gusta). Y tú, como lector, no dejas de pensar: “¡Me la está metiendo doblada! ¡Me está engañando! ¡No es cierto lo que me quiere hacer creer!”. Es muy inteligente por parte del autor este juego.

Y esto nos lleva a Emmanuel Carrère.

  • Yoga, de Emmanuel Carrère. (Anagrama)

Les digo lo mismo. Si no han leído ningún libro de Carrère, quizás este no debería ser el primero.

Este autor suele hacer no ficción o eso que ahora llamamos autoficción, que consiste en ponerte a ti como protagonista de la historia (mejorado, aunque aparentemente parezca que no). Carrère nos cuenta la depresión que tuvo, que lo llevó a un hospital psiquiátrico, y como el yoga le ha ayudado a lo largo de veinte años. También cuenta cómo pretendía hacer un libro, ligero, sobre una experiencia meditativa y como no pudo ser. Lo que es importante, por cierto, es que el autor firmó un contrato de confidencialidad con su ex, supongo que para evitar que hiciera como el Harry de Woody Allen.

Como les decía, si no han leído nada suyo, puede parecer que el libro es el de un señor que te cuenta sus batallitas (con muchísima gracia: hay páginas sobre el yoga gloriosas). Pero si han ido siguiendo su trayectoria, entonces le aman. Y si le aman, el libro es la experiencia personal del autor de El adversario.

Empiecen, pues, si les parece, por El adversario. No podrán dejarlo. O tomen Limonov. O El reino, donde, como un maestro, te cuenta primero su experiencia religiosa —se desnuda— para poderte explicar, a continuación, la de los evangelistas —los desnuda—.

Vamos a otra novelaca. La de Javier Marías.

  • Tomás Nevinson, de Javier Marías. (Alfaguara)

Siempre he leído con placer los libros de Javier Marías. Recuerdo que en Mañana en la batalla piensa en mí me entretuve en contar hasta qué página (diría que era hasta la 74) el protagonista hace disquisiciones sobre lo que le acaba de pasar: se le muere el amante, con el hijo allí, en la cuna. 74 páginas pensando y dándole vueltas, vueltas extraordinarias.

Tomás Nevinson es el marido de Berta Isla (a Marías le gustan los apellidos atípicos y, en esta novela, de hecho, aparece el apellido Centurión). Pueden leer, sin embargo, el libro de manera independiente. No es necesario haber leído Berta Isla (pero les gustará mucho). Trata sobre “el crimen de estado”, la razón de estado. ¿Hay que matar (o que alguien mate) por razones de estado, para evitar un mal mayor? Leyendo el libro, en primera persona, es evidente que sí. Por eso, y no es poco, el libro se ambienta en los años de plomo, de ETA. Entonces, con crímenes continuados, puedes entender la tesis del personaje. La perversión es ésta: ¿cuál es la razón del estado? ¿Es siempre lícita la razón de estado?

Terminemos con Jordi Cussà.

  • El primer emperador i la reina Lluna, de Jordi Cussà. (Comanegra)

Mi relación con Jordi Cussà se basa en un cambio de abrigos. Hace muchos años, ya no recuerdo cuántos, yo había sacado un libro y él también. Nos invitaron al mismo programa y, sin querer, nos intercambiamos los abrigos, que se parecían. Entonces yo fui a otra entrevista y volví a coger un abrigo que no era mío, dejándome allí el de Cussà. El retorno de los abrigos hizo que nos conociéramos.

A mí me gustó mucho Cavalls salvatges. Era una novela sobre la droga, que no parecía escrita por alguien de aquí. Tenía un aire “internacional”, que me recordaba a los beats americanos. Le he ido leyendo y me gusta mucho.

El libro que ahora publica es otra cosa. No les parecerá el mismo autor que el de Formentera Lady. Para mí es uno de los grandes.

Termino con tres recomendaciones, las tres sobre la misma cuestión, pensadas para regalar a jóvenes, a partir de trece o catorce años, que no quieran leer novela juvenil.

Es el momento de dejarles Si esto es un hombre, de Primo Levi.

  • Si esto es un hombre, de Primo Levi. (Planeta de Libros)

Ya saben que Primo Levi sobrevivió al campo de exterminio de Auschwitz, lo que le hizo sentir siempre muy culpable. Escribió este libro en 1047, con la intención de hacer pensar al género humano en lo que había pasado. Son trozos de vida del campo, uno de los cuales siempre me gusta recordar. El autor camina, con un kapo de barraca, y tienen que atravesar una alambrada. El kapo, sin ni siquiera ser consciente de ello, al ver que se ha manchado la mano de grasa, se limpia en el uniforme de Primo Levi. Y él escribe (cito de memoria): “Este hombre no se acuerda de mí, no sabe mi nombre, pero es por este gesto que yo hoy le acuso”.

Y sin dejar a Primo Levi. Él fue quien escribió el prólogo de uno de los pocos libros, testimonios del holocausto, escritos por una mujer.

  • El humo de Birkenau, de Liana Millu. (Acantilado)

Son ocho relatos —les conmoverá el del niño— con un distanciamiento, a veces irónico, que no podrán dejar, y que estoy segura que emocionará a los adolescentes que tengan al lado.

Por último, y también en la misma, digamos, línea:

  • El diario de Anna Frank (Ediciones Americanas)

Se trata, como saben, del diario personal de una chica judía de 14 años, que escribe, escondida con la familia y unos vecinos, en una casa de Ámsterdam (que hoy se puede visitar) entre el 12 de junio de 1942 y la 1 de agosto de 1944, fecha en que los nazis los descubren.

El libro, para un adolescente, puede terminar siendo repetitivo, pero tiene el mérito de hacerte sentir la alegría de vivir perdida, la intrascendencia a la que todo joven tiene derecho. Estos días, que se lo he regalado a mi hija, lo he releído. Leerlo de mayor es otra cosa.

Compren libros. Si lo desean, pasado Sant Jordi, prometo una segunda parte.