Guillem Solé, líder de Buhos.
EL BAR DEL POST

Guillem Solé: Prisas, las justas

Llega cuando ya ha anochecido, ave nocturna, y pide “una cerveza, por favor”. Y lo hace con tranquilidad, con temple, “porque de la ciudad nunca me gustaron las prisas” explica este calafellense que recuerda “que flipaba cuando venía a Barcelona y veía a todo el mundo corriendo, viendo cómo alguien podía caerse en la calle y los demás fingían no verlo por eso, porque tenían prisa”.

 

“Soy músico, hago letras de canciones, llevo muchos años haciendo conciertos por muchos sitios, locales, plazas, festivales. Soy feliz”. Así se define Guillem Solé, líder de Búhos (no confundir con el vibrante grupo castellonense del mismo nombre de los 90) y orgulloso de haber articulado una segunda familia alrededor de su música.

“En los últimos años, me he dado cuenta de que los siete músicos y la gente del staff que acompaña a la banda, somos una familia. Ahora mismo me siento como que tengo dos familias: la de mi casa y aquella con la que me reúno cuando subo a la furgoneta para ir al bolo o al festival. Y ahí se respira un ambiente brutal, con un gran respeto y admiración mutua, unida a muchas ganas de trabajar, de mejorar. Me siento muy orgulloso de este equipo y de este ritmo de trabajo y, a la vez, de la cercanía de unos con otros, del vínculo que hemos creado”.

El largo verano de 2013

Guillem Solé no iba para músico. “Los miembros de Búhos teníamos todos la vida ya medio encaminada. Yo, por ejemplo, era periodista. Para nosotros, la música era un entretenimiento”.

–¿Y qué cambió?

–Fue en verano de 2013 cuando nos dimos cuenta de que la cosa iba en serio, tras la salida de nuestro disco Natura Salvatge.

Aquel período estival la banda sumó más de 70 actuaciones “y nos dimos cuenta de que, en cada concierto, se nos llenaba la plaza del pueblo donde estuviésemos tocando, con gente cantando las letras del disco”. Aquel verano duró hasta noviembre, con la agenda repleta de bolos. “Ahí es cuando nos miramos y nos dijimos ‘dejamos nuestros curros, ¿no?’. Y desde entonces nos hemos venido dedicando profesionalmente a la música”.

Buhos presentó el disco El dia de la victòria a finales de 2020.

–¿Y ahora?

–Ahora mismo colaboro en RAC1 haciendo el resumen rimado de los partidos del Barça, con el equipo de Joan Maria Pou y colaborando con Esports3. También estoy presentando el último disco que saqué en noviembre y una gira de teatros con 21 fechas de aquí a mayo, lo que, hoy en día, tal y como está todo, es un milagro. Y más con todas o casi todas las entradas vendidas”.

Una ciudad que se ilumina

“Mis abuelos eran de Barcelona. En este sentido, para mí esta ciudad siempre fue un lugar relacionado con la alegría, la felicidad, el cariño, porque yo venía aquí a pasar fines de semana y las navidades con el yayo y la yaya”.

El primer número uno cosechado por la banda, de hecho, fue una canción titulada Barcelona s’il·lumina.

Solé piensa en ella y reivindica esta ciudad como “lugar maravilloso, rincón del mundo increíblemente fantástico”, no siempre suficientemente valorado por sus habitantes. Y se pone a recordar, con mucho afecto:

“Yo tengo un recuerdo muy heavy de cuando el Barça de Guardiola ganaba un título tras otro y se juntaban centenares de miles de personas en el centro, ya ni siquiera en la Rambla, porque sólo en la Rambla no cabían. Y recuerdo a toda la gente feliz, alegre. Era una cosa que juntaba a todo el mundo. Ahí no había clases o razas. Todo el mundo estaba contento, gozando, y muchos éramos conscientes de que algo así no íbamos a volver a verlo. Personas de todo tipo y condición unidas por una felicidad tan tonta como es el fútbol”.

–Un gran hito balompédico, sin duda. ¿Te parece que ponga la radio o algo de música?

–Mejor pon la radio, algún programa que me motive.

Y, parsimonioso, Guillem Solé pide otra cerveza y echar un vistazo al menú de hoy.