Dani Nel·lo
El músico Dani Nel·lo se autodefine como organizador de eventos escénicos.
EL BAR DEL POST

Dani Nel·lo: Porque el destino no es un conejo mal dibujado

“Un café. Negro, sin leche ni azúcar”. El saxofonista y compositor, Dani Nel·lo, asoma por el Bar muy pronto, disfrutando de esas primeras horas de la mañana “solitarias, muy tranquilas y en las que puedes ver lo que te espera del día con cierta perspectiva”.

Músico, compositor, productor, comunicador y, como se define a sí mismo, organizador de eventos escénicos, este barcelonés asegura moverse “entre el rock & roll, el rhythm & blues, el soul y algo de jazz”, y vivir inmerso en una permanente misión artística, “como la nave Enterprise de Star Trek”. Lleva así desde los 16 años, “cuando dije a mis padres que quería dedicarme a la música y no seguir el cauce establecido de instituto, universidad, trabajo. Me deprimía pensar que el destino ya estaba esbozado, que era como esos pasatiempos infantiles de ‘sigue los puntos’ en los que, al final, te queda un conejo mal dibujado”.

Al año, en 1985, debutaba sobre el escenario del mítico Studio 54 del Paral·lel con Los Rebeldes. “Con ellos estuve once años y aprendí lo que era vivir de la música, girar por este país, grabar discos y gozar de cierta popularidad”. Paralelamente, poco a poco se le iban metiendo en el riego sanguíneo los dulces venenos del blues, el R&B y el swing, lo que le llevó a encabezar dos proyectos de largo recorrido como fueron Tandoori LeNoir y Nel·lo y la Banda del Zoco.

— En aquella época, además de tocar saxo y guitarra, también cantabas, ¿no?

— Sí, pero nunca acabé de sentirme cómodo. La voz con la que me identifico es la de mi saxofón. Tras el Zoco y Tandoori, los proyectos posteriores han sido instrumentales. He ido construyendo mi vocabulario con el saxo, un lenguaje directo con el que estoy cómodo. Puedo comunicarme con la gente a través de él y hacer sentir bien al público, cosa de la que estoy orgulloso.

Desde 2009, el parroquiano lidera los divertidísimos Mambo Jambo: “Empezamos evocando el sonido de los honkers de los 50 llevándolo a la actualidad y hemos ido desarrollando nuestro propio lenguaje. Estoy muy contento de no haber parado con un proyecto que, en principio, no tenía mucho recorrido. Hemos viajado por países como México, Brasil, Alemania, Serbia o Francia y, al ser una banda instrumental, hemos conectado con todo el mundo, ya que nuestro idioma es la propia música”, sonríe satisfecho Dani, cabellera de rojo fuego y ojos de un contundente azul francotirador, antes de añadir: “También voy sacando discos en solitario. Los dos últimos, Los Saxofonistas Salvajes vol.1 y 2, aúnan reinterpretaciones de saxofonistas que cambiaron la historia de la música popular y plantaron las semillas del rock & roll”.

Una vibración metálica que sigue ahí

El músico sorbe su café y dirige su mirada hacia un punto impreciso de la pared, buscando en el espacio el acceso a recuerdos remotos hasta plantarse en el momento en que agarró y sopló un saxo por primera vez: “La vibración del sonido, del metal en mis manos, me impresionó mucho y de inmediato quise seguir teniendo esa sensación, que no me ha abandonado nunca”. Una reminiscencia que conecta con otro gran momento en su vida. “Cuando grabé en los estudios Kiva de Memphis con Los Rebeldes. Ahí colaboramos con gente como Steve Cropper, Brian Setzer y Lee Rocker, y con los Memphis Horns. Para mí, todas leyendas de la música, de mi música. Cropper había compuesto para Stax himnos con Otis Redding, Wilson Pickett, Eddie Floyd o Booker T & The MG’s. ¡Y en aquel momento estábamos tocando juntos! Con Setzer y Rocker, de los Stray Cats, lo mismo. Los Memphis Horns habían grabado con Elvis, con Aretha y ahora, yo, un chaval del barrio de la Magòria, estaba soplando junto a ellos. Fue muy especial”.

Dani Nel·lo
Dani Nel·lo subió a los escenarios con Los Rebeldes, en 1985.

En sus más de treinta años de carrera musical Dani Nel·lo ha tenido la suerte y talento de colaborar con músicos como Los Lobos, Nick Curran, Mike Sanchez, Jackson Browne, Bunbury o Barrence Whitfield. Al mismo tiempo, produce bandas como Koko Jean & The Tonics, Rambalaya o Sick Boys y, desde hace ya cinco temporadas, dirige su propio programa de radio, Jazz Watusi, en iCat FM. “Empecé con algo de incertidumbre, pero enseguida sentí que es un medio fantástico para compartir música. ¡Estoy enganchadísimo a esta experiencia radiofónica!”.

— ¿Y ahora en qué asuntos andas?

— En la actualidad estoy girando con Mambo Jambo presentando nuestro último álbum, Exotic Rendezvous, y en breve presento nuevo single bajo mi nombre.

Una Barcelona que enamora por su pasado

“Como mucha gente de mi generación he presenciado diferentes auges y caídas de la ciudad. La conocí preolímpica, olímpica y la de ahora. Me gustaría decir que ésta me enamora, pero no es así. Aunque te diré que, viajando por grandes capitales europeas, tienes la misma sensación de despersonalización, de invasión de las franquicias, de homogeneización de los centros urbanos. Hemos construido un modelo basado en la obtención del máximo beneficio sin importar nada más. En ese escenario, la vida cotidiana, la vida de barrio, el encanto de la vida local queda en un segundo plano”, razona Dani que, de nuevo, al buscar aquellas cosas que le enamoraron de la urbe, se sumerge en las corrientes de la memoria.

Dani Nel·lo
El saxofonista está de gira con Mambo Jambo y su álbum Exotic Rendezvous.

“De pequeño, todo Montjuïc me parecía alucinante. Mi familia vivía justo debajo de la montaña. El Teatre Grec, la hípica, el campo de rugby de la Foixarda, aquel Estadio Olímpico de antes de la reconstrucción, en el que nos colábamos y pasábamos miedo. Cuando mi padre trabajaba en el Teatro Romea, del que fue director teatral entre otras cosas, me encantaba visitarlo vacío y andar entre aquellas bambalinas fantasmagóricas. El Gótico de mi infancia era increíble. Una mañana de sábado pasear por la zona era mágico. La luz del sol entrando por las pequeñas calles, ir bajando desde la Catedral hasta la Ciutadella. Había silencio y las calles recién regadas daban sensación de bienestar. También me enamoró el Rompeolas antes de la reforma. Muchos días iba a comer allí entre los bloques de cemento, con mi bicicleta y algún sándwich”.

— Hablando de sándwich, aquí hay bocatas, menús, platos combinados… ¿querrás comer algo?

Una sonrisa ladeada se dibuja en el rostro de Dani Nel·lo, que liquida las últimas gotas de su café antes de replicar, con una clarividencia de parroquiano curtido en mil barras:

— Plato combinado o menú, si voy a estar sentado. Ración, si voy a permanecer de pie.