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n plena revolución tecnológica, cuando las smart cities cobran protagonismo y los coches autónomos están a la vuelta de la esquina, la humilde bicicleta se posiciona como un elemento clave de la movilidad urbana en el siglo XXI. Las ciudades que aspiran al liderazgo global, al menos en Europa, son conscientes de ello, y muchas están invirtiendo en infraestructuras para facilitar el uso de la bicicleta de manera cómoda y segura. Ello redunda en ciudades más limpias, habitantes más sanos y una mejora en la calidad de vida en general.
Es uno de los mayores movimientos del urbanismo global. Naturalmente, no todas las ciudades son iguales, y el progreso es también desigual. La empresa danesa Copenhagenize Design Co. se dedica a estudiar desde una perspectiva multidisciplinar que combina diseño, sociología y antropología el desarrollo de estrategias que, siempre desde el punto de vista de las personas usuarias, permitan mejorar el uso de la bicicleta en entornos urbanos.
Cada dos años publican un índice que analiza 136 ciudades de todo el mundo en relación con el uso de la bicicleta y las infraestructuras disponibles, a partir de catorce parámetros distintos. En el último estudio Barcelona está situada en el puesto número once. El primer puesto lo ocupa Copenhague, sin sorpresas, seguida de cerca por Utrecht y Ámsterdam.
En Barcelona, donde se ha hecho un notable esfuerzo en la ampliación de carriles bici (no sin ciertas reticencias por parte de algunos sectores), está en período de redacción el Plan de movilidad urbana 2019-2024, en el que participarán 130 entidades, entre asociaciones, personas expertas, empresas y operadores. Un plan estratégico para definir las prioridades en movilidad para el siguiente lustro, y entre cuyas finalidades destacan la reducción de la accidentalidad y de la contaminación (uno de los talones de Aquiles de la ciudad), mejorar la equidad en el transporte para todos los ciudadanos y ciudadanas e integrar las nuevas tecnologías en su gestión.
Recientemente se anunció la renovación del contrato de Bicing para los próximos diez años, cuya licitación ganó la UTE «Pedalem Barcelona», formada por CESPA y PBSC, y que fue aprobada con los votos en contra del PP y la CUP. El importe de la licitación asciende a 162,9 millones de euros; una cantidad que servirá para la renovación total de la ya vetusta flota de bicicletas (seis mil mecánicas ampliables a ocho mil unidades y mil eléctricas, frente a las 300 actuales), y que elevará el número de estaciones de las 465 actuales a un total de 519. El servicio pasará a funcionar durante 24 horas al día, y es solo una parte de los esfuerzos municipales para mejorar la movilidad en bicicleta, que también incluye inversiones en la ampliación de la red de carriles bici existentes, que alcanzará los 233 kilómetros al finalizar el 2018.
1. Copenhague, Dinamarca
Con una inversión de más de 120 millones de euros durante la última década, la capital danesa mantiene el liderazgo mundial como capital del ciclismo urbano. Solo en los tres últimos años se han creado dieciséis nuevos puentes en la ciudad exclusivos para ciclistas, peatones y peatonas. El 62 % de las personas residentes utilizan la bicicleta en sus desplazamientos diarios, contra tan solo un 9 % que utiliza vehículos motorizados privados. El compromiso del consistorio municipal es sólido y constante en el apoyo de medidas que mejoren el uso de la bicicleta. Ciudades como Oslo, Helsinki o París están realizando grandes avances para recortar las distancias con su liderazgo.
2. Utrecht, Países Bajos
Esta ciudad holandesa relativamente pequeña ha sobrepasado a Ámsterdam y ha obtenido el segundo puesto de este ranking. Está en marcha el proyecto para crear un aparcamiento con capacidad para 33.000 bicicletas alrededor de su estación central, dado que las 12.000 plazas actuales se han quedado cortas. Muchos de los carriles están equipados con un sistema de control de velocidad llamado Flo que avisa a los usuarios y usuarias de bicicletas si deben aumentar o disminuir su velocidad para no tener que detenerse en los semáforos. Al mismo tiempo está en marcha un gran plan para recuperar la estructura urbanística original de la ciudad, basada en canales.
3. Ámsterdam, Países Bajos
Aunque Ámsterdam sigue siendo un modelo de movilidad ciclista, en los últimos años parece que se ha quedado algo estancada. Por ejemplo, el número de scooters en la ciudad se ha disparado de ocho mil en el 2007 a 35.000 en el 2017. Existen planes para mejorar la infraestructura ciclista, pero están paralizados. La tipología urbanística de la ciudad la hace única, y combinar los diferentes medios de transporte que compiten en ella resulta especialmente complejo.
4. Estrasburgo, Francia
Durante décadas, Estrasburgo ha sido la ciudad francesa más propicia para el transporte en bicicleta. Una posición amenazada por los progresos de París, Burdeos o Nantes. Su sistema de bicis compartidas, Velhop, es líder en su clase, e incluye incluso bicicletas de carga para el transporte de mercancías. Como otras ciudades, la red de carriles bici se está completando con vías rápidas y un sistema radial que conecta con barrios de los suburbios y poblaciones vecinas. El mayor reto al que se enfrenta es uniformizar una infraestructura que ha crecido paulatinamente con soluciones muy diversas.
