Pilar Romera escriptora
La escritora Pilar Romera, autora de Los Impostores. ©Cristian G Espinel
EL BAR DEL POST

Pilar Romera: En busca del tiempo literariamente perdido

“El primer momento clarísimo de inflexión en mi vida fue cuando aprobé los exámenes para trabajar en Caixa de Catalunya, justo al acabar la carrera. Imagínate, contrato de tres años que acabaría siendo fijo, bien pagado, peeero confraternizando con el enemigo capitalista. Por aquel entonces yo era muy muy progre, ya sabes… Así que lo rechacé por un contrato bastante cutre de tres meses en la universidad. Recuerdo la cara de mi padre cuando apelé al romanticismo de contribuir con mi trabajo al progreso de la sociedad mediante la cultura, la educación, la igualdad de oportunidades, desarrollar el pensamiento libre frente al estado capitalista, etcétera. El pobre hombre se quería morir. No me he arrepentido ni un solo segundo de aquella decisión”, explica, risueña, tomándose “una cañita, of course” a pie de barra.

La escritora Pilar Romera ha llegado al Bar a media mañana, portadora de una alegría eufórica que tiene incrustada en el ADN, con ganas de paisanaje y de que en la radio suene “algo de Chet Baker, Coltrane o Miles Davis”, muy probable banda sonora de la novela que está preparando actualmente, en la que, avisa, “salen bares y música y músicos. Y jazz, mucho jazz. Y, parafraseando a la gran Mayra Gómez Kemp, hasta ahí puedo leer”.

Pilar se define como “una chica de pueblo de Riba-roja d’Ebre que llegó a Barcelona con 18 años y vive en el barrio maravilloso de Sant Antoni”. Vino aquí a estudiar y se licenció en Historia Contemporánea “justo cuando empezó la crisis económica post Olimpiadas. Viví los ochenta estudiando y los noventa en precario. Dios aprieta, pero no ahoga y al final conseguí trabajo en la Universidad de Barcelona, que, contra todo pronóstico, todavía conservo”. Entretanto, tiene publicados cuatro libros, con dieciocho años de diferencia entre el segundo y el tercero.

Volver a empezar de cero

“El segundo punto de inflexión de mi vida fue cuando decidí que ya no escribiría más sólo para mí e intentaría publicar. Me costó mucho tomar la decisión, no veía claras mis oportunidades, tenía un pudor absurdo. Hasta que un día, me dio un pronto y presenté L’Esperit del vidre a un premio. Gané y me la publicaron”.

Aquel libro gozó de continuidad con una siguiente entrega literaria, Dins la boira, pero entonces llegó el que la escritora considera su tercer gran punto de inflexión: “Decidí tener a mi hija y dejar temporalmente el mundo de las letras durante su infancia. En ese momento no pensé que duraría tanto ni que pasaría tanta factura. Fueron trece años en blanco que, sumados a los tres que tardé en escribir Li deien Lola, más el año que la editorial lo tuvo en barbecho, hizo que pasaran casi veinte años fuera del circuito. Mucho tiempo. Significó volver a empezar de cero”.

Pilar Romera escriptora
Pilar Romera hizo un parón de más de trece años en su carrera literaria. ©Mariano Antón

Li deien Lola salió publicada en 2016 y a ésta le ha seguido la exitosa Els impostors (Columna) de 2019, título más reciente en la obra de la escritora, que se muestra orgullosa de “haber sido capaz de volver a escribir después de tanto tiempo. He vivido el hecho de empezar a publicar cuando eres joven y atrayente, eres una novedad y todo fluye. La madurez es árida en muchos sentidos y en el literario también. Asimismo, me enorgullece mucho haber traducido Los impostores al castellano y que me lo publicara una editorial como Destino. Me costó mucho y fue una cabezonería mía que al final funcionó. Como dicen los ingleses: a dream come true”.

Con su quinto título en la cartuchera, parece que la búsqueda de aquel tiempo literariamente perdido va dando sus frutos.

Un lugar en el mundo

Pilar Romera asegura que lo que más le gusta de Barcelona es que es una ciudad de extremos: “Me encanta lo radical que es cuando toca. Siempre ha habido una rauxa maravillosa que se ha manifestado en muchos momentos: desde la Guerra de sucesión a la Semana Trágica. Es una ciudad muy poco provinciana. Y eso me encanta, a pesar de lo profundamente clasista que a veces es. Con un clasismo poco agresivo, a la catalana, y que me enerva mucho”.

— ¿Los barceloneses somos muy nuestros?

— Sí, no me gusta lo difícil que resulta mezclarte. Durante años viviendo en Barcelona apenas me relacionaba a nivel íntimo con barceloneses. Todos mis amigos eran gente de otras partes, como yo. Es una ciudad muy dura si vienes de fuera. Luego, cuando rompes el marco, ya los tienes ganados para siempre. Pero cuesta, cuesta.

Pilar Romera escriptora
Romera, amante de Barcelona y del barrio de Sant Antoni. ©Cristian G Espinel

Ahora, la escritora asevera que la ciudad es “sin duda alguna” su lugar en el mundo. “Me hace mucha gracia la gente de ciudad que ve la vida en un pueblo con un romanticismo que les aseguro que se les pasaría pasando un invierno en uno. Y ¡ojo! Adoro mi pueblo. Pero ya no podría vivir allí”.

— A todo esto, ¿querrás picar algo? Tenemos menú, tapas, platos combinados…

Sin perder la sonrisa, acostumbrada a la vida de bar en los que define como “templos del barrio”, Pilar Romera responde rápidamente:

— Casi siempre ración, a veces menú. Casi nunca plato combinado.

Y, mientras piensa qué comerá, pide otra caña.

Pilar Romera escriptora
PILAR ROMERA ES AUTORA DE CUATRO OBRAS. ©SERGI ESCRIBANO