Nadando a contracorriente, Nico Drago y Anna Pla han llegado a buen puerto en el número 35 de la calle de Ribes, una vía peatonal junto al mercado municipal del barrio del Fort Pienc, en la Dreta de l’Eixample. Su local gastronómico se ha convertido en parada obligada para los amantes de la slow food, la bistronomía y los vinos naturales. Contracorrent Bar, con un precio medio de 30 euros sin vino, ya se ha metido en el bolsillo a los seguidores de estas corrientes gastronómicas en el año y medio que lleva abierto.
Convencidos los fans, Anna y Nico quieren seducir igualmente a los vecinos del barrio con una oferta de platillos que varía constantemente, siempre en función de lo que encuentran en el mercado y de las verduras que crecen en el huerto que la pareja tiene en el Carmel; características que determinan la slow food: calidad y proximidad.
Uno de los pocos platos consolidados en la carta, la ensaladilla de pollo a l’ast, se elabora con un pollo que compran en la rotisería del barrio. Incorporando su jugo a la mayonesa, aparecen triunfales el limón, el tomillo y el romero. Para rematar la ensaladilla, hecha con patata y zanahoria, colocan unas tiras crujientes de piel de pollo que mejoran con creces los clásicos picos de pan que a menudo acompañan a esta tapa. Democracia festiva.
Que un plato se mantenga en la carta es poco habitual. El chef Nico Drago, siciliano, no tiene reservas a la hora de cargarse creaciones que triunfan, siempre en aras de su revolución permanente en la cocina. Durante los primeros meses de funcionamiento del restaurante, en invierno del 2020, en Contracorrent se podía comer una croqueta de bacalao estratosférica que hoy ya no figura en la carta. Pese a las demandas de la parroquia implorando su regreso, Drago no cede y se mantiene firme en la política de la novedad constante.
Si van en los próximos días es probable que todavía puedan probar el tiradito de mero salvaje con leche de tigre mediterránea, alga wakame y kimchi de col lombarda. Una ola de frescura que combina la acidez con el punto justo de mala leche picante.
La tortilla de berenjena y butifarra negra de Cal Rovira llega a la mesa coronada con unas cortezas de cerdo que hacen mucha ilusión. Aquí Drago tira de tradición local, jugando un poco con las texturas y buscando la suculencia reconocible.
Las verduras tienen un papel muy importante en Contracorrent Bar y son también una de las obsesiones de Nico Drago. Del huerto que la pareja tiene en el Carmel salen rarezas como las puntarelle (una achicoria de sabor amargo) que denotan el interés de Nico y Anna por recuperar especies poco habituales, desvelando de paso la curiosidad de los clientes.
El lenguaje gastronómico de Contracorrent Bar recuerda a Agreste o Za Za Cuina i Vi, por la renuncia casi total a la pizza y la pasta, por el amor al reino vegetal y por un compromiso evangelizador hacia los vinos naturales. De hecho, Anna Pla trabaja sin carta de vinos, guiándose por la brújula de los últimos hallazgos en el mundo del vino natural.
Para los profanos en materias como orange wines y fermentaciones espontáneas, mi consejo es que se dejen asesorar por Anna, que sabrá encontrar el vino más adecuado para lo que pidan y explicarles, si quieren, qué significa eso de los vinos de “mínima intervención”.
Aunque la ciencia no lo haya confirmado del todo, existe la creencia de que los vinos naturales no provocan resaca. Créanme, vale la pena comprobarlo.