5. Malmö, Suecia
Desde el 2015 está en marcha un programa para convertir la bicicleta en el medio de transporte urbano por excelencia. Se acaba de abrir la Cykelhuset o Casa de la Bicicleta, un proyecto de viviendas sociales diseñadas teniendo en cuenta las bicicletas, y el Bicycle Hotel, que también ofrece a turistas equipamientos específicos para usar la bicicleta como transporte prioritario.
Se está mejorando el sistema de bicicletas compartidas, hay bicicletas de carga que se pueden coger en la estación central y hasta se está probando un sistema de recogida de basuras basado en bicicletas. También hay un ferry que conecta con Copenhague específico para viajar con bicicletas. Según el estudio, faltaría una apuesta más decidida para mejorar las infraestructuras básicas.
6. Burdeos, Francia
En el 2016 se aprobó el Plan vélo métropolitain para alcanzar el 20 % de los desplazamientos intraurbanos en el 2020. Siguen el modelo de Copenhague y se empiezan a dedicar algunas vías en exclusiva a bicicletas y peatones. Es la única ciudad francesa en la que utilizan la bicicleta más mujeres que hombres. Recientemente se aprobó dedicar 84 millones de euros a mejorar las infraestructuras ciclistas. El próximo objetivo de la ciudad es pacificar el tráfico y aumentar los aparcamientos para bicicletas.
7. Amberes, Bélgica
Es la mejor ciudad de Bélgica para viajar en bicicleta. El sistema de bicis compartidas se va a ampliar más allá del centro de la ciudad, y se están instalando aparcamientos más amplios en zonas estratégicas. Nuevos carriles a lo largo del puerto y el ambicioso plan para soterrar la autopista que rodea la ciudad son síntomas de que Amberes quiere acelerar su transformación urbanística. Amberes tiene el potencial para alcanzar el 25 % de desplazamientos en bicicleta en pocos años, aunque requerirá un esfuerzo extra para limitar el tráfico de automóviles.
8. Liubliana, Eslovenia
La declaración de Capital Verde Europea en el 2016 supuso un impulso decisivo para mejorar las infraestructuras de la ciudad. Su tamaño reducido facilita que las mejoras sean visibles en menor tiempo, y su reciente implementación facilita que sean ampliables más fácilmente. Sin embargo, el coche sigue estando en el centro de la movilidad, y el uso de coches privados para desplazarse sigue por encima de la media europea.
9. Tokio, Japón
Las estadísticas de la megalópolis nipona son impresionantes. Una quinta parte de los veinte millones de ciudadanos y ciudadanas que acceden al área metropolitana a diario en ferrocarril llegan a la estación de tren en bicicleta. Aunque las zonas turísticas están llenas de bicicletas, es en las áreas residenciales donde su presencia es más evidente. En muchas zonas, el 30 % de desplazamientos ya se realiza en bicicleta, y los aparcamientos para vehículos de dos ruedas son omnipresentes en la ciudad. Los Juegos Olímpicos del 2020 son una gran oportunidad para potenciar el uso de la bicicleta, reto en el que fallaron Londres o Río de Janeiro. Si la mayor área metropolitana del mundo consigue progresar en este sentido, habrá pocas excusas para las demás. La asignatura pendiente de Tokio es emular más el urbanismo europeo y menos el estadounidense, y mejorar la red de carriles bici exclusivos en el centro.
10. Berlín, Alemania
Su posición en el ranking ha mejorado gracias a un reciente referéndum que implicará un compromiso mayor de las autoridades para potenciar el uso de la bicicleta. Con un 13 % de desplazamientos en bicicleta, índice que alcanza el 20 % en algunas áreas, y un nuevo sistema de bicicletas compartidas que se estrenará este año, Berlín sigue progresando en este campo. Se está experimentando con áreas libres de tráfico y olas verdes de semáforos para ciclistas. Su mayor desafío es homogeneizar unas infraestructuras pensadas de manera fragmentaria e integrar la planificación para las bicicletas en su plan urbanístico global.
11. Barcelona, España
En una honrosa decimoprimera posición, los desafíos de Barcelona se parecen a los de Berlín. El compromiso de Ada Colau para apostar fuerte por la bicicleta ha encontrado dificultades debido a la débil posición de su gobierno, pero sigue adelante. Se ha aumentado la longitud de la red de carriles bici en un 20 %, y se prevé invertir veinte millones de euros en construir sesenta kilómetros adicionales. Las superislas, en período experimental y ciertamente controvertidas, pueden mejorar también las condiciones de desplazamiento para ciclistas, al igual que la asignación del contrato de Bicing a un nuevo concesionario. Según el estudio, aún queda mucho por mejorar para conseguir que la movilidad en bicicleta sea más directa y ágil y pueda competir con otros medios de transporte.
