escriptor Julià Bretos
El escritor de Las entrañas del Templo.
EL BAR DEL POST

Julià Bretos: Tras el rastro errático de Gaudí

“Dios me trajo a la tierra con un único fin: divulgar a Gaudí. Lamentablemente tardé 50 años en descubrirlo y hace seis que me dedico a ello. El medio siglo anterior lo malgasté estudiando una carrera de informática, un máster, montando una empresa y descubriendo el placer que se siente siendo autónomo. Especialmente, cada trimestre”. Acodado sobre la barra del Bar, Julià Bretos sorbe su gin-tonic “con un punto de canela”, mientras sonríe ámpliamente, contento de haber descubierto secretos y de poder revelar unos cuantos.

“Sigo trabajando para subsistir, lo mínimo, pero ahora dedico una parte muy importante de mi tiempo a investigar a Gaudí y compartir lo que descubro. He escogido las novelas como forma para divulgar lo que sé, un método más, pero que hoy día llega a más gente”, explica quien recién acaba de publicar Sapos y culebras (Círculo Rojo), un tomo que aborda vicisitudes desconocidas o incluso inéditas sobre cómo nació la Sagrada Familia, arrojando nueva luz sobre algunos de sus misterios, como por ejemplo el papel que jugó la Diócesis de Barcelona —no siempre favorable a la construcción del templo—, o la identidad de la mujer que, en legar anónimamente su fortuna a Gaudí, posibilitó cambiar radicalmente el proyecto y convertir la Sagrada Familia en lo que acabó siendo.

— ¿Y de qué mujer se trata’, o mejor, ¿fue esa?

— Se llamaba doña Isabel y tengo una novela dedicada a ella en la recámara, La dama sin rostro, que editorial Almuzara publicará a final de año. Allí explico la vida de esta mujer, y daré a conocer un secreto que nadie puede imaginarse.

Además de estar ultimando los detalles de este libro, el autor e investigador —también profesor de informática— asegura estar ya trabajando en la continuación de esa novela. “Piensa que la llegada del dinero que entregó Doña Isabel causó el inesperado interés por parte de la Diócesis, dando pie a una lucha campal para hacerse con el control de las obras. Una lucha que llega hasta nuestros días”.

En su haber, el autor atesora ya unos cuantos títulos dedicados a la figura del genial arquitecto barcelonés, como Las entrañas del templo o Diario de Gaudí.

La ética del trabajo

Hace unos años, “una mala amiga me echó del trabajo. Ella necesitaba demostrar que una mujer era capaz de llegar hasta donde no lo hacen los hombres, enviando a la calle a un viejo amigo. Lo que debería haber sido una desgracia se convirtió en la oportunidad de volver a nacer, para reinventarme con 50 años y encontrar el equilibrio emocional de que carecía. Ahora soy feliz con lo que soy y lo que tengo”, explica Julià Bretos, a quien, hoy por hoy, le falta tiempo para poder cumplir con toda su labor de investigación, escritura y enseñanza.

escriptor Julià Bretos
A los 50 años, la vida de Julià Bretos hizo un inesperado giro de 360 grados: “Ahora soy feliz con lo que soy y lo que tengo”.

“Mira, yo me siento un Patriota, con mayúsculas, pero no de los de ondear una bandera, sino de los de trabajar y trabajar. Ir al trabajo cada día, en el Instituto, junto a alumnos desfavorecidos, y hacer todo lo que está en mis manos para ayudarles a mejorar, esta es la mejor demostración de amor por mi país. Yo estoy orgulloso de mi impulso, de mi iniciativa, trabajo sin descanso y el mío es un perfeccionismo que a menudo se convierte en obsesivo. Nada llega de sopetón, es resultado de un esfuerzo que, hoy en día, no está de moda”.

— Oye, ¿y cuándo te agotas?

El parroquiano sonríe: “Cuando me agoto dedico mis energías a otras pasiones: al Barça, jugar al billar y prácticas rutinarias de autoamor. En alguna de estas actividades soy un verdadero experto”.

Una ciudad que tenía todas las de perder

“Llegué a Barcelona a los diecinueve años. Sin duda mi ciudad, la mejor que existe y que también tiene un largo camino de mejora para no perder mi confianza”, explica el parroquiano, a punto de liquidar su brebaje, antes de proseguir: “Pese a que esta ciudad posee cartas perdedoras, con los poderes encaprichados en empobrecerla a cada día que pasa, sigue siendo la ciudad del Estado mejor considerada en el extranjero. ¡Alguna cosa tendremos!”.

escriptor Julià Bretos
Portada de su última obra Sapos y culebras, un tomo que aborda vicisitudes desconocidas o incluso inéditas sobre cómo nació la Sagrada Familia.

— ¡Alguna otra cosa no tenemos y podríamos tener!

— En efecto, no me gusta ese oportunismo político que ha desperdiciado las posibilidades que la pandemia nos dio para reconducir mil cosas de la ciudad que eran mejorables.

Y tras pronunciar estas palabras, el autor se sume en un breve silencio que se acompasa con el que le circunda. Una ausencia de sonido y ruido que a menudo le acompaña en  la paz doméstica.

— Lo que no es ya mejorable, es nuestra opípara oferta gastronómica a base de tapas, raciones, platos combinados o bocatas. ¡Todo exquisito!

Julià Bretos repasa con cierto brillo de lujuria culinaria la oferta, antes de proferir:

—Yo soy de picar —y añade, con sonrisa gamberra—, eso, de hecho, justifica algún pequeño exceso bajo-ventral.

escriptor Julià Bretos
Su pasión por Gaudí lo ha llevado a seguir la huella del arquitecto y a explicarla a modo de novela, con obras como Diario de Gaudí.