Cuando Jo Nesbø quiere hacer algo que no toca, piensa que Barcelona es mucho más grande que su Oslo natal. No lo dice por su fama ni por ningún hito que haya protagonizado la ciudad, sino por una anécdota personal. Hace unos años, sin mayor concreción, el escritor noruego se encontraba en la capital catalana con unos amigos y uno de ellos se enamoró de una local. El problema era que tenía novio. A pesar de este pequeño detalle, se fraguó “un amor de fin de semana” y acabó llegando la despedida. Ella le dijo de quedar para cenar, pero el amigo de Nesbø estaba preocupado por si les pillaban. “Barcelona es grande”, dijo la chica, quien quedó para siempre como la excusa para justificar los deslices y las trampas del grupo de amigos, tal vez también del famoso detective creado por el autor, Harry Hole.
Así ha arrancado Nesbø su agradecimiento por haber recibido el Premio Pepe Carvalho, enmarcado en la celebración del festival de literatura BCNegra. El escritor noruego se suma a una lista integrada por nombres como Leonardo Padura, Don Winslow, Joyce Carol Oates, Claudia Piñeiro, Donna Leon, Alicia Giménez Bartlett, Petros Márkaris, Andreu Martín, Michael Connelly, Henning Mankell y, como no podía ser de otro modo, Andrea Camilleri, fiel admirador de Manuel Vázquez Montalbán. “Fue uno de los escritores que marcaron el camino de la novela negra moderna en Europa y abrió las puertas a autores como yo”, ha expuesto Nesbø. Y no se ha olvidado de insistir: “Estoy muy contento de venir de una ciudad pequeña a una tan grande como ésta para recibir el premio”.
El jurado de la 19a edición del galardón ha destacado del escritor su estilo propio, garantizando siempre más de una subtrama en cada novela. “Son thrillers en los que siempre están pasando cosas”, ha defendido el presidente del jurado, Carlos Zanón. Además, ha añadido, es uno de los máximos exponentes de novela negra noruega, “haciéndonos mirar las grietas y las aguas fecales de una sociedad que creemos paradisíaca”. En ese sentido, para Nesbø, quien lleva cultivando el género desde hace más de 20 años, estas historias de misterio o asesinatos sirven para escribir sobre la relación del individuo con la sociedad actual y las cuestiones morales que la definen: “La novela negra ha sustituido la literatura religiosa”. Y, además, como narrador, permite establecer “una relación íntima con el lector para manipularlo”.
Nesbø ha aprovechado su visita a Barcelona para promocionar su último libro, La casa de la noche (Reservoir Books/Edicions Proa), donde se sumerge en el género de terror con una historia juvenil que se retroalimenta y crece página a página, con más de un susto. “Supone volver a mis raíces. Cuando era pequeño, yo era quien explicaba las historias en mi grupo de amigos, todos más mayores, porque ellos notaban el miedo en mi voz”, ha explicado. La novela hace sentir múltiples pesadillas, desde los más típicos como las casas abandonadas hasta teléfonos asesinos y humanos convertidos en insectos, con guiños a la cultura estadounidense y las fiestas de instituto que nunca acaban bien. “Mi imaginación me lleva a lugares en los que tengo mucho miedo. Siento que es el motor de mi escritura”, ha remarcado.
Preguntado sobre cuántas vidas le quedan a su Harry Hole, el escritor no ha querido avanzar nada. “Si os lo dijera os tendría que matar”, ha dicho, recurriendo a su clásica respuesta cuando le preguntan por el futuro de su detective, como ya hizo hace un año en la presentación de Eclipse (Reservoir Books/Edicions Proa), el decimotercer título de la saga protagonizada por un personaje a quien Nesbø define como “ese amigo a quien no llamas el lunes después de haber pasado unos días con él”. “Odia Oslo pero no piensa en irse, como le pasaba a Pepe Carvalho con Barcelona. Lo que le da identidad es su cárcel. Harry Hole tiene todos los argumentos para que no nos guste, pero, como nosotros, es un lobo solitario que no sabe como volver a casa”, ha agregado Zanón, en modo fan, como ha subrayado.