12. Viena, Austria
Es la primera gran ciudad que ha instalado un sistema público de bicicletas de carga, y subvenciona su adquisición. Dispone de mil kilómetros de vías ciclistas, aunque gran parte corresponde a sectores más pensados para el recreo que para el transporte. El centro de la ciudad ha pacificado notablemente su tráfico rodado, y se han dado pasos para cohesionar toda la red de carriles bici.
13. París, Francia
La alcaldesa Anne Hidalgo mantiene un firme compromiso con la bicicleta, aunque resulta incierto si cumplirá su promesa de alcanzar el 15 % de desplazamientos en la ciudad para el 2020. Sigue el despliegue para extender la red de bicis compartidas, Vélib, hacia toda el área metropolitana, aumentando a la vez el número de vehículos disponibles. Planes como implementar carriles bici en los Campos Elíseos demuestran la determinación municipal, aunque la densidad de la ciudad presenta serios desafíos en ese sentido. Los expertos creen que París es una candidata perfecta para el uso de la bicicleta como medio de transporte de mercancías, sirviéndose del río y los canales para el transporte primario y conectándolo con una flota de bicicletas de carga para el último tramo de las rutas de distribución.
14. Sevilla, España
Aunque la progresión de la capital andaluza ha sido espectacular en pocos años, el estudio detecta cierta ralentización. El plan que consiguió el objetivo de alcanzar un 7 % de desplazamientos en bicicleta requiere una renovación. El reto es mejorar la infraestructura ya existente, que peca de poco intuitiva para los usuarios y que a veces no está bien interconectada.
15. Múnich, Alemania
El uso de la bicicleta ya supera al de Berlín o Hamburgo, y ha construido más infraestructura que ninguna otra ciudad alemana en los últimos años. La señalización es clara y eficiente, y se están construyendo catorce grandes autopistas ciclistas para conectar el centro de la ciudad con su área metropolitana. El estudio echa en falta un compromiso político más concreto para alcanzar objetivos de movilidad específicos en un plazo determinado.
16. Nantes, Francia
Esta ciudad francesa entró con fuerza en el ranking a partir del 2013 gracias a un decidido compromiso político de su consistorio para normalizar el transporte en bicicleta. Un plan de cincuenta millones de euros en inversión persigue alcanzar un 12 % de desplazamientos en bicicleta (actualmente está en el 6 %) en el 2030. Un objetivo muy ambicioso teniendo en cuenta que Burdeos destina setenta millones para llegar al 15 % en el 2020. Se está invirtiendo en bicicletas de carga como parte de la logística integral de la ciudad, y en el paisaje urbano la presencia de las dos ruedas es cada vez más patente, en buena parte gracias al compromiso de los ciudadanos y las ciudadanas.
17. Hamburgo, Alemania
Aunque ocupa una envidiable posición, los planes para potenciar el uso de la bicicleta están estancados tras dos décadas de firme progreso. Dispone del sistema de bicicletas compartidas más exitoso de Alemania, y algunos barrios ofrecen una visión que poco tiene que envidiar a Ámsterdam y Copenhague. La ciudad necesita mejorar la señalización de la infraestructura existente y, según el estudio, deben corregirse problemas como el exceso de carriles que ocupan espacio peatonal.
18. Helsinki, Finlandia
Dispone de un moderno sistema de bicicletas compartidas inaugurado en el 2016 y que está teniendo un éxito notable. Su objetivo es alcanzar el 15 % de desplazamientos en el 2010, en línea con muchas otras ciudades europeas. Se hacen notables esfuerzos por mantener los carriles expeditos de nieve en invierno, un problema al que no se enfrentan ciudades más meridionales. Desde la década de los treinta del siglo pasado la ciudad contabiliza el uso de la bicicleta, por lo que su tradición al respecto le supone una ventaja competitiva. Se han aprovechado antiguas líneas férreas para crear infraestructuras ciclistas, aunque los carriles del centro necesitan ser actualizados y modernizados.
19. Oslo, Noruega
Aunque está lejos de los niveles de Ámsterdam o Copenhague, e incluso de Sevilla, la capital noruega está emprendiendo una agresiva transformación urbanística que favorecerá a las personas peatonas y a ciclistas. En el 2019 se cerrará el tráfico en el centro urbano a todos los vehículos de motor privados. También se están eliminando aparcamientos de manera masiva. La operación se denomina Oslo Standard, e incluye ayudas para adquirir bicicletas de distribución de mercancías. El camino para convertirse en un paraíso ciclista aún es largo, y requerirá notables inversiones para crear carriles segregados para bicicletas.
20. Montreal, Canadá
La única ciudad norteamericana de este ranking es pionera en su continente desde hace décadas. Construyeron carriles bici antes que nadie, aunque ahora deben modernizar una infraestructura algo anticuada. El barrio de Rosemont está sirviendo de proyecto piloto para instalar carriles de última generación, y se están desarrollando programas que combinan la inteligencia artificial con el big data para mejorar la movilidad de la ciudad. Entre las asignaturas pendientes figuran mejorar la seguridad de muchos de los antiguos carriles, muchos de los cuales ya están congestionados